Cartas a la directora

Por un sistema de pensiones justo: pragmatismo para eliminar los coeficientes reductores

Antonio Hernández Santodomingo

Domingo 8 de junio de 2025

7 minutos

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Antonio Hernández Santodomingo

Domingo 8 de junio de 2025

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La lucha por un sistema de pensiones equitativo en España se enfrenta a un obstáculo estructural: la persistente desigualdad entre el Régimen General de la Seguridad Social (RGSS) y el Régimen de Clases Pasivas del Estado, agravada por la inacción de los sucesivos Gobiernos en reformar sistemas como la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (Muface). Mientras los trabajadores del RGSS soportan coeficientes reductores permanentes que merman sus pensiones por jubilarse anticipadamente, los funcionarios disfrutan de jubilaciones a los 60 años sin penalizaciones y de un modelo de protección social privilegiado a través de Muface.

Esta disparidad, perpetuada por motivos políticos y posibles conflictos de intereses, es insostenible desde los puntos de vista jurídico, ético y social. Por puro pragmatismo, todos los esfuerzos deben centrarse en una reforma alcanzable: que los coeficientes reductores en el RGSS se reduzcan progresivamente cada año hasta eliminarse al alcanzar la edad ordinaria de jubilación. 

Una desigualdad estructural: Clases Pasivas y Muface

El Régimen de Clases Pasivas, regulado por el Real Decreto Legislativo 670/1987, permite a los funcionarios ingresados antes de 2011 jubilarse a los 60 años, con 30 años de servicio, sin sufrir recortes en su pensión. En contraste, los trabajadores del RGSS afrontan coeficientes reductores de entre el 2,81% y el 21%, aplicados de forma permanente, incluso en casos de jubilación forzosa por despidos colectivos o reestructuraciones.

Esta desigualdad se agrava con Muface, un sistema de mutualidad que garantiza a los funcionarios civiles acceso a una cobertura sanitaria privada de alta calidad, financiada mayoritariamente con fondos públicos, sin un equivalente para los trabajadores del RGSS, que dependen del sistema público de salud.

La inacción de los Gobiernos, independientemente de su signo político, en reformar estos regímenes es alarmante. Mientras el RGSS ha sido objeto de reformas estrictas (Ley 27/2011, Ley 21/2021) para garantizar la sostenibilidad frente al envejecimiento demográfico, Clases Pasivas y Muface han permanecido prácticamente intocados

 Las recomendaciones del Pacto de Toledo y el Componente 30 del Plan de Recuperación instan a la equidad y sostenibilidad, pero los Gobiernos han optado por mantener privilegios para los funcionarios, un colectivo influyente que representa entre el 40% y el 60% de los cargos en el Gobierno y el Congreso. Esta resistencia plantea serias dudas jurídicas y éticas.

El debate jurídico: ¿es legítima la resistencia?

Desde un punto de vista jurídico, la perpetuación de Clases Pasivas y Muface sin reformas podría vulnerar el artículo 14 de la Constitución Española, que prohíbe la discriminación por cualquier circunstancia personal o social. La diferencia de trato entre funcionarios, que acceden a jubilaciones anticipadas sin penalizaciones y a una cobertura sanitaria privilegiada, y los trabajadores del RGSS, que afrontan recortes permanentes y dependen del sistema público, carece de una justificación objetiva en un contexto de reformas orientadas a la igualdad.

Los Gobiernos argumentan que estos regímenes protegen derechos adquiridos y responden a la naturaleza del empleo público, pero esta defensa resulta débil cuando sectores privados con condiciones similares han sido reformados sin miramientos.

A nivel europeo, la Directiva 2000/78/CE y el artículo 21 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE prohíben la discriminación por tipo de empleo o edad. La jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE (Hütter, C-88/08) exige que las diferencias de trato sean proporcionadas, un estándar que la inacción en Clases Pasivas y Muface no cumple.

Aunque la UE tiene competencias limitadas en pensiones y Seguridad Social (art. 153 del TFUE), la falta de reformas podría ser cuestionada si perpetúa una desigualdad desproporcionada. Países como Francia y Alemania han armonizado progresivamente sus regímenes de pensiones y protección social, un modelo que España debería emular.

