Foto: Big Stock
Domingo 23 de abril de 2023
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Como bien decía Eduardo Madinaveitia, mi primer jefe y desde entonces amigo, en el prólogo del informe Los sénior, un colectivo injustamente olvidado por las marcas, realizado conjuntamente por 65YMÁS y Comscore (@Comscore_ES), en colaboración con la consultora Comunicas, quienes vivimos los comienzos de internet llegando a nuestra treintena somos ahora unos señores de más de cincuenta años o, incluso, rondamos los sesenta.
A mí me tocan 55 en breve y hace casi 30 años comencé a trabajar en una empresa interesada en lo nuevo y que supo aprovechar mi curiosidad para abrirme la puerta a casi 30 años de vida profesional relacionada con lo digital, por lo que sospecho en quién pensaba Eduardo al escribir su prólogo.
Ya no miramos con curiosidad y lejanía a los de “65 y más”, un segmento de edad que, para quienes hemos trabajado toda nuestra vida profesional con estudios de audiencias publicitarias, marcaba la frontera entre los targets atractivos —los de alta capacidad de consumo— y los targets secundarios —de baja intensidad de consumo salvo en horas de la televisión tradicional—.
No, esa barrera se acerca y vemos cómo, a diario, compañeros de profesión, amigos y familiares llegan a ese momento de pasar a mejor vida —la del jubilado, se entiende— en plenitud profesional y personal, lo cual en estos días implica manejarse con soltura en eso de la digitalización. Los nacidos en los 60 somos, salvo error o enmienda —que todo puede ser—, la generación a jubilar en los próximos diez años y llegamos a ese momento cargados de bagaje digital: no somos nativos digitales, pero la digitalización nos ha convertido en homo digitalis.
Ya no compramos papel para informarnos y no mandamos papel para contar nada; no vamos a los bancos, reservamos casi todo online, dejamos de acumular vinilos —y casetes y CDs y DVDs— y estamos aprendiendo a criar niños, adolescentes y adultos a golpe de Wikipedia y WhatsApp. Hemos sustituido la abultada cartera y el manojo de llaves de nuestros padres por un teléfono inteligente que reúne, cual navaja suiza que mejor no perder, todo lo que se supone que necesitamos en nuestra vida diaria.
Los actuales “65 y más” han sido nuestra avanzadilla, pero esperen a que lleguemos los que vamos detrás, esa cohorte de españoles nacidos entre 1960 y 1975, nuestro baby boom nacional, que suma la mayor generación española de la historia y la primera digitalizada: va a ser muy interesante
