David Hole descubrió en 2015 una roca roja en el parque de Maryborough (Australia) y la guardó porque pensaba que contenía oro.
Durante un tiempo trató de abrirla, según cuenta en un artículo The Sydney Morning Herald, pero al final la entregó al Museo de Melbourne para que la analizasen.
Y fue ahí donde surgió la sorpresa: descubrieron que no se trataba de una roca normal y corriente sino que era un resto de meteorito de 17 kilos.
Y en concreto, uno de más de 4.000 millones de años.
Además, no contenía oro, sino que tenía partículas de hierro y níquel.
Prospector's mystery rock was no nugget, but something much rarer https://t.co/hPA6FUiPbw
— joyce (@luminoska) July 17, 2019
De esta manera, según cuentan los expertos entrevistados, se trataba de un trozo de un meteorito común, pero muy valioso por tener esferas de diferentes minerales.
Y también tenía una forma interesante. “Tenía un aspecto esculpido y con hoyuelos”, indica el experto que analizó la pieza.
"Eso se forma cuando atraviesan la atmósfera, se están derritiendo por fuera y los esculpe", asegura.
"Si viste una piedra en la tierra como esta y la recogiste, no debería ser tan pesada", apunta.
Finalmente, la antiguedad de la piedra, cuentan, no era mucha, puesto que dataron su llega a la Tierra de menos de 200 años.
Pero el dato más curioso es que este trozo de roca espacial podría venir de Júpiter, donde orbitan muchos asteroides de esta tipología.
