El Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa acoge hasta el próximo 28 de julio 'Picasso en foto. Archivos del Museu Picasso de Barcelona', una muestra fotográfica sobre Pablo Picasso, coincidiendo con la conmemoración del 50º aniversario de la muerte del artista.
Ha sido la delegada del área de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy, la encargada de presentar esta exposición en la que podrá verse una selección de los fondos del archivo fotográfico del Museu Picasso de Barcelona y acercarse a una "desconocida perspectiva de la vida y el proceso creativo del genio malagueño".
"Esta muestra gratuita nos trae una aproximación singular de la obra de Picasso y supone una mirada hacia el artista a través de distintas etapas de su vida", ha subrayado Levy.
El proyecto está dirigido por el director del Museu Picasso, Emmanuel Guigo. La muestra se aproxima a todos los aspectos del genio a través de la obra de autores profesionales en la historia de la fotografía y también de imágenes de amigos y familiares.
La relación de Picasso con Barcelona
El Museu Picasso de Barcelona conserva importantes archivos fotográficos que relatan la relación de Picasso con la Ciudad Condal. Los vínculos afectivos entre Picasso y Barcelona, esenciales para entender la creación del museo del que se celebra su 60 aniversario, se iniciaron en las postrimerías del siglo XIX con la llegada del artista a la ciudad en 1895, y se mantuvieron vivos hasta su muerte en 1973.
Barcelona se convirtió en un nexo importante en la vida de Picasso, no solo durante su etapa de formación, sino también en su revelación como artista. El malagueño se fue definitivamente a París en abril de 1904, pero su familia y sus amigos de juventud, que viajaban de manera frecuente a visitarlo en sus residencias del sur de Francia, le mantuvieron unido a la capital catalana.
El Museu Picasso de Barcelona es testimonio de este vínculo afectivo del artista con la ciudad. Creado por deseo expreso de Picasso, es fruto de la voluntad y la complicidad de sus amigos; en primer lugar, de su secretario personal y gran amigo Jaume Sabartés, pero también de los editores Gustau Gili, de los galeristas Joan y Miquel Gaspar y del notario Raimon Noguera. Todos ellos propiciaron que el sueño del artista se hiciera realidad: un museo monográfico en la ciudad a la que tanto quería.