El debate ético: un conflicto de intereses inaceptable

Éticamente, la resistencia a reformar Clases Pasivas y Muface es indefendible. La sobrerrepresentación de funcionarios en la política, especialmente en cuerpos superiores (jueces, inspectores, letrados), plantea un conflicto de intereses evidente: ¿están los políticos-funcionarios protegiendo estos regímenes para salvaguardar sus propios beneficios?

La Ley 40/2015 exige imparcialidad a los responsables públicos, pero la inacción sugiere una priorización de los intereses de un colectivo privilegiado sobre el interés general. Para los trabajadores del RGSS, que ven sus pensiones recortadas tras décadas de cotización, esta desigualdad es una afrenta moral que socava la confianza en las instituciones.

Muface en particular, simboliza esta injusticia. Mientras los funcionarios acceden a una sanidad privada financiada con fondos públicos, los trabajadores del RGSS dependen de un sistema público saturado, sin opción a un trato equivalente. La falta de voluntad para integrar Muface en el sistema público de salud o para extender beneficios similares al RGSS refleja una falta de compromiso con la equidad, un principio que debería guiar cualquier política de pensiones y protección social.

Pragmatismo: centrarse en la reducción progresiva de coeficientes

Aunque colectivos como la asociación Asjubi40 han defendido la eliminación total de coeficientes reductores para largas carreras de cotización, las resistencias políticas y los retos financieros hacen de esta meta un objetivo complejo a corto plazo. Por puro pragmatismo, proponemos centrar todos los esfuerzos en una reforma más alcanzable: que los coeficientes reductores en el RGSS se reduzcan progresivamente cada año hasta eliminarse al alcanzar la edad ordinaria de jubilación (66 años y 8 meses en 2025 para quienes tengan menos de 38 años y 3 meses cotizados).

Esta medida ofrece ventajas claras:

- Equidad: Evita castigar de por vida a trabajadores que, en muchos casos, se jubilan forzosamente por circunstancias externas, asegurando que todos reciban pensiones acordes a sus contribuciones al llegar a la edad ordinaria.

- Proporcionalidad: Cumple con los principios del derecho comunitario, al ser menos gravosa que los recortes permanentes, y responde a las recomendaciones del Pacto de Toledo de flexibilizar el sistema.

- Presión para reformar Clases Pasivas y Muface: Al modernizar el RGSS, se genera un precedente que podría forzar la revisión de Clases Pasivas (por ejemplo, introduciendo coeficientes reductores temporales hasta los 65 años) y de Muface (integrándola en el sistema público o ampliando sus beneficios al RGSS).

Un llamamiento a la acción

La inacción de los Gobiernos en reformar Clases Pasivas y Muface, combinada con la perpetuación de coeficientes reductores permanentes en el RGSS, es una injusticia que no podemos tolerar. Desde Asjubi40 y otros colectivos de pensionistas, debemos movilizarnos para exigir:

- Una reforma legislativa urgente del RGSS que implemente la reducción progresiva de coeficientes reductores, como un primer paso hacia la equidad.

- Un debate público sobre la armonización de Clases Pasivas y Muface con el RGSS, eliminando privilegios injustificados y abordando el conflicto de intereses de los políticos-funcionarios.

- Acciones europeas y judiciales: Presentar quejas a la Comisión Europea por posible vulneración de la Directiva 2000/78/CE, peticiones al Parlamento Europeo para comparar prácticas con otros Estados miembros, y litigios estratégicos ante tribunales españoles o el TJUE para denunciar la discriminación.

La lucha por un sistema de pensiones justo requiere pragmatismo y determinación. Centrar nuestros esfuerzos en la reducción progresiva de coeficientes reductores es una meta viable que beneficia a miles de trabajadores del RGSS y abre la puerta a reformas más amplias. No permitamos que los intereses de una élite prevalezcan sobre la equidad. Juntos, podemos construir un sistema que valore las contribuciones de todos, sin distinciones injustas.


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Antonio Hernández Santodomingo