El incremento de las pensiones debería ser igual para todos

Soy consciente de que no es lo mismo predicar que dar trigo y que defender una causa, por muy justa que sea, no está al alcance de muchas personas si esto conlleva arrojar piedras a su tejado. Con esto no pretendo blanquear lo que manifiesto a continuación y quiero añadir que me aconsejaron que me olvidase de defender a quienes tienen las pensiones más bajas frente a quienes las tienen más altas porque solo conseguiría perder el tiempo. Pero como el tiempo me sobra más que el dinero, me voy a darme el gusto de derrocharlo un poco.

Hace ya tiempo que observo un hecho que asombrado me tiene y, conforme más tiempo pasa, más crece mi asombro. No puedo entender y, hasta ahora nadie me ha aclarado el porqué, si la cuantía que recibe cada pensionista a la hora de su jubilación es en razón de lo que hubiesen cotizado, parece de perogrullo, que después de su jubilación, cuando ya todos han dejado de pagar a la Seguridad Social, el incremento de las pensiones también debería de ser igual para todas, y no que, agarrándose, creo que de manera torticera, a hacer la revalorización porcentual y no lineal, consiguen de forma sencilla algo que me parece vergonzoso: que por cada euro que aumentan las pensiones más bajas aumentan unos cuatro las más altas. Esto que parecería increíble que alguien se atreviese a proponerlo es completamente cierto. A todo esto, para más inri, si un año el IPC es negativo, las pensiones quedaran inalteradas, aquí si de forma lineal. ¡Ole tu salero!

Ahora bien, entre los jubilados con pensiones medias altas, en general, consideran que ellos siguen pagando mucho más en la declaración de la renta, al parecer, sin tener en cuenta que las pensiones son consideradas rentas del trabajo y por ello pagan como cada cual, ni más ni menos. Pero buscan tener alguna compensación y que esa compensación la soporten las pensiones más bajas. De alguna manera puedo entender a quienes tienen las pensiones más altas, porque la revalorización porcentual les favorece, y no poco, pero quienes tienen pensiones medias, que en general no les favorece ni les perjudica un sistema u otro, causa pena ver que prefieren favorecer a quienes tienen las mejores pensiones antes que favorecer a quienes tienen las mínimas.

No deja de sorprenderme, aunque no mucho, escuchar a sindicalistas, periodistas, tertulianos... hablar de lo divino y lo humano, pero sobre esto que denuncio ni la mínima mención. Parece que no les interesa demasiado.

¿Y nuestros políticos? Los viejos, los jóvenes y los recién nacidos, que se llenan la boca anunciando su afán en la defensa de los más necesitados. Qué hermoso ejemplo de cómo se camina con las palabras hacia adelante y con los hechos hacia atrás. Continuamente me pregunto qué han podido hacer estas personas. Conozco algunas con más de 45 años cotizados, que ahora con más de 80 y con una pensión que apenas si llega a los 800 euros, tienen que soportar con resignación una revalorización que cada vez los aleja más de los que más cobran.

Sé que no están infestados, ¿es posible que estén penando alguna especie de pecado original? No lo sé, lo que sí sé es, que hoy en día, hasta los perros tienen quienes los defiendan y, por estas personas nadie con alguna influencia mueve un dedo a su favor y, que yo sepa, no ha habido alguien que se haya muerto de vergüenza.

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