Madrid

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande

Beatriz Torija

Sábado 12 de agosto de 2023

17 minutos

Ruta por los pueblos y productos típicos de la Sierra Oeste de Madrid

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Bigstock
Beatriz Torija

Sábado 12 de agosto de 2023

17 minutos

Entre la Sierra de Guadarrama y la zona oriental de la Sierra de Gredos se extiende la Sierra Oeste, una de las zonas más bellas de la Comunidad de Madrid en la que el visitante disfrutará de un relieve cambiante de montañas, navas, valles y vegas en las zonas más bajas de los ríos.

Esta parte de la Comunidad alberga 19 municipios con innumerables atractivos que van desde castillos medievales a palacios, monasterios e iglesias que guardan verdaderas joyas del arte sacro, además de parajes naturales excepcionales y una gastronomía y unos productos agroalimentarios tradicionales que harán las delicias de cualquier paladar: productos de la huerta madrileña con Marca de Garantía, quesos, mieles, Vinos de Madrid, aceite con Denominación…

Todo ello vamos a recorrerlo hoy a través de ocho de sus municipios más representativos: Zarzalejo, Chapinería, Aldea del Fresno, Villa del Prado, Pelayos de la Presa, San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios y Cenicientos.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Comunidad de Madrid

Zarzalejo

Comenzaremos nuestra ruta por la Sierra Oeste de Madrid por una de sus poblaciones situadas más al norte, Zarzalejo, que en tiempos pasados fue lugar de recreo y descanso del rey Felipe II y cantera de la que se extrajo el granito con el que se levantó el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El nombre del pueblo se deriva de la gran cantidad de zarzas que pueblan el entorno. Los asentamientos humanos más antiguos parecen remontarse a la Edad del Bronce de la que datan restos cerámicos decorados provenientes de las canteras de granito, si bien la primera noticia histórica que se tiene de la localidad es del siglo XII, cuando Zarzalejo fue conquistado a los musulmanes y repoblado por caballeros cristianos provenientes de Segovia.

La plaza de la Constitución es el centro de reunión del pueblo; en ella se sitúa el Ayuntamiento y hay un bar con terraza perfecto para reponer fuerzas. Merece la pena visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y, desde allí, ir al Mirador del Guijo, para observar las dehesas y casas rurales de estructura y construcción tradicionalmente serrana.

En la carretera que va desde Zarzalejo hacia el Puerto de la Cruz Verde -a más de 1250 metros de altura- se encuentra la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, reedificada en 1619, como atestigua la fecha que aparece grabada en la clave de la bóveda. El templo está construido en piedra de sillería y en él destacan su hermosa torre y los adornos esféricos de ascendente herreriano que adornan el conjunto.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: bigstock

Endulza el camino, con mieles de Madrid

La actividad apícola en la Comunidad de Madrid es sobresaliente y viene de antiguo... prueba de ello son los nombres de pueblos como Colmenar Viejo, Colmenar de Oreja, Colmenar del Arroyo, situado en la misma Sierra Oeste o Pico de la Miel en la sierra de La Cabrera. En toda la Comunidad hay casi 14.000 colmenas repartidas en 114 municipios que dan como resultado una producción anual de más 220 toneladas de este producto con carácter propio. En la Sierra Oeste este tipo de explotación brilla con luz propia… gracias a entornos naturales tan ricos como el que presenta Zarzalejos.

En esta parte de la Comunidad existen muchas clases de miel atendiendo a su sabor y color. En general, las mieles claras son florales y las oscuras son mielatos, que proceden de la savia de los árboles.

La miel de romero es una de las más populares, de color ámbar muy claro tiene un persistente aroma y sabor. Pero también hay mieles de brezo, de color pardo rojizo y un ligero sabor amargo; miel de viboreta, de color amarillo oro y muy perfumada. Y, por supuesto, también hay miel de zarza… de modo que Zarzalejos es un paraíso para las abejas. La miel de zarza tiene un color entre ámbar y anaranjado, con alguna tonalidad rojiza y es tremendamente dulce.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: bigstock

Chapinería

Al sur, se encuentra Chapinería. Aquí, el granito berroqueño se encuentra por todas partes, incluso en el núcleo urbano al que confiere su típico carácter serrano con algunas calles que tienen el pavimento de roca en su estado natural.  Aunque el origen de su nombre no está claro, podría tener que ver con el término ‘chapín’ que era el calzado que antiguamente utilizaban las mujeres para no mancharse al andar por caminos de tierra. 

Entre su rico patrimonio histórico artístico destaca la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción construida durante el reinado de Felipe II en estilo herreriano, sobrio y austero. Destaca en ella la torre del campanario que se añadió al templo en 1670. Otra ermita, la del Santo Ángel de la Guarda está edificada sin cimientos sobre una lancha de granito y tiene un pequeño pórtico sobre cuatro sobrias columnas y un templete de buena sillería con dos campanas. 

