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¿Qué es y por qué se produce el cáncer?

Ramón Sánchez-Ocaña

Domingo 26 de febrero de 2023

ACTUALIZADO : Domingo 26 de febrero de 2023 a las 10:26 H

6 minutos

¿Qué es y por qué se produce el cáncer?
Ramón Sánchez-Ocaña

Domingo 26 de febrero de 2023

6 minutos

Todas las células de nuestro cuerpo se hallan en proceso de continua renovación. Es algo de lo que no somos conscientes, pero todos sabemos que el pelo y las uñas crecen, y que las capas superficiales de la piel se descaman. Bien, pues todos estos fenómenos, que se repiten en todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo, se producen porque un determinado número de células, al cabo de un determinado tiempo, muere (las superficiales de la piel que se descaman, las del pelo y de las uñas que han crecido, etc.), y debe ser sustituido  por el mismo número exacto de células. 

Este concepto es fundamental, porque alrededor de él gira todo aquello que, si las cosas van mal, puede conducir al cáncer

Es fácil comprender que si las células muertas fueran sustituidas por más de las necesarias, a la larga nos llenaríamos de bultos y nos convertiríamos en monstruos. Por eso disponemos de una maquinaria que vela constantemente por que a cada célula que se muere en nuestro cuerpo (y esto sucede cada segundo de nuestra vida para millones de células), la sustituya una del mismo tipo, a partir de la reserva de las “células madre”

Las instrucciones para que los “operarios” de la inmensa “fábrica” que es nuestro cuerpo no cometan errores en dicho proceso las marcan los genes. Nuestro código genético, que está contenido en el ADN de los cromosomas, no es sino un estricto manual de instrucciones para todas las operaciones que llevan a cabo constantemente las células de nuestro cuerpo. Las palabras están escritas en un alfabeto de tan solo 4 letras (A,T,C,G), pero las palabras y frases que componen las órdenes del manual son perfectamente conocidas, no solo por los “obreros” de la célula, sino ya también  por nosotros. 

Lo que sucede en ocasiones es que se introducen errores en las palabras del manual (lo que conocemos como “mutaciones”), y los operarios de la célula reciben órdenes que no son las correctas. Por tanto, las células, en lugar de multiplicarse en el número exacto necesario para sustituir a las que mueren en un determinado órgano, lo hacen en un número infinitamente superior, dando lugar a un “bulto” indeseado, a un “tumor”.

Eso todavía no es un cáncer, pero si se acumulan más errores en el manual, por ejemplo en las órdenes que hacen que las células se mantengan sujetas unas a otras, o en las órdenes que impiden que las células de un órgano invadan el de al lado, al final las células del “tumor”, que de por sí son un poco “anárquicas”, ya que se han multiplicado sin freno, se vuelven “locas” del todo, y se convierten en cancerosas; es decir, adquieren la capacidad no solo de multiplicarse sin límites, sino de invadir y colonizar otros órganos, lo que conocemos como “metástasis”. Esto último es lo que verdaderamente define al cáncer.

 

Encuentran en un panteón el ADN de cinco generaciones enteras

¿Qué es una mutación, causa de muchos cánceres?

Las mutaciones son precisamente los cambios en las órdenes del “manual de instrucciones”. Por tanto, las mutaciones son la causa de todos los cánceres.

Con un breve ejemplo, lo entenderemos fácilmente: consideremos la orden “no se multipliquen”. Figurémonos que, por lo que sea, se pierde la palabra “no” (lo que en lenguaje especializado se conoce como “deleción” de únicamente dos letras, y que además se transpone al final de “multipliquen” la palabra “se” (lo que se conoce en genética como “translocación”). Obtendríamos la orden (“multiplíquense”), que es exactamente la contraria a la original. Cuando a lo largo de la vida de una célula se acumulan varios de dichos errores, es cuando se puede convertir en cancerosa. 

Por eso la edad es uno de los mayores factores de riesgo para desarrollar un cáncer; porque hay más tiempo para que se acumulen mutaciones en una determinada célula.

¿Cómo se producen las mutaciones?

En general, pueden ser producidas por todo aquello que dañe el ADN (las letras del “manual” contenido en los cromosomas). Todo  lo que puede dañar al ADN se denomina “mutágeno”; es decir, con capacidad de originar mutaciones.

Las radiaciones y los productos químicos (conocidos también como “cancerígenos”) son los más frecuentes y estamos permanentemente expuestos a ellos, por lo cual no es raro que se produzcan mutaciones con frecuencia.

¿Por qué no todo el mundo padece un cáncer?

Porque la célula dispone de numerosos mecanismos de defensa del ADN. En primer lugar goza de una serie de procedimientos de reparación del ADN dañado, que “ha perdido letras” o en el cual han cambiado de sentido o de lugar las “palabras” (un “corrector de lenguaje”, podríamos decir). Lo malo es que las órdenes que controlan dichos procedimientos también están contenidas en el “manual”, el propio ADN, y nos hallamos frente a una pescadilla que se muerde la cola, ya que ellas mismas pueden sufrir mutaciones.

Sin embargo, la importancia de esas órdenes que impiden fallos en el sistema es tan grande, que la célula dispone de un doble circuito de seguridad. Como todo el mundo sabe, las células poseen un doble juego de cromosomas, uno proveniente del padre, y otro proveniente de la madre; es decir, DOS manuales de instrucciones. Para que los mecanismos de reparación del ADN y de freno de la multiplicación celular funcionen correctamente, basta con que UNO de ambos manuales contenga las órdenes correctas, aunque se hayan introducido errores (“mutaciones”) en el otro.

Estas órdenes importantísimas para que las células puedan multiplicarse correctamente y quedarse en su sitio, a pesar de que ocasionalmente puedan introducirse en el manual de instrucciones órdenes perversas, se conocen en el lenguaje de la genética como “genes oncosupresores”, o supresores de tumor.

La célula, además, contiene un mecanismo final de emergencia, para cuando los genes oncosupresores no pueden contrarrestar el efecto de errores (mutaciones) que se han introducido en el manual de instrucciones: dispone de un número de órdenes (genes) de reserva, que obligan a la célula que se va a convertir en cancerosa a suicidarse. Cuando la célula recibe dichas órdenes, en efecto, como un buen samurai, se suicida (lo que se conoce como “apoptosis”), y así se impide que se pueda reproducir y dar lugar a un cáncer.

En qué medida las células pueden activar los mecanismos de defensa mencionados frente a las agresiones externas depende del código genético de cada una de ellas; es decir, de la predisposición individual heredada de los progenitores. Por eso unos individuos desarrollan cáncer con más facilidad que otros.

¿El cáncer se debe a agentes exteriores?

Por lo que acabamos de explicar, básicamente sí. La facilidad para desarrollarlo de cada individuo depende de cómo sea capaz de defenderse de las agresiones (mutaciones) provocadas por dichos agentes exteriores.

Ocaña responde

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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