Viernes 22 de enero de 2021
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Estoy por pensar que la naturaleza terminará por castigar severamente al ser humano por su vanidad y vicios. Ya lo hizo a lo largo de la historia de múltiples formas y con múltiples resultados y no hemos aprendido nada de todo ello. Pero yo ahora lo asemejo más que todo lo demás a Sodoma y Gomorra. El ejemplo palpable de ello es ese mantra de los políticos y empresarios de "salvemos el turismo", "salvamos la Navidad", Salvemos las Fallas", Salvemos la Feria de Abril", etc. porque los resultados después de esos acontecimientos son que a los 15 días lo que vemos con horror y miedo es más contagios, muertes, enfermedad y destrucción de la economía.
En esas dos ciudades, Dios, la naturaleza o vaya usted a saber quién, actuó en consecuencia cortando por lo sano, y eso que se les ofrecieron fórmulas para aminorar el castigo. Pero como tenemos y teníamos –en aquella época también– a los gobernantes que tenemos –que se pide cuidar el clima para que no nos devore y ellos prefieren seguir ganando dinero para los que más tienen, a cambio de que el clima se envenene y mañana no podamos ni respirar, no ya comer o vivir dignamente– así nos va.
Y con la pandemia del Covid que vive la humanidad, con más de 1.700.000 de muertos y millones de enfermos ya para el resto de sus vida muchos de ellos, pasa lo mismo que con Sodoma y Gomorra. La juventud, que no la inteligencia, prefiere el vicio y el frenesí de las fiestas sin tener el más mínimo pudor y sentido de la responsabilidad, dado que se contagian en ellas, lo llevan a sus domicilio y sus mayores mueren.
Y aunque Trump o Johnson han emulado a Lot –no han hecho caso en absoluto– por suerte para ellos, no se han convertido en estatuas de sal como castigo a su posición sobre la pandemia. ¡Qué pena!
Pero como con Jericó, los humanos veremos caer los muros de esa pandemia y con ella la venda de los ojos de la juventud para llevar a buen puerto a nuestras familias y amigos y semejantes. Dios nos ayude, porque falta nos hace, y que guíe a tanto joven descarriado con los vicios de la vida.
Paulino González (Móstoles, Madrid)
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