Cuando uno tiene dolores o molestias de tipo muscular, el masaje realizado por quiromasajistas es una de las opciones para liberar esa tensión que se acumula en ciertas partes del cuerpo y eliminar ese dolor. Y una de las técnicas empleadas es la conocida como amasamiento digital para la que se emplea la presión de los dedos sobre esos músculos agarrotados. Así, y tras empezar con el pulgar, se sigue practicando este masaje con el resto de dedos de la mano mientras se van haciendo movimientos lentos.
Aparte del empleo de los dedos (incluyendo, también, una especie de pellizcos para eliminar adherencias), dentro del amasamiento digital se incorporan un sinfín de variedades para las que se pueden usar la palma y el dorso de la mano con el objetivo de dar sutiles golpes, fricciones o vibraciones en las zonas indicadas.
Hablamos de un masaje que se efectúa con la intensidad adecuada a cada tipo de paciente y dolencia y que resulta de gran eficacia para relajar y destensar la musculatura en sesiones de recuperación tras haber hecho un esfuerzo deportivo.
Pero el amasamiento digital no solo está indicado para las personas que hacen ejercicio físico, sino que uno de los objetivos de este tipo de masaje es mejorar el riego sanguíneo con esos movimientos sobre esa zona para, así, eliminar algún coágulo que se haya podido formar y favorecer la elasticidad.
También resulta muy eficaz en los casos en los que la musculatura está atrofiada debido a una falta de actividad por llevar una vida sedentaria o bien, tras una lesión ósea que ha tenido a esa persona inmóvil durante bastante tiempo.
Pero no solo a nivel físico se nota una mejoría en este sentido, sino que esta técnica también ha demostrado sus buenos resultados en casos de insomnio, agotamiento mental, situaciones de estrés o ansiedad.
Pese a los beneficios de la aplicación del amasamiento digital por parte del quiromasajista, no debemos olvidarnos de algunos casos en los que no está recomendada esta práctica manual. Así pues, entre las contraindicaciones se encuentran la existencia de heridas sangrantes, fracturas o traumatismos recientes, enfermedades de la piel, si esa persona sufre taquicardias o tiene una afección tumoral, entre otras situaciones.