Por último, el Palacio del Marquesado de Villanueva de la Sagra data del siglo XVII. Su puerta está adintelada con dos dovelas y presenta un remate triangular. Hoy en día es un centro de dinamización turística y cuenta con un museo etnográfico y biblioteca. Tanto en el palacio como en su exterior se rodaron varias escenas de la serie ‘Dos vidas’ de Televisión Española. 

Este queso de cabra… bien merece desviarse del camino

Los quesos de la Sierra Oeste de la Comunidad de Madrid se elaboran en Fresnedillas de la Oliva... pueblo al que nos podemos desviar en nuestro camino de Zarzalejos a Chapinería… una parada deliciosa.

 Allí se elabora La Cabezuela Tradicional a partir de la leche de la Cabra del Guadarrama. Un queso artesanal, de textura uniforme, blanco, aromas lácteos y sabor suave. También en Fresnedillas de la Oliva, y también con leche de Cabra del Guadarrama, se elaboran el queso La Cabra de Botas y el Lingote Cremoso.

La producción quesera en esta zona de la sierra de Madrid ya queda reflejada en el primer censo de población y de usos y costumbres del Marqués de la Ensenada allá por el año 1750. Posteriormente hay documentos previos a la guerra civil en los años 30 del siglo XX en los que se refleja la producción quesera a nivel doméstico como aprovechamiento de los diferentes rebaños de cabra autóctona del Guadarrama, en la zona de Fresnedillas, Robledo, el Escorial.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande

Aldea del Fresno

Continuamos nuestra ruta al sur, hasta Aldea del Fresno, donde discurren plácidos los ríos Alberche y Perales en cuyos márgenes el viajero descubrirá las típicas encinas de la pre sierra de Guadarrama, enebros, quejigos, fresnos, sauces, álamos, jaras, retamas…

Además, los amantes de la naturaleza disfrutarán acercándose a la finca El Rincón donde se encuentra el Safari Madrid fundado por los marqueses de Cubas y de Griñón y en cuya promoción colaboró activamente el recordado naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Se trata de un espacio poblado por rinocerontes, jirafas, elefantes, hipopótamos, cebras, bisontes, osos, papiones, leones, tigres… 

Por lo que a su patrimonio cultural se refiere, Aldea del Fresno muestra orgullosa su iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, del siglo XVIII, la famosa noria árabe o la antigua Casa Consistorial. También merecen una visita el Puente de la Pedrera, levantado hace tres siglos, el Puente de Piedra, o de los Cinco Ojos, sobre el arroyo Grande.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande: Foto: Comunidad de Madrid

Villa del Prado

Muy cerca, un poco al oeste, y a 60 kilómetros de la capital, en la cuenca del río Alberche y haciendo frontera con la provincia de Toledo, nos encontramos con Villa del Prado. Los cronistas hablan de su origen en torno al castillo del Alhamín, una fortaleza de origen árabe situada en la localidad toledana de Santa Cruz del Retamar que formaba parte de la red de fortalezas que defendían la zona de tierra de nadie entre el territorio cristiano y el islámico durante la Reconquista.  Aquí se asentó una pequeña población.

Su rica historia se refleja en su patrimonio histórico-artístico. Villa del Prado cuenta con tres ermitas: la de Santa Lucía, la del Cristo, que es la más antigua, y la más interesante, la de la Poveda, del siglo XVII.

Otra joya: la iglesia gótica de Santiago Apóstol, construida entre los siglos XV y XVI, Bien de Interés Cultural. Se trata de un edificio de mampostería concertada de granito en el que destaca entre otros elementos la Torre del Campanario. En su construcción intervinieron Hernán González de Lara, Maestro Mayor de la Catedral de Toledo y Pedro de Tolosa, aparejador de cantería del Monasterio de El Escorial.

Los frescos con motivos sacros y civiles, la yesería gótica tras el retablo mayor, las pinturas de dragones en los nervios de las bóvedas o los restos históricos como las bulas papales de los siglos XV y XVI, en perfecto estado de conservación, son algunos de los hallazgos más destacados, que en la mayoría de los casos constituyen ejemplos únicos en el patrimonio histórico-artístico madrileño.

Los mejores tomates y pepinos, de la ‘Huerta del Prado’

Villa del Prado es, sin ningún lugar a dudas, la huerta de Madrid, el centro neurálgico de toda la producción hortícola de la región. Es la localidad madrileña con mayor producción de verduras y hortalizas de toda la Comunidad… y ¡qué hortalizas!.

