España acaba de superar la barrera de los 10 millones de mayores de 64 años, según el Censo Anual de Población del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 2,5% más que hace un año. Los mayores ya representan el 20,7% de la población. El envejecimiento de la población supone un desafío de primer orden para la economía y hay sectores que así lo reconocen ya.
La patronal del Seguro, Unespa, lo acaba de señalar como uno de los principales retos para el sector. “El envejecimiento, el cambio climático o la digitalización exigen respuestas innovadoras por parte del seguro. Por eso, el sector trabaja para cerrar la brecha de protección y fomentar una cultura de prevención”, ha dicho Mirenchu del Valle, presidenta de Unespa. En cuanto al reto de la longevidad, Mirenchu del Valle considera que es uno de los grandes desafíos sociales de España, y es necesario articular soluciones que acompañen a una población cada vez más longeva, diversa y con nuevas necesidades de protección.
Durante su participación en el encuentro ‘LíderesResponsables’, organizada por la Fundación SERES, Del Valle ha destacado cómo los retos sociales se han convertido en factores determinantes para la competitividad empresarial. La presidenta de Unespa ha reflexionado sobre el futuro del sector asegurador y su evolución hacia un modelo más centrado en las personas.
Ha señalado que el incremento de riesgos globales —sociales, climáticos y tecnológicos— obliga a reforzar la prevención, a acompañar mejor a los asegurados y a innovar en productos y procesos para responder a los nuevos contextos: “El seguro es la mayor plataforma de servicio que existe actualmente. Formamos parte de todo el ciclo vital de las personas y, por esta razón, damos acceso a servicios muy variados: atención sanitaria, talleres de automóviles, reparadores domésticos, abogados… Nuestras coberturas se adaptan a la realidad social. A esto se suma, además, una apuesta decidida por la digitalización que permite interactuar de manera continuada con nuestros asegurados”. En esta línea, ha destacado que estamos ante un sector asegurador que ha cambiado, más cercano a la ciudadanía, más transparente y consciente de su papel como garante de estabilidad social. Además, ser conscientes de los retos sociales genera propósito en la empresa”.
"En un contexto de incertidumbre y cambio constante, el seguro aporta certeza. Nuestro objetivo es cerrar la brecha de protección” ha dicho Mirenchu del Valle. La denominada ‘brecha del aseguramiento’ es la disparidad entre la cobertura de seguros que es económicamente necesaria y beneficiosa para la sociedad y el nivel de cobertura realmente adquirido. Según un reciente informe de Mapfre Económica, esta brecha se amplió hasta los 41.400 millones de euros en 2024, incrementándose en 9.900 millones respecto al año anterior.
Este aumento de la brecha de aseguramiento del mercado español obedece primordialmente a que su comportamiento ha sido peor que el observado en algunos de los mercados más desarrollados de referencia, particularmente en lo que se refiere al desempeño del segmento de los seguros de vida.
Durante la jornada, Mirenchu Del Valle ha explicado cómo el sector asegurador ha respondido a los impactos de la DANA mediante medidas de acompañamiento, atención temprana y soluciones que buscan reducir los efectos económicos y emocionales de este tipo de eventos climatológicos. “Las inundaciones de Valencia nos han mostrado la relevancia de contar con protocolos automáticos de colaboración público-privada para dar una solución temprana a los asegurados, así como la importancia de estar asegurados y adecuadamente protegidos. Cuando se produce un suceso de gran impacto, el seguro es la mejor garantía de recuperación” ha señalado.
Por su parte, Fernando Ruiz, presidente de Fundación SERES, ha señalado que “si hay un sector cuya razón de ser está profundamente ligada al valor social es el asegurador. Ha demostrado una enorme solidez incluso en momentos de crisis y mantiene siempre un propósito claro: proteger a las personas. Su actividad está conectada con aspectos esenciales de la vida —la jubilación, la vivienda, la salud— y su impacto social es mucho más amplio de lo que a veces percibimos.”
