Pasar a convivir en pareja las 24 horas del día por la jubilación: aumentan los "divorcios grises"

Cómo divorciarse siendo mayor de 65 años

La jubilación marca el comienzo de una etapa vital. Dejar de trabajar y tener mucho más tiempo libre que antes, hace que muchas personas tomen decisiones que llevaban años rumiando como volver a estudiar, realizar el viaje de sus sueños o pasar más tiempo con la familia. Pero no todo es positivo y también hay personas que deciden poner fin a su matrimonio cuando se jubilan: "Hemos notado como han aumentado las consultas en temas de divorcios en personas que dejan de tener actividad laboral y permanecen más tiempo juntos", nos cuenta la abogada de Legálitas, Cristina del Puerto.

Y añade: "El comienzo de la jubilación se hace un poco más compleja porque muchos pasan de verse unas horas al día, a pasar 24 horas juntos, y a veces esa gestión resulta complicada", nos explica la abogada.

Aunque la experta no cuenta con el dato de cuántas de estas consultas llegan a materializarse, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 se registraron en nuestro país 76.685 divorcios, de los cuales 7.723 fueron de personas mayores de 60 años, lo que representa un 10,07% de los divorcios totales.

Estas rupturas matrimoniales se conocen como “divorcios grises”, un término acuñado por  Susan Brown, profesora de sociología de la Universidad de Bowling Green, para hacer referencia al aumento de los divorcios entre mayores de 50 años en las últimas décadas.

Y es que si nos fijamos en los datos del INE, desde 2013 hasta 2019, la cifra de personas mayores de 60 años que decidieron divorciarse aumentó considerablemente, hasta caer de manera pronunciada en 2020, año de la pandemia, cuando la cifra de divorcios en este grupo representó el 8,11% del total. 

"El motivo de este descenso fue el COVID. Durante el tiempo del confinamiento se paralizaron los plazos procesales y todo lo que estaba pendiente quedó a la cola, por lo que los divorcios no se gestionaron hasta pasados meses", nos aclara la abogada de Legálitas.

Tras la pandemia, los divorcios han seguido aumentando y Del Puerto cree, que en el caso de los mayores de 60 años se debe a que "no tienen vida en común, pues normalmente una de las partes es la que ha prestado servicios dentro de casa y la otra fuera. Entonces, la que deja de trabajar no sabe cómo gestionar ese tiempo y se generan encontronazos".

La abogada nos comenta que el cónyuge que ha dedicado toda su vida al cuidado del hogar puede sentirse como "sirvienta de la otra parte cuando los dos están en la misma situación".

Fuente: INE

La situación económica también influye en el aumento de divorcios tras la jubilación porque "en muchas ocasiones los ingresos se ven disminuidos y, por tanto, la situación económica es diferente y los recursos pueden verse reducidos y eso provoca, como dice el refrán, que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana", asegura Del Puerto.

Las separaciones: diferencias notables entre los mayores 

De lo que no tienen que preocuparse las personas que decidan poner fin a su matrimonio a esta edad (o a cualquiera) es de su testamento: "Si tenemos un testamento hecho, podemos hacer otro revocando el anterior. Es más, cuando se produce una separación, aunque sea una separación de hecho, el cónyuge ya pierde esos derechos hereditarios", aclara la abogada. 

Sobre las separaciones que menciona la abogada también tenemos los datos del INE y al igual que en el caso de los divorcios, las separaciones presentan cambios a lo largo del tiempo, con una caída marcada en 2020. Para hablar de las separaciones, es interesante diferenciar entre el grupo de 60 a 69 años y los mayores de 70 años. El grupo de 60 a 69 años registra el mayor número de separaciones, alcanzando su pico en 2017, descendiendo en 2020, y recuperándose después de la pandemia.

Fuente: INE

Por su parte, el grupo de 70 y más años presenta cifras considerablemente menores, aunque sigue un patrón similar: alcanzó su máximo en 2019 con 324 separaciones, descendió notablemente con la pandemia (222) y aunque después ha seguido aumentando, en 2023 disminuyó notablemente, registrándose 251 separaciones. 

Tanto las separaciones y los divorcios en este grupo de edad, donde, como comentaba anteriormente la abogada, uno de los miembros del matrimonio no ha cotizado, "este se queda sin recursos y, por lo tanto, hay que valorar el establecer una pensión compensatoria en base a la pensión de jubilación".

Y añade: "Muchos divorcios de este tipo pasan a ser contenciosos porque la parte que recibe la pensión no está dispuesta a que un porcentaje o una parte de su pensión pase directamente a la otra parte".

