Opinión

Poniendo el foco en la salud mental de los cuidadores

Belén González Glaría y Debora Moral Cuesta

Miércoles 20 de diciembre de 2023

3 minutos

Poniendo el foco en la salud mental de los cuidadores

Miércoles 20 de diciembre de 2023

3 minutos

“El cuidador es la luz en la oscuridad que supone el alzhéimer para aquellos que lo sufren” (Diario de un Cuidador).

Acercándose la Navidad me acuerdo de los dichos tradicionales en los que se recalca que lo más importante no son los regalos sino los momentos que pasamos con nuestros seres queridos

Siendo médico con especial interés por los pacientes con deterioro cognitivo, me gustaría poner el foco en ESOS CUIDADORES, muchos de ellos esposos o esposas, hijos o hijas que ven como, poco a poco, el mundo de su familiar se va reduciendo a recuerdos del pasado. Esos cuidadores para los que el amor y cariño que sienten es suficiente para notar el gran vínculo que les une y para ver, en esas miradas que reciben por parte de su familiar enfermo, signos de la reciprocidad de este sentimiento. Esos cuidadores que en estas marcadas celebraciones pasan las horas ofreciendo los cuidados más básicos. Esos cuidadores que, a pesar de lo duro de los cuidados, prefieren compartir su tiempo con la persona con demencia y renunciar del disfrute “de comidas copiosas y largas charlas familiares” tan típicas de estas fechas. Esos cuidadores que sufren en silencio la frustración y la ansiedad de llevar el peso del cuidado de su ser querido hasta límites que nunca hubieran imaginado. 

Esos cuidadores, están en riesgo de padecer el síndrome de sobrecarga de cuidador. Este síndrome lo pueden llegar a padecer más del 50%. Se manifiesta en forma de depresión, ansiedad y otros síntomas indirectos como dolor, insomnio, cambios en el apetito…e incluso agudización de procesos médicos crónicos. Esto les lleva a sentirse desbordados, incomprendidos y no escuchados por los demás… en definitiva, solos ante el cuidado. Además, aparece el sentimiento de culpabilidad, en esta situación se sienten malos cuidadores por los sentimientos negativos hacia el familiar que cuidan y porque sienten que no llegan a todo. Finalmente, además de repercutir en la calidad de los cuidados que ofrecen, supone un deterioro importante de la salud física y psicológica del propio cuidador con repercusión en su esfera familiar, laboral y social. 

En definitiva, el síndrome de sobrecarga de cuidador aparece cuando entran en colisión la satisfacción de las necesidades físicas y psicológicas de la persona cuidada y del cuidador. Este genera un deterioro en la salud de ambos con la dificultad añadida de que el cuidador no suele ser capaz de valorar la situación con objetividad y por ello, tiene gran dificultad para pedir ayuda. Además, la sociedad actual nos anima a “empoderarnos”, a realizar múltiples tareas a la vez y a intentar ser polifacéticos sin dejar hueco al abatimiento, sin dar espacio a la expresión de nuestra debilidad. Y es que la salud mental sigue estigmatizada, parece que eso les pasa a otros y que pedir ayuda es de débiles. Pero esto no es cierto, no hablar del problema no hace que desaparezca, sino que. poco a poco. se hace mayor. Todos necesitamos una mano amiga en algún momento y el afecto de nuestros seres queridos. 

Por todo ello, para que “esos cuidadores” puedan vivir también la Navidad, hay que darles voz y escucharlos. El simple hecho de preguntar cómo estás o tomar un café con un amigo que le ayude a salir de la rutina y la rumiación puede ayudar. También es importante saber que existen asociaciones como la de Familiares de Enfermos de Alzheimer (CEAFA Confederación Española de Alzheimer y otras demencias) o distintos profesionales (psicólogos, médicos…) que pueden prestar ayuda. 

Por ello, en estas fechas navideñas, os animo a reflexionar y a valorar si alguien de vuestro entorno cercano necesita un apoyo en esos cuidados que para que sigan resultando efectivos y satisfactorios. 

Belén González Glaría y Debora Moral Cuesta son Coordinadora y Secretaria del Grupo de Demencias de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Sobre el autor:

Belén González Glaría y Debora Moral Cuesta