Paula Buedo
Motor
¿Te pueden multar por salpicar a un peatón?
Esta es la sanción que establece la DGT
Vas caminando por la acera en uno de esos días de abundante lluvia. Esquivas los charcos como puedes mientras vas haciendo malabares para cubrirte bien con el paraguas. Parece que podrás llegar a tu destino sin mojarte demasiado cuando, de pronto, un coche pasa junto a ti y quedas totalmente empapado por el agua de ese gran charco que ha sido atravesado por el vehículo sin ninguna precaución. Esta escena tan desagradable para el peatón puede tener consecuencias económicas, según la Dirección General de Tráfico.
Pese a que es un cliché clásico, en ocasiones humorístico, de innumerables películas, se trata de una práctica irresponsable, aunque común, que puede ser sancionada. Así lo establece la DGT, que fija una multa de hasta 100 euros por salpicar a un viandante. Si, además, el coche circula con exceso de velocidad, la multa se puede disparar hasta los 600 euros.
Se trata de una infracción leve, que busca disuadir a los conductores de comportamientos imprudentes, recogida en el artículo 46.1 del Reglamento General de Circulación. En él, se señala lo siguiente: “Se circulará a velocidad moderada y, si fuera preciso, se detendrá el vehículo cuando las circunstancias lo exijan, especialmente al circular por pavimento deslizante o cuando pueda salpicarse o proyectarse agua, gravilla u otras materias a los demás usuarios de la vía”.
Conducir con lluvia aumenta el peligro en carretera
Las inclemencias del tiempo no son las mejores compañeras cuando se coge el coche. Los peligros de la carretera se multiplican y los conductores deben agudizar aún más sus sentidos para no perder ni un solo detalle de su entorno. Con la lluvia, no solo empeora la visión, se ralentiza la circulación y proliferan los atascos, sino que los accidentes ocurren con mayor frecuencia.
Conducir imprudentemente por encima de los charcos es una práctica peligrosa que puede poner en peligro a quien maneja el vehículo y al entorno. Al estar la carretera mojada, la adherencia se ve bastante reducida y se tarda más en frenar. Además, se puede producir el fenómeno del aquaplaning. En este caso, las ruedas pierden tracción y el conductor deja de tener control sobre el vehículo.
La DGT tiene por objetivo garantizar la seguridad de los conductores, pero también de otros usuarios de la vía. Los peatones, por tanto, también están protegidos por el reglamento. Por eso, existe una multa establecida para quienes no presten atención al entorno y salpiquen a otro usuario. Así, se cumple el artículo 2 del Reglamento General de Circulación, que establece que “los usuarios de la vía están obligados a comportarse de forma que no entorpezcan indebidamente la circulación ni causen peligro, perjuicios o molestias innecesarias a las personas, o daños a los bienes”.
Si, además, el salpicón se produce circulando a más velocidad de la permitida, los 100 euros pueden convertirse en 600. Conducir demasiado rápido cuando las condiciones meteorológicas son adversas es imprudente, ya sea en autopista o en poblado.
Otras malas prácticas cuando llueve
El mantenimiento del vehículo es una obligación fundamental del conductor. Cualquier elemento en mal estado conlleva un aumento del riesgo en carretera y de la posibilidad de ser víctima de un accidente de tráfico. Esto, añadido a las malas condiciones ambientales, puede suponer también sanciones económicas.
En el caso de la lluvia, es de vital importancia no llevar el limpiaparabrisas en buen estado. La visibilidad de la carretera y del entorno es una necesidad imperativa para conducir con seguridad. Por este motivo, se debe evitar tener defectuosa esta pieza, pues se encarga de posibilitar la visión del entorno cuando el cristal se llena de gotas que la entorpecen. De no ser así, las multas pueden alcanzar los 200 euros.
Esta misma cantidad es la sanción en caso de no haber realizado un correcto mantenimiento de los neumáticos. Es imprescindible revisarlos a menudo para controlar la presión y el dibujo. De no hacerlo, los giros y las frenadas pueden hacer que se pierda el control sobre el vehículo.
Cuando se conduce con lluvia hay otras malas prácticas que aumentan el riesgo para uno mismo y los demás. Las luces deben encenderse para contribuir a la visibilidad y es necesario aumentar la distancia de seguridad entre vehículos para, en caso de que se produzca un frenazo brusco, sea posible anticiparse, ya que la frenada en pavimento mojado es más larga que cuando está seco. Estas dos prácticas pueden costarte 200 euros y, en el caso de no respetar la distancia de seguridad, también cuatro puntos del carné.