Pero los tiempos han cambiado y en muchos de los matrimonios que actualmente están a punto de alcanzar la edad de jubilación, ambos cónyuges contarán con una pensión y, por lo tanto, no tendrán tanta dependencia económica: "Una persona que depende económicamente de otra, se piensa mucho el divorcio cuando la convivencia empieza a ser incómoda", asegura Del Puerto.

"Pero si ambas partes tienen recursos económicos, esta idea de 'voy a esperar' desaparece. Ya no tenemos hijos menores. La mayor parte de ellos, ya son mayores y tienen su vida, ya no viven ni siquiera en la vivienda familiar, entonces ya no se espera porque si tienes tus propios ingresos, no tiene sentido aguantar esta situación", apunta la experta.

Los hijos, que en otras ocasiones pueden ser un motivo para no divorciarse, en estas edades ya no lo son: "Los hijos son como una especie de tope para tomar la decisión. Tenemos la errónea idea de que tenemos que aguantar para no perjudicar a nuestros hijos", lamenta la experta.

Enero y septiembre, los meses con más divorcios

La jubilación no es el único factor que lleva a las personas a divorciarse de sus parejas y los meses de verano y Navidad también acaban con muchos matrimonios: "El motivo principal es la convivencia. Tenemos vidas muy aceleradas, pasamos la mayor parte fuera de casa, nos vemos para la cena y poco más. Las semanas pasan de forma muy rápida porque estamos muy activos y en el periodo vacacional pasamos mucho tiempo juntos, y ahí salen cosas que a lo largo del año no salen", explica la abogada.

"La convivencia es el detonante de muchas de las separaciones. En el caso del periodo estival y del periodo de las Navidades, viene también provocado por la convivencia con los familiares. Al final estamos como un poco condicionados, obligados a reunirnos en esas fiestas con las familias de una parte y de la otra parte y no siempre es cómodo para uno u otro", argumenta Del Puerto.

La abogada también nos ha contado, que sin tener datos concretos, las mujeres suelen ser las que más acuden en busca de información: "A partir de edades más avanzadas, las consultas que me llegan a mí, suelen ser de mujeres que están dispuestas a dar el paso de separarse".

A todas ellas (y a ellos), Del Puerto aconseja "tener perspectiva. En muchas ocasiones somos impulsivos y debemos entender que con la jubilación empezamos una nueva vida o una vida completamente diferente a la que teníamos hasta el momento, y puede que sea un choque y no sepamos gestionarlo. Pero esta decisión no debe tomarse en caliente. Evidentemente, si la convivencia es insoportable, no hay que esperar 10 años para tomar la decisión, pero tenemos que tener en cuenta no solo la cuestión jurídica, sino también los sentimientos", concluye.

¿Qué dicen los psicólogos?

Precisamente, sobre la cuestión emocional, hemos preguntado a Ana Lucas, directora de Psico-salud, y lo primero que nos ha explicado que la decisión de separarse pasados los 50 años no tiene por qué estar relacionada con una "gran crisis visibles sino por un desgaste prolongado o por la toma de conciencia de que la vida aún tiene mucho que ofrecer y que no se quiere seguir compartiendo desde la resignación".

La experta apunta a que la convivencia no siempre es fácil y con el tiempo se pueden acumular roces y se puede perder la ilusión o el contacto emocional: "A veces, esto puede repararse con compromiso y ayuda profesional. Y cuando es así, continuar el camino con la persona que uno ha elegido puede ser una de las experiencias más gratificantes de la vida", apunta.

Sin embargo, cuando la relación se vuelve gris —cuando deja de haber alegría, conexión o proyecto compartido—, separarse puede ser la opción más saludable, aunque dolorosa. “No se trata solo de decir adiós a una persona, sino a toda una estructura de vida: hay que reorganizar lo doméstico, lo emocional, lo social y lo económico. Y también hay que hacer un duelo doble: el de la persona que se va y el de la vida que ya no será”, agrega.

Y aconseja: "Por eso, recomiendo encarecidamente iniciar terapia desde los primeros indicios de crisis, o incluso en nuevas relaciones. Hoy, además, contamos con herramientas tecnológicas —como la inteligencia artificial— que permiten hacer una primera exploración del estilo de apego, los patrones vinculares o las necesidades relacionales. No sustituyen a una terapia, pero pueden dar una valiosa orientación inicial. Todos llevamos un escáner emocional en el bolsillo: nuestro teléfono puede ser el primer paso para revisar cómo está nuestra relación"

"En definitiva, puede ser una oportunidad para renacer, reconectar con uno mismo y vivir con mayor plenitud. Y, a la vez, no olvidemos que compartir la vida en pareja, cuando es desde un lugar sano y consciente, sigue siendo una de las formas más hermosas de acompañarnos en el tiempo".