Pensiones

La inmigración no basta para garantizar las pensiones, hace falta un ‘plan B’, advierte Fedea

65ymás

Martes 8 de marzo de 2022

4 minutos

Aboga por una política migratoria proactiva para atraer jóvenes cualificados con dominio del español

La inmigración no basta para garantizar las pensiones, hace falta un ‘plan B’, advierte Fedea. Foto: bigstock
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Martes 8 de marzo de 2022

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La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea)  ha advertido de que una elevada inmigración "no será suficiente" para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, y aboga por una política migratoria "proactiva y selectiva", que busque atraer a inmigrantes jóvenes "bien cualificados y tan culturalmente cercanos como sea posible".

En un artículo elaborado por Ángel de la Fuente, Fedea (@socialfedea) repasa la evolución observada y prevista de la natalidad, la mortalidad y las migraciones en España, así como su impacto sobre la población del país y su estructura por edades durante el último medio siglo y el medio siglo que viene.

Fedea subraya que el envejecimiento de la población duplicará la tasa de dependencia de mayores de aquí a 2050, "poniendo una gran presión" sobre el sistema de pensiones y otras partidas importantes de gasto público, como la sanidad y la dependencia.

Uno de los factores que podrían mitigar este 'shock', según el artículo, sería un "fuerte y sostenido" repunte del saldo inmigratorio neto. Aunque De la Fuente no considera tal repunte "descartable", advierte de que "sería muy arriesgado dar por sentado que llegará y durará lo suficiente para resolver los problemas del sistema de pensiones". Así, considera que, como mínimo, "haría falta un plan B".

La inmigración no basta para garantizar las pensiones, hace falta un ‘plan B’, advierte Fedea. Foto: bigstock

Inmigración cualificada

Para facilitar la sostenibilidad de las cuentas públicas, Fedea entiende que se necesitaría además que el grueso de los inmigrantes que llegaran a España fueran jóvenes, con un nivel de cualificación elevado y un buen dominio del idioma. No obstante, señala que esto podría no ser fácilmente alcanzable, especialmente si el influjo migratorio es elevado.

Asimismo, avisa de que un fuerte influjo de población procedente de países con culturas e idiomas muy diferentes al español "podría generar complicados problemas de absorción, como ha sucedido en otros países europeos".

"Por ambos motivos, convendría no caer en la tentación de pensar que una política migratoria laxa podría ofrecer soluciones indoloras a los problemas de nuestro sistema de pensiones. Más útil sería una política migratoria proactiva y selectiva que busque atraer a inmigrantes bien cualificados y tan culturalmente cercanos como sea posible", apunta De la Fuente.

La inmigración no basta para garantizar las pensiones, hace falta un ‘plan B’, advierte Fedea. Foto: bigstock

El proceso de envejecimiento avanza

En el artículo se analizan las proyecciones de población elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Eurostat y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Fedea afirma que, pese a sus diferencias, estas tres proyecciones apuntan hacia una continuación del proceso de envejecimiento, iniciado en los últimos 50 años por el fuerte aumento de la esperanza de vida y, muy especialmente, por el desplome de la tasa de natalidad hasta situar a España entre los países con menores índices de fecundidad del mundo.

"La fortísima entrada de inmigrantes que se produjo durante la primera década del siglo permitió revertir parcialmente este proceso durante algún tiempo, pero la llegada de la crisis de 2008 puso fin a la tregua y supuso la vuelta en pocos años a la tendencia previa de la tasa de dependencia de mayores", dice.

De cara al futuro, Fedea señala que las proyecciones de población elaboradas por las agencias estadísticas española y europea y por la AIReF coinciden en que, una vez superado el bache del Covid, la esperanza de vida continuará aumentando a buen ritmo durante las próximas décadas con los avances en medicina y salud pública.

También coinciden en que las bajas tasas de natalidad actuales comenzarán a recuperarse en alguna medida, acercándose a las de los vecinos europeos, pero sin alcanzar el nivel de 2,1 hijos por mujer que sería necesario para mantener la población constante en ausencia de flujos migratorios.

"Menos acuerdo existe sobre la posible evolución de la inmigración neta, una variable con un comportamiento pasado mucho más volátil que la natalidad o la mortalidad y por ello más difícil de predecir con un mínimo margen de confianza", afirma Fedea.

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