Sus tomates y pepinos tienen bien ganada su fama. Ahora que estamos en temporada, ¿qué mejor que visitar la huerta y abastecernos para hacer las ensaladas más sabrosas?  Pero hay mucho más: calabazas, acelgas, escarolas, cebolletas, espárragos… sin olvidarnos del perejil. ¡Estamos en una de los principales productores!.

Desde 2007 ‘Huerta Villa del Prado’ ostenta la Marca de Garantía que da mayor valor añadido a los productos procedentes de la huerta de Villa del Prado y además se garantiza al consumidor final que se trata de productos que tienen unas características diferenciadoras del resto de productos que no comparten este origen. Se trata de un sello de garantía que certifica la calidad y condiciones de producción, envasado y distribución de los productos agrícolas que se amparan bajo el mismo y que se producen en el municipio de Villa del Prado y en parte, Aldea del Fresno. 

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Comunidad de Madrid

Pelayos de la Presa

Continuando al oeste, y tras dejar atrás Navas del Rey, llegamos a Pelayos de la Presa, en una zona de monte bajo junto al embalse de San Juan, lo que la convierte en un centro de gran atractivo turístico que durante el verano hace que se quintuplique su población habitual. Este pueblo está en un fabuloso entorno de pinares, encinares, retamares y pastos.

El nombre de Pelayos de la Presa viene de San Pelayo, un antiguo eremitorio situado entre la actual población y el cerro de San Esteban, mientras que de la Presa toma el nombre del arroyo que atraviesa su término. Aunque los primeros asentamientos se sitúan hacia el Neolítico en la dehesa de la Enfermería, donde se han encontrado pinturas rupestres, el origen de Pelayos está ligado a esos eremitorios que salpicaban la zona y a la fundación del monasterio de Santa María de Valdeiglesias en 1150. 

Con la desamortización del siglo XIX, el monasterio fue desmantelado y vendido a particulares, pero los restos de este monasterio, de la orden cisterciense y construido en el siglo XII, se declararon Bien de Interés Cultural en el año 1983. También merece una visita la famosa Picota de esta localidad, una columna de innegable valor histórico artístico.

San Martín de Valdeiglesias

Seguimos al oeste, y ya lindando con Ávilla, llegamos a San Martín de Valdeiglesias. En el siglo XIII se formó una pequeña aldea alrededor de una ermita bajo la advocación de San Martín de Tours. Todo ello, bajo los intereses del monasterio de Santa María de Valdeiglesias, en Pelayos de la Presa, que fue el verdadero impulsor de las poblaciones de todo el valle de Valdeiglesias. Y de todas las aldeas pertenecientes a dicho monasterio, fue la de San Martín la que más se desarrolló. Tanto, que en el siglo XIV los monjes le dieron el título de villa, con fuero y privilegios.

Es visita obligada de esta localidad madrileña el castillo medieval de la Coracera. Una fortificación de finales del siglo XV. Además, este municipio cuenta con la playa Virgen de la Nueva, que ostenta el distintivo de bandera azul desde 2018. Esta playa forma parte de los 14 kilómetros de costa de la comunidad autónoma de Madrid y San Martín de Valdeiglesias y de hecho, alberga las instalaciones del Real Club Náutico de Madrid.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Comunidad de Madrid

De vinos, con el prestigio de la DO Vinos de Madrid

Los vinos con D.O. Vinos de Madrid son robustos, con cuerpo, ricos en color, afrutados, sabrosos y al mismo tiempo cálidos y enérgicos. La Comunidad tiene cuatro zonas vitivinícolas: Navalcarnero, Arganda, El Molar y San Martín de Valdeiglesias.

De las bondades de los vinos de esta última da fe el hecho de que ya Miguel de Cervantes, al referirse a San Martín de Valdeiglesias, hablase de los magníficos vinos de la localidad en varias de sus obras. Unos vinos que también menciona el académico Arturo Pérez-Reverte en el primer capítulo de su novela ‘El Capitán Alatriste’. Incluso hay expertos que mantienen que el cuadro de Francisco de Goya ‘La Vendimia’ representa a San Martín de Valdeiglesias.

La Subzona de la D.O. de San Martín de Valdeiglesias abarca las localidades de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Colmenar del Arroyo, Chapinería, Navas del Rey, Pelayos de la Presa, Rozas de Puerto Real, San Martín de Valdeiglesias y Villa del Prado.

Estos 9 municipios, cuentan con 12 bodegas. En esta región los vinos rosados y tintos son fundamentalmente jóvenes, sabrosos, afrutados y potentes, de buena capa colorada y persistente aroma varietal. Por su parte, los blancos son de acentuada personalidad, muy sabrosos y aromáticamente muy amplios. 

