El cuasi monopolio de la banca perjudica a los clientes mayores

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La crisis económica de 2008, que en España llevó a que miles de trabajadores y trabajadoras perdieran sus trabajos y, como consecuencia, sus viviendas por impago de los préstamos que las entidades bancarias les habían concedido para su adquisición, en muchos casos de forma temeraria, tuvo algunas consecuencias indeseadas.

La primera de estas consecuencias fue que el Estado español tuvo que rescatar a las entidades bancarias, especialmente a las cajas de ahorros, con más de 64.000 millones de euros de dinero público. Una cantidad exorbitante, que las entidades bancarias no han devuelto y, lo que es más grave, no lo van a devolver. Esto tiene mucho que ver en la forma con que el Gobierno del Partido Popular manejó la situación de quiebra de las cajas de ahorros.

La segunda consecuencia tiene que ver con la concentración bancaria que a raíz de la crisis se ha producido por la venta de las cajas de ahorro ya saneadas con dinero público y luego vendidas, más bien regaladas, por lo poco que pagaron por ellas, a unos pocos bancos a los que la crisis había afectado en menor medida.

Ahora podemos decir que en España hay un sistema bancario de cuasi monopolio, que imposibilita la competencia entre bancos para ofrecer mejores condiciones a sus clientes, sobre todo a las personas mayores que tienen depositados sus ahorros en los bancos.

La carrera de continuas subidas del precio del dinero (actualmente en el 4%) que está siguiendo el Banco Central Europeo (BCE), emulando a la Reserva Federal de EEUU, está perjudicando especialmente a las familias que tienen préstamos hipotecarios (el euribor al 4,16%) sobre sus viviendas y a la concesión de préstamos personales, por el alto interés impuesto.

En el año 2022, los grandes bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Unicaja y Bankinter) obtuvieron unos beneficios de 20.850 millones de euros. En el primer trimestre de 2023, el beneficio ha alcanzado la cantidad de 5.700 millones de euros. Contrastan estas cantidades con las dificultades de las familias para poder pagar sus hipotecas a causa de la subida del dinero, los altos intereses por los préstamos personales y la no remuneración de los ahorros de las personas mayores y los pequeños ahorradores.