Sociedad

Excesos de mortalidad en las CCAA, reflejo de la calidad de la gestión de la pandemia

Victoria Zunzunegui

Viernes 19 de marzo de 2021

ACTUALIZADO : Viernes 19 de marzo de 2021 a las 11:02 H

6 minutos

La epidemióloga Victoria Zunzunegui analiza los datos de las comunidades más afectadas por la Covid

Excesos de mortalidad en las CCAA, reflejo de la calidad de gestión de la pandemia
Victoria Zunzunegui

Viernes 19 de marzo de 2021

6 minutos

La pandemia COVID-19 ha causado un exceso de defunciones en España que se puede cuantificar comparando el periodo de pandemia con el periodo anterior. Según el Instituto nacional de Estadística, en el periodo epidémico desde enero de 2020 a febrero de 2021 se registraron 560 690 defunciones, 101 938 defunciones más que las 488 751 registradas en el periodo pre-epidémico, desde enero de 2019 a febrero del 2020.

En los siguientes párrafos se compara la diferencia de mortalidad en cada CC.AA entre ambos períodos (pre-epidémico y epidémico) con las defunciones que se esperaría observar si el exceso de 101.938 defunciones se distribuyera de forma proporcional al tamaño de la población de cada comunidad autónoma y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

En Madrid se ha dado un 48% de sobremortalidad

Ilustramos los cálculos con varios ejemplos. Cataluña tiene el 16,17% de la población de España y por tanto, le corresponderían el 16,17% del exceso de 101.938 defunciones, es decir 16.480. Sin embargo, en Cataluña se ha registrado una sobremortalidad de 20.828 defunciones, 4.348 más de las que se podría esperar que expresado en porcentaje es el 26,4%, (4.348/16.480) *100.

Repitiendo el cálculo para la Comunidad de Madrid, se ha observado una sobremortalidad de 21.497 defunciones entre enero de 2020 y febrero de 2021 respecto al periodo anterior, cuando le correspondería el 14,26% de 101 938, es decir 14.532. Por tanto en la Comunidad de Madrid se observa un exceso de 6.965 defunciones, el 48% sobre lo que se podría esperar si las defunciones se distribuyeran de forma proporcional a la población.

Otras comunidades

En otras CC.AA se observa un defecto de defunciones sobre lo que se podría esperar si la mortalidad se distribuyera de forma proporcional a la población. Por ejemplo, en Canarias se han registrado 749 defunciones más entre enero de 2020 y febrero de 2021 que en el periodo previo. Canarias tiene el 4,73% de la población española, y por tanto se podría esperar un exceso de mortalidad de 101 938 *(4,73/100) = 4.818 defunciones. En consecuencia, en Canarias se observan 4.069 menos defunciones que las que se podrían esperar. Canarias es la CC.AA que ha tenido menos defunciones en comparación con el año previo a la pandemia.

En la figura 1. se presenta el exceso de mortalidad observado en España durante los primeros meses de la pandemia respecto a los meses que la precedieron. Se observa que la Comunidad de Madrid y las comunidades vecinas, Castilla y León y Castilla La Mancha han sufrido los mayores excesos de mortalidad. Algunas CC.AA. que habían conseguido controlar la pandemia en 2020, se han visto muy afectadas en la tercera ola y tienen excesos de mortalidad en el rango intermedio. Este es el caso de Extremadura y la Comunidad Valenciana. Las comunidades insulares (Islas Baleares y Canarias) han estado menos afectadas, han registrado menos defunciones de las que cabría esperar por el tamaño de su población.

Grafico

Causas del exceso de mortalidad

Es razonable suponer que el exceso de mortalidad se debe principalmente a la combinación de las defunciones directamente causadas por la COVID-19 y las defunciones causadas por las deficiencias en la atención sanitaria a otras patologías. este exceso de defunciones es consecuencia de la mala gestión de la pandemia: las políticas sanitarias que no se basan en la ciencia, el fracaso en la prevención de la entrada del virus en las residencias de personas mayores, la falta de preparación de las estructuras de salud pública y del sistema sanitario para afrontar epidemias y el incumplimiento de las medidas preventivas por parte de la población.

Entre todo lo anterior hay que destacar la falta de prevención de la COVID-19 en las residencias de personas mayores. La Secretaría de derechos sociales estima que alrededor del 50% de las defunciones en la primera ola ocurrieron en residencias de mayores. Durante la segunda y tercera ola el virus SARS-CoV-2 ha continuado invadiendo las residencias y causado gran mortalidad. Se pueden consultar los informes de ActuarCOVID que lo demuestran para las residencias de la Comunidad de Madrid.

El caso de las residencias

En ningún momento se han adoptado las medidas necesarias para evitar la entrada del virus en las residencias de personas mayores aun sabiendo que la mortalidad por COVID-19 de las personas mayores que se infectan en las residencias alcanza un 25% en el caso de acceder a la atención sanitaria adecuada. Hay que tener en cuenta que la mortalidad fue muy superior aquí en España durante la primera ola en aquellas Comunidades Autónomas que utilizaron protocolos de exclusión, como ya denunciaron los médicos de comunicación y Amnistía Internacional.

Cada muerte en cada familia ha causado y sigue causando un inmenso dolor. La pérdida de estas 101.938 defunciones podría haber sido al menos parcialmente evitable. España es uno de los países con mayor mortalidad de la Unión Europea pero dentro de España hay grandes variaciones según Comunidades Autónomas. Urge llevar a cabo una evaluación rigurosa e independiente de la gestión de la pandemia COVID-19 en cada CC.AA y en todo el Estado Español.


Victoria Zunzungeui

María Victoria Zunzunegui es epidemióloga y ha participado activamente en las investigaciones realizadas durante la pandemia por el grupo Actuar Covid

Sobre el autor:

Victoria Zunzungeui

Victoria Zunzunegui

Victoria Zunzunegui (Bogotá, Colombia, 1951) es epidemióloga y miembro del Comité de Expertos de 65Ymás.

Licenciada en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid, master en Bioestadística y doctora en Epidemiología por la Universidad de Berkeley (California), consiguió convalidar su doctorado gracias a la labor que desarrolló durante años en escuelas de salud pública investigando los factores sociales que afectan a las enfermedades.

Es profesora honoraria de la Escuela de Salud Pública de Montreal –donde dio clase desde 1999– y de la Escuela Nacional de Sanidad. En 2014 puso en marcha junto a varios profesionales de distintos campos la fundación Finsalud, una organización centrada en estudiar los efectos del fraude bancario sobre la salud. Entre los promotores de la plataforma también está su hermano, Fernando Zunzunegui, abogado especializado en regulación financiera y fundador de un despacho centrado en este tipo de casos.

Su investigación trata sobre las causas sociales de la salud a lo largo de la vida y en especial en la vejez y examina las desigualdades socioeconómicas y de género en la salud física y mental de las personas mayores.

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