Buena parte de las características que hacen únicos a los vinos de la D.O. Vinos de Madrid en la Subzona de San Martín de Valdeiglesias vienen dictadas por sus suelos, que están íntimamente relacionados con la geología del Sistema Central, eminentemente granítica. El viñedo se asienta en laderas y piedemontes de las inmediaciones la Sierra Oeste de Madrid, el sector más oriental de la Sierra de Gredos, así como en las llanuras aluviales del río Alberche, lo que hace que los pH sean ácidos o neutros, con ausencia total de carbonatos y con una textura franco-arenosa predominante.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Comunidad de Madrid

Cadalso de los Vidrios

A 80 kilómetros de la capital de España encontramos, en el límite con las provincias de Toledo y Ávila, la localidad de Cadalso de los Vidrios, cuyo nombre hay quien mantiene que deriva de un asentamiento en tiempos romanos llamado ‘Cadalfarum’ de donde derivaría Cadalso.  Por su parte, el añadido ‘de los Vidrios’ hace referencia a los reputados vidrios que allí se fabricaban en los siglos XVI y XVII y que se pueden admirar, entre muchos otros montajes, en la cristalería de la Real Vodka del Monasterio de El Escorial.

Del paso por esta localidad de la cultura musulmana dan testimonio, los restos del observatorio-castillo musulmán de la Peña Muñana, las nueve Cuevas del Pilar con bóvedas de medio cañón que comunican con otras cuevas naturales y largas galerías, la fuente de los Álamos situada frente al Palacio de Villena. 

Por lo que a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se refiere hay que reseñar que su construcción se inició en el siglo XV durante el reinado de Isabel la Católica aprovechando la piedra de la vieja muralla árabe. Sus mil metros cuadrados albergan cinco capillas, sacristía y pila bautismal.

También interesante es la Casa de los Salvajes, un edificio medieval, que alberga la oficina de turismo, en el que está labrado un escudo heráldico sostenido por dos hombres con el cuerpo cubierto de pelo y armados de porras.

Recorrido por la Sierra Oeste madrileña entre quesos de cabra, mieles, vino y la huerta más grande. Foto: Comunidad de Madrid

D.O. Aceite de Madrid, puro oro, también en la Sierra Oeste

Para descansar y tomar fuerzas en Cadalso de los Vidrios, se puede parar a tomar unas tapas o raciones… un plato típico de la zona, por su cercanía con Ávila son las patatas revolconas, por supuesto con sus torreznos por encima y con un hilito aceite virgen extra. ¿Qué mejor que volver a casa con un buen aceite de Madrid, Denominación de Origen como souvenir?

El reconocimiento más reciente a los productos de Madrid llegaba el pasado mes de abril, cuando la Comisión Europea declaraba oficialmente producto Denominación de Origen Protegida (DOP) al Aceite de Madrid. Un reconocimiento que premia el esfuerzo de olivareros y productores, así como la calidad de este alimento de proximidad que ya trasciende fronteras.

El “Aceite de Madrid “se caracteriza por sus intensos aromas de aceituna, almendra, hierba, hoja, manzana, tomate y plátano que se reafirman en boca junto a una equilibrada presencia de los atributos amargo y picante. Se puede disfrutar monovarietal o en coupage. Las variedades de olivos son mayoritariamente la cornicabra la manzanilla cacereña y la manzanilla castellana; y en menor porcentaje, otras variedades autóctonas, como la carrasqueña, gordal, asperilla y redondilla. El Aceite de Madrid se caracteriza por su escasa acidez, su color amarillo intenso y brillante con ribetes verdosos y su fragante e inconfundible aroma.

Cenicientos

También limita con las provincias de Ávila y Toledo la localidad de Cenicientos cuyo curioso nombre tiene un peculiar origen, data de la época de la reconquista cuando desde su corte de Toledo, el rey pidió al pueblo cien lanzas para luchar contra los musulmanes y el representante del pueblo le contestó: “Con cien y cientos puede contar Su Majestad”.

Fue en el año 1633 cuando Cenicientos obtuvo el título de Villa siendo rey Felipe IV a pesar de contar por entonces con una población de tan solo 120 vecinos. Pero fue, 200 años después, en el año 1833, cuando el municipio, que entonces contaba con 1200 vecinos, se integró en la provincia de Madrid.

El paisaje del municipio es accidentado y se caracteriza por encontrarse a los pies de la Sierra de Cenicientos. Desde las zonas más elevadas se tienen fabulosas vistas panorámicas del entorno.

De su patrimonio artístico y cultural dan buena cuenta la Iglesia de San Esteban Protomártir, la Ermita de Nuestra Señora del Roble y la Piedra Escrita, un monumento megalítico del siglo III ó IV. Se trata de una roca de granito de siete metros de altura y nueve de circunferencia que en una de sus caras muestra una hornacina en la que se aprecian tres figuras humanas. 

Sobre el autor:

Beatriz Torija

Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.

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