Cómo diferenciar entre el lado de verano y el de invierno de nuestro colchón

El cambio de armario no el único que tenemos que hacer con la llegada de una nueva temporada, ya sea de cara al calor o el frío, como ocurre en este caso. Otros elementos de nuestro hogar también necesitan adaptarse a la bajada de temperaturas para proporcionarnos la mayor comodidad y sacar el mayor provecho a sus funciones. 

Uno de estos elementos son los colchones y es que, aunque no lo parezcan a simple vista, están pensados para ofrecer unas propiedades diferentes en invierno y en verano, al menos en la mayoría de los casos, es por ello que suelen contar con dos lados, que es recomendable saber distinguir.

La forma más sencilla de diferenciarlos es consultar las especificaciones del colchón, si aún las conservamos. En caso contrario, podemos buscar la etiqueta que suelen llevar cosida en una esquina o algún lateral, en donde vendrá especificado si cuentan con dos lados y cuál es cada uno. 

Si no podemos consultar ninguna etiqueta tampoco, tendremos que observar detenidamente cada lado, después de asegurarnos que, efectivamente, el respectivo colchón cuenta con dos lados diferentes, según indican diferentes blogs y tiendas especializadas. 

Lado de verano

Los colchones, aunque a simple vista no parezcan tener diferencias, cuentan con un lado de verano y otro de invierno. El de verano está pensado para facilitar la transpiración y resultar más fresco, pensado especialmente para las altas temperaturas y las noches calurosas. 

Para ello, se utilizan materiales que suelen ser más frescos, como el algodón, el lino, la microfibra o la seda. Algunos incluso tienen una capa de un gel que permite que estemos más frescos o microperforaciones para favorecer la circulación del aire y la transpirabilidad. 

Lado de invierno

En este caso, el lado de invierno se caracterizará por ser más acogedor y cálido, para proteger mejor contra el frío. Para ello, contará con materiales más cálidos que los antes mencionados, como la lana o el poliéster. También la seda, debido a sus propiedades para regular la temperatura del cuerpo. 

Para diferenciar esta cara de la de verano, podremos fijarnos en las capas que la componen, ya que usualmente serán más gruesas y cálidas al tacto. 

Ten en cuenta que, más allá de aprovechar al máximo las funciones del colchón, realizar estos cambios llegado el momento nos permitirá un mejor mantenimiento del mismo, al consumirse de forma gradual y uniforme por ambos lados.