La 'píldora masculina', cada vez más cerca

Gracias a los constantes avances de la ciencia, podemos decir que cada vez está más cerca el anticonceptivo masculino. Esta píldora es desarrollada por científicos de la Universidad de Cornell (EEUU) y aún se encuentra en fase experimental. Se ha realizado un primer ensayo con ratones y se demostró que el anticonceptivo detiene el movimiento de los espermatozoides.

Lonny Levin, profesor de Farmacología en el Centro Médico Weill Cornell de nueva York, asegura que el momento de que un hombre vaya a una farmacia a comprar la píldora masculina, está cada vez más cerca. Levin es, junto al farmacólogo Jochen Buck, autor principal de la investigación que asegura la eficacia de este método.

Según los resultados publicados en Nature Communications, los efectos de esta píldora tienen una duración máxima de tres horas. Apoyada por los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses, la investigación indica un posible anticonceptivo no hormonal que se puede tomar poco antes de la actividad sexual.

Las pruebas en ratones indicaron que la eficacia del anticonceptivo se mantuvo en un 100% durante las primeras dos horas, y se redujo a un 91% en la tercera hora. El compuesto suele desaparecer tres horas después, cuando los espermatozoides comienzan a recuperar su movilidad. Cabe destacar que la capacidad de fertilidad se recupera al día siguiente en su totalidad.

Aún no se prueba en humanos

La seguridad de este anticonceptivo masculino todavía no ha sido probada en humanos, y aún se desconoce si tiene efectos secundarios. Para que esto se haga realidad, tienen que ser replicados en otros experimentos con animales, y si todo va bien, en ensayos clínicos. En la actualidad, los preservativos y la vasectomía son las únicas opciones reales anticonceptivas utilizadas por los hombres.

En el trabajo también ha sido clave la colaboración del Instituto de Descubrimiento Terapéutica Tri-Institucional (TDI), organismo que trabaja con la Universidad Cornell, el Centro del Cáncer Memorial Sloan Kettering y la Universidad Rockefeller para acelerar el descubrimiento de fármacos en fases tempranas.