¿Por qué no se puede congelar la patata?

Seguro que has oído muchas veces a tu madre decir aquello de que ‘la patata no se debe congelar’. Pues bien, está en lo cierto.

Si eres de los que no tienen tiempo y prefiere cocinar grandes cantidades para luego congelarlas e ir sacando cada día una ración, debes saber que, aunque la mayoría de los alimentos, tanto frescos como cocinados pueden ser congelados, existen algunos en cuyo caso no es aconsejable su congelación, tal es el caso de la patata.

Aunque las patatas no se ponen malas si se congelan ni suponen ningún problema de seguridad alimentaria, no conviene congelarlas ya que la fécula se deshace al congelar, lo que hará que al descongelarlas de nuevo hayan perdido textura y sabor.

Al sacarlas del congelador y volverlas a poner en temperatura ambiente notaremos cómo la patata estará con mala textura, como acuosas y harinosa. La patata parecerá que se deshace y habrá perdido bastante sabor. La textura que adquieren es difícil de recuperar.

Esto ocurre tanto si congelamos las patatas crudas como si las congelamos cocinadas o en puré.

Si congelas un puré con patatas, al descongelarlo parecerá una masa llena de agua. Además de por el problema de la fécula que antes señalábamos, se debe a que es un alimento con un alto contenido en agua, como las frutas y otras verduras y hortalizas, como la zanahoria, perdiendo propiedades relacionadas con la textura y el sabor cuando se congelan.

Esto se aprecia claramente en los purés de verdura, los cuales, lleven patata o no, seguro que en más de una ocasión has pensado que se te habían ‘cortado’. Pues debes saber que los purés de verdura, al descongelarse suelen aparecer desestructurados, en parte a la cantidad de agua que contienen las verduras. Se trata de algo que no tiene mucha importancia y se arregla simplemente batiéndolo de nuevo unos segundos para devolverle su estructura original.

¿Qué hago con los guisos con patatas?

Para no estropear nuestras recetas con patatas, te aconsejamos que la quites antes de congelar. Por ejemplo, en los guisos de legumbres en los que hayas incorporado patatas como las lentejas estofadas o las patatas guisadas con carne, entre otros guisos, es preferible extraerlas.

En el caso de que hayas congelado algún guiso con patata sin saberlo, nuestro consejo es que lo calientes lo suficiente hasta que hierva para conseguir que vuelva a recuperar una textura lo más agradable posible.