Sabores del mar y del mestizaje: la gastronomía de Ceuta

Ceuta se saborea. Más allá de sus murallas centenarias, de sus vistas que abrazan dos continentes y de su convivencia cultural única, la ciudad ofrece un viaje sensorial a través del paladar. Aquí, el mestizaje no solo se respira en las calles: se degusta en cada plato. La gastronomía ceutí es la suma de historias compartidas, herencias culturales y productos que llegan frescos cada día del mar que la rodea.

El mar de Ceuta, ese que se abre al Atlántico y se funde con el Mediterráneo, es el gran protagonista. De él nacen los sabores más reconocibles de la cocina local, una cocina donde el pescado no es solo un ingrediente, sino una declaración de identidad.

El mar en el plato

En la lonja del puerto, cada mañana, llegan meros robustos, pargos brillantes y caballas con sabor a tradición. También atunes rojos de almadraba que luego se transforman en cortes precisos, en tatakis o en guisos memorables. El pez espada, la corvina o la melva se suman a una lista que llena los menús de los restaurantes locales, ya sea en forma de caldereta, al horno o con un simple toque de plancha que respeta su sabor.  Y entre las recetas con más carácter, destaca el mero al rigamonti, joya de la cocina local que rinde homenaje a la tradición marinera ceutí.

Y no solo es pescado. Ceuta también es tierra de marisco: gambas, cigalas y langostinos que apenas necesitan cocción, coquinas que se abren al ajillo, almejas, navajas o mejillones que huelen a mar.

Tapas que cuentan historias

En Ceuta, el tapeo es más que una costumbre: es una forma de vivir. Ir de bar en bar, pedir unas cañas y compartir pequeños bocados es casi un ritual. Tortillitas de camarones, cazón en adobo, chocos fritos o boquerones recién salidos de la freidora conviven con elaboraciones más especiadas que evocan el alma norteafricana de la ciudad.

Pinchitos que se brasean con mimo, tajines, hariras intensas o cuscús aromáticos son habituales en la mesa ceutí y para los más atrevidos, unos corazones de pollo a la plancha -una delicia-. La fusión de culturas convierte cada comida en una experiencia mestiza, auténtica y sin artificios.

¿Dónde comer en Ceuta?

La ciudad ofrece una oferta gastronómica tan diversa como su identidad. Desde tabernas con solera hasta restaurantes de autor que reinventan el producto local, Ceuta invita a sentarse a la mesa con curiosidad y apetito.

• 'El Bugao'. Alta cocina marinera de la mano del chef Hugo Ruiz. Creatividad, técnica y producto de temporada en un espacio donde el atún es arte. Reconocido con un Sol Repsol.
• 'El Refectorio. Enclave histórico, platos elegantes y sabor mediterráneo. Ideal para quienes buscan una experiencia serena y cuidada.
• 'El Cielo'. Vistas al puerto deportivo y cocina con carácter. Perfecto para arroces, pescados frescos y toques contemporáneos.
• 'La Barraca'. Un clásico del tapeo. Sin pretensiones, pero con mucho sabor. Mariscos, frituras y platos tradicionales en pleno centro.
• 'Restaurante Oasis'. Cocina marroquí que conquista por el paladar. Tajines, pastelas y sabores especiados en un entorno acogedor.
• 'Ítaca'. Fusión mediterránea, arroces sugerentes, tempuras bien ejecutadas y una terraza que invita a quedarse.
• 'La terraza de Menchu'. Ambiente local y carta para tapear con autenticidad. Pulpo a la brasa, pinchitos morunos y pescado del día.
• 'La Morena'. Espacio moderno, carta original. Ideal para compartir embutidos selectos, conservas o una sorprendente pizza de cecina.
• 'El Camarón'. Marisquería de toda la vida. Raciones generosas, pescado frito y producto fresco. Sencillez que enamora.

Comer Ceuta, saborear su alma

Porque sí, en Ceuta se tapea. Y se hace con pasión. Con una cerveza bien fría, un plato de boquerones y buena conversación, uno empieza a entender que la ciudad también se conoce desde la mesa. Aquí, la gastronomía no es un complemento: es parte esencial del viaje.

Degustar Ceuta es recorrer su historia, descubrir su diversidad y conectar con su gente. Y como todo buen destino que se respeta, la ciudad se queda en el recuerdo también por su sabor.