Sábado 6 de noviembre de 2021
2 minutos
Los mandatarios mundiales se reunieron en Glasgow para tratar el problema de la contaminación del planeta, transmitiéndonos mensajes apocalípticos sobre su futuro. Parece que olvidan que los avances y el desarrollo de los países se ha producido cuando no existían estas preocupaciones y, por tanto, convendría preguntarse si los subdesarrollados podrán salir adelante con las limitaciones que ahora se quieren imponer, y si tenemos derecho a pedir que las cumplan.
Nos advirtieron de la gravedad de un calentamiento global de 2,7 ºC de aquí al 2100 y, por ello, piden reducir las emisiones de gas para que la temperatura no supere los 1,5º C o 2ºC. Pero, ¿es esto tan grave cuando, por ejemplo, en España, la diferencia entre la temperatura máxima y mínima, en un mismo año, puede variar aproximadamente de -20º a + 40º, es decir 60 grados? Difícil de entender.
Cuidado pues con las obsesiones, las modas, los pregoneros del catastrofismo y los compromisos que asuma Pedro Sánchez, pues los 1.350 millones de euros anuales que alegremente ha prometido en la “cumbre”, los pagaremos nosotros.
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