El cáncer de páncreas no es de los más frecuentes. Su incidencia a nivel mundial supone algo más del 2% del total de cánceres posibles. Aunque como advierte la Asociación Española Contra el Cáncer (@aecc_es), su presencia se ha incrementado en las últimas décadas.
La función de este órgano, parte de nuestro sistema digestivo, es fundamental en el proceso de absorción de los alimentos, especialmente en lo referido a la descomposición de las grasas y, además, la producción de hormonas esenciales para el control de la glucemia, como la indispensable insulina.
La falta de apetito e incluso el rechazo a la comida es una situación bastante común en las personas que sufren este tipo de cáncer. En este sentido, la Fundación Española del Aparato Digestivo (@saludigestivo) insiste en la importancia de una dieta variada, equilibrada y con alto contenido calórico y proteico como complemento básico a cualquier tratamiento.
Los expertos recuerdan la importancia de adaptar la dieta a las particularidades de cada paciente (edad, estado físico general, tipo de cáncer, tratamientos recibidos en cada momento…). En el cáncer de páncreas tiene especial incidencia la ausencia de apetito, que no solo puede provocar desnutrición y debilidad, sino también derivar en el llamado Síndrome de Anorexia-Caquexia que, como señala la Asociación Cáncer de Páncreas (@ACanPan), puede llegar a afectar al 80% de las personas que sufren este tumor.
Sin embargo, este síndrome no es sinónimo de desnutrición. Es una patología compleja y consiste en un aumento anormal del metabolismo basal que, si no se compensa con una adecuada ingesta de carbohidratos y proteínas, conlleva una notable pérdida de peso e incluso un deterioro funcional que empeora la evolución de la enfermedad.
Una dieta que mejore la calidad de vida de los pacientes con cáncer de páncreas no requiere, en principio, limitar el consumo de determinados alimentos, sino seguir una serie de pautas como las que recoge el libro Comer para Vencer el Cáncer (@NobelEdiciones), que avala la Sociedad Española de Oncología Médica (@_SEOM).
1. Lo ideal es hacer seis comidas al día que incluyan cantidades moderadas de alimentos. Tras cada una, conviene reposar unos minutos, pero sin tumbarse.
2. Es importante comer en un ambiente tranquilo, cuidando la presentación de cada plato y masticando despacio todos los ingredientes.
3. Es básico combinar la dieta equilibrada con las preferencias del paciente y optar por recetas enriquecidas que incrementen su densidad energética. Como ejemplos:
4. Para estimular el apetito, un corto paseo de 10-15 minutos antes de las comidas y la ingesta de una pequeña cantidad de caldo o alguna fruta o zumo ácido preparará el estómago para la comida posterior.