Harvard explica por qué no debes ducharte todos los días
La Universidad adviertes de los problemas de salud que puede acarrear este hábito
Tomar una ducha o bañarse es un hábito higiénico que está asentado en todas las personas. A pesar de ello, es un asunto que no está exento de debates y posturas enfrentadas. ¿Mejor agua fría o caliente? ¿Ducha o baño? ¿Mejor al levantarse o antes de acostarse?
Entre las últimas cuestiones que han suscitado dudas y preguntas está la frecuencia. En general, podríamos pensar que, cuanto más a menudo nos duchemos, mejor será. Parece difícil que un hábito relacionado con la higiene tenga un posible efecto negativo en la salud y, sin embargo, la Universidad de Harvard así lo ha comprobado.
La ducha diaria está, en términos generales, desaconsejada. Es cierto que el agua y el jabón combaten colonias de virus y bacterias que se instalan en nuestra piel si no llevamos una rutina de higiene adecuada, pero su uso excesivo también puede tener consecuencias negativas.
Un consejo con excepciones
Ducharnos todos los días no solo es un problema de cara a la gestión de los recursos hídricos, sino que también causa efectos nocivos sobre la salud. Como en muchas ocasiones, los excesos pueden convertirse en perjudiciales.
Picazón, irritación o infecciones son algunos de los efectos negativos de bañarse todos los días. La piel ve alterado su ph, se pueden generar alergias y el cabello también puede dañarse si se lava con demasiada frecuencia.
Por supuesto, el otro extremo tampoco es bueno. No ducharse no solo genera mal olor, sino que la acumulación de grasa, bacterias y células muertas también puede causar picazón e infecciones.
Aunque en general bañarse cuatro veces a la semana es la cifra recomendada, lo cierto es que hay excepciones que el propio sentido común es capaz de reconocer. En verano, cuando el calor nos hace sudar, es necesario pasar por la ducha con más frecuencia. Si has hecho ejercicio o estado en un lugar con suciedad y polvo, también es conveniente lavarse, independientemente de las cuatro veces, aunque se recomienda hacerlo con agua tibia y sin abusar de jabones antibacterianos para cuidar la piel.
