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Sus respuestas son rápidas, directas y contundentes. Nunca le ha importado tener que pagar un precio por su libertad, dejando a un lado ofertas millonarias para proyectos en los que no creía. Haciendo honor al título de uno de sus grandes éxitos televisivos, sigue empeñado en ir por la vida “como Pedro por su casa”. A sus 74 años, ha llegado a esta conclusión: “Ya no quiero tener razón, pero sí derecho a no tener razón”. 

Pedro Ruiz (@ElPedroRuiz) es una de “las voces de nuestra vida”, una voz que remueve conciencias cuando habla. Está acostumbrado a pagar un alto precio por ejercer esa libertad: no le importa cruzar desiertos en solitario. Y, si no le quedara más remedio, afirma, “cogería una guitarra y cantaría en un bar”. Tampoco está dispuesto a aceptar las exigencias de una televisión que ensucia más que lava. “Cuando el agua está sucia, querido Javier, es mejor no bañarse”, confiesa. 

 

 

Actor, presentador, poeta, escritor de canciones, showman, humorista… Lleva desde los años 60 haciendo muchas cosas, sin traicionar sus principios más elementales. Es un hombre polivalente, que diría Valdano. Un profesional que vive al margen de las redes sociales y de las nuevas tecnologías. Un comunicador al que le gusta ir de frente, convencido de que “somos un fracaso y la invasión de Ucrania es una ratificación de lo que digo”. 

En esta entrevista, concedida a 65YMÁS, no deja títere con cabeza. Habla de su madre, a la que cuidó durante doce años después de haber sufrido un ictus, y de los derechos constitucionales de los mayores (“la Constitución dice que no se puede discriminar por razones de edad, religión, pensamiento, etc…”). 

Pedro Ruiz reflexiona en voz alta sobre su manera de entender la vida, de la condición humana, de la dictadura de las productoras en las televisiones comerciales, de la autocensura, de los odios que ya parecían olvidados entre españoles y hasta de la invasión rusa de Ucrania. Tampoco le importa pronunciarse sobre el rey padre: “tiene que pagar por los borrones que ha echado sobre su vida privada o extramonarcal”. 

“Cuidar de mi madre no lo considero un trabajo, sino una obligación”; “el que dice que tenemos un precio es porque conoce el suyo”; “los seres humanos somos un chimpancé mal terminado”; “la televisión, desde mi punto de vista, se ha convertido en una dictadura de las productoras y de los directivos”; “no quieren hombres libres, quieren gente que esté monitorizada”; “con el odio se vende más que con la concordia”, “el rencor es hacer fotocopias del dolor cada día”. Son frases suyas, pronunciadas en esta entrevista, donde expresa lo que siente y cómo lo siente. 

 

 

Pedro Ruiz ha tocado tantos palillos, tiene tantos registros, ha hecho tantas cosas diferentes en la vida, que resulta complicado resumir su dilatada trayectoria profesional. Comenzó en la radio haciendo el aullido del lobo en una radionovela de RNE; fue el creador y primer presentador de Estudio Estadio en TVE, a principios de los 70; se puso el mundo por montera en el programa Como Pedro por su casa y disfrutó de la televisión pública que le gusta con un espacio de entrevistas en profundidad que se llamó La noche abierta. 

Ahora quiere volver a televisión, hace teatro –su última obra fue Loc@s, reir nos cura– compone canciones, escribe poemas y sigue practicando la sana costumbre de lanzarse a la piscina de su casa, desde un trampolín, tanto en invierno como en verano.