¿Eres inversor? Hay una directiva europea que te protege

¿Sabes que existe una normativa europea que establece las reglas del juego para inversores, entidades y mercados? La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID) busca mejorar la protección a los inversores minoristas y regular la relación entre inversores e intermediarios ­financieros. Esta normativa aplica a todos los productos de inversión como los fondos de inversión y los valores negociables (acciones, valores de renta fi­ja…), derivados, productos estructurados, etc. Eso sí, no aplica a los productos bancarios, seguros ni planes de pensiones.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha resumido esta directiva, que establece normas de conducta que las entidades tienen que cumplir durante todo el proceso de prestación de servicios de inversión. En concreto, tu entidad debe calificarte como inversor, pedirte información para adecuar productos y servicios; darte toda la información que te ayude a tomar decisiones y para saber el estado de tus inversiones, además de gestionar tus órdenes. Veamos en detalle algunos aspectos.

¿Eres cliente minorista?

La entidad que va a gestionar tu inversión va a calificar tanto el producto como al inversor. Este último tiene dos categorías: minoritario y profesional. La inmensa mayoría de los inversores individuales son minoristas y son los que disfrutan del más alto nivel de protección previsto por la MiFID. Los productos se van a calificar como complejos y no complejos; y son estos últimos los que no reportan riesgos y son más fácil de comprender características y riesgos.

La entidad debe solicitarte información para evitar que contrates productos que no estén ajustados a tu perfi­l o que no satisfagan tus necesidades.

Servicios de inversión

Hay tres tipos de servicios que presta la entidad:

• Compra/venta: la entidad recibe y tramita las órdenes del cliente. El inversor comunica a la entidad su deseo de comprar o vender un producto determinado, ya sea por iniciativa propia o por ofrecimiento de la entidad. Y es esta quien tramita la orden. Eso sí, cuando el cliente adquiere un producto no complejo por iniciativa de la entidad o bien un producto complejo (con independencia de quién tenga la iniciativa), hay que realizar un test de conveniencia, con preguntas para evaluar si comprendes la naturaleza y riesgos del servicio o producto ofrecido o solicitado.
• Gestión de cartera de inversiones, donde el inversor delega en la entidad la toma de decisiones de inversión y ejecución de operaciones por su cuenta y firma un contrato para ello.
• Asesoramiento, donde la entidad hace recomendaciones personalizadas al inversor y es éste quien toma sus propias decisiones con el consejo de asesores financieros.

En estos dos casos, hay que realizar un test de idoneidad, con preguntas para adecuar mejor las recomendaciones personalizadas o gestión de cartera a tu situación particular.

Puedes obtener más información sobre esta directiva en la web de la CNMV.