La leche calma el picante: ¿mito o realidad?

A la hora de comer comida picante, es importante conocer qué bebidas o alimentos pueden acabar con la fuerte sensación de picor. Popularmente se cree que la leche es la mejor opción para acabar con el ardor. 

Cuando ingerimos alimentos, los diferentes elementos y sustancias químicas que provocan su sabor se disuelven con la saliva y son trasportadas por toda la boca. Los sabores alcanzan los diferentes receptores que hay dispersos por las papilas gustativas, y estas se encargan de enviar una señal al cerebro que depende del tipo de comida que tomemos. 

En el caso de la comida picante, los receptores del dolor, los que se encargan de saber si la comida está muy caliente, son los encargados de percibir la sensación de ardor que provoca la comida picante. Sin embargo, existen sustancias capaces de interactuar con estas fibras sin provocar una sensación desagradable o dolorosa en la boca. Una de estas sustancias es la capsaicina, la cual provoca la sensación de picor y está presente en alimentos como las guindillas, los chiles o los pimientos de padrón. 

La capsaicina es capaz de transmitir una sensación de ardor y calor agradable a las neuronas del dolor, no obstante, lo más característico es su condición de sustancia lipofílica, es decir, que no se puede disolver en agua, pero sí en líquidos oleosos. Por este motivo, si al tener una sensación picante en la boca tomamos agua, lo más probable es que la sensación se extienda por toda la boca. 

La leche es la mejor opción 

Para eliminar la capsaicina, hay que utilizar un alimento que la disuelva por completo, como por ejemplo la leche. La parte más grasa de la leche es capaz de acabar con el ardor de boca sin extenderlo. Sin embargo, la leche no es la única capaz de acabar con la capsaicina, cualquier sustancia oleosa tendrá el mismo resultado. 

Sin duda, la leche es la mejor solución ante el picor, ya que posee caseína una proteína que contienen los lácteos capaces de neutralizar la capsaicina. Esta proteína es capaz de encapsular las sustancias picantes, impidiendo que vuelva a estar en contacto con otro receptor de la boca.