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El Gregorio Marañón, a punto de comercializar el primer fármaco en el mundo que protege al riñón

65ymás

Foto: Europa Press

Miércoles 12 de mayo de 2021

4 minutos

El nuevo fármaco abre la posibilidad de mejorar y ampliar los tratamientos más eficaces

El Gregorio Marañón, a punto de comercializar el primer fármaco en el mundo que protege al riñón. Foto: Europa Press
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Miércoles 12 de mayo de 2021

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El Hospital Gregorio Marañón ha creado una spin-of para comercializar el primer fármaco en el mundo que protege al riñón, ya que impede que la toxicidad de otros fármacos produzcan daños renales y permitirá mejorar los tratamientos más frecuentes y potentes para cáncer, trasplantes e infecciones.

El proyecto Cilastatina surgió gracias a la investigación desarrollada por el fallecido Dr. Alberto Tejedor, que era jefe de sección del Servicio de Nefrología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y catedrático del Universidad Complutense, según ha informado el Hospital en un comunicado.

Su equipo patentó la capacidad del compuesto cilastatina para prevenir y tratar el fracaso renal agudo. Recientemente el Dr. Tejedor falleció a causa del coronavirus y el liderazgo científico del proyecto lo asumió el Dr. Alberto Lázaro.

Telara Pharma

Gracias al apoyo de Genesis Biomed, empresa de consultoría especializada en proyectos de I+D+i del sector biomédico, se dio soporte al Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Gregorio Marañón para la creación de Telara Pharma, la correspondiente spin-off del proyecto Cilastatina. Esta compañía también contribuyó y lideró el cierre de una ronda semilla de 100.000 euros para Telara Pharma.

Telara Pharma ha suscrito un acuerdo de licencia exclusiva mundial con la empresa canadiense Arch Biopartners para utilizar la cilastatina en el tratamiento y la prevención de la lesión renal aguda y en procesos de sepsis.

La cilastatina es una molécula pequeña inhibidora de la enzima dipeptidasa-1 (DPEP-1) desarrollada en la década de 1980 para prevenir la degradación del antibiótico Imipenem en el riñón, tal y como han explicado.

Hasta ahora, el uso de la cilastatina se limita a la combinación en formulación dual con el antibiótico Imipenem y aún no se ha aprobado como producto independiente. Arch Biopartners dispone de una molécula, Metablok, con el mismo mecanismo de acción.

Esta licencia allana el camino a la mejor selección de terapias para los inhibidores de DPEP-1 y a una llegada más rápida al mercado por parte de estas moléculas.

El Hospital Gregorio Marañón desarrolla el primer fármaco en el mundo que protege al riñón

Proceso de investigación

Investigadores del Hospital General Universitario Gregorio Marañón iniciaron una investigación en los años 90 que culminó en el descubrimiento de una molécula que actúa como un protector para el riñón frente a la toxicidad de otros fármacos habituales en la clínica humana.

El centro patentó esta molécula que se convertirá en el primer nefroprotector que se ha desarrollado y que ayudará a prevenir el fracaso renal agudo de los pacientes que en más del 40% está generado por efectos secundarios de tratamientos médicos y farmacológicos.

Desde el Servicio de Nefrología del Hospital Gregorio Marañón, los investigadores del Laboratorio de Fisiopatología Renal: Alberto Tejedor, Alberto Lázaro, Ma Ángeles González- Nicolás, Sonia Camaño y Blanca Humanes, demostraron que la cilastatina protege el riñón en más de un 80% frente a la toxicidad de fármacos tan ampliamente utilizados como el cisplatino, la ciclosporina o la gentamicina, fármacos esenciales en el tratamiento de ciertos cánceres, trasplantes o infecciones.

Estos tratamientos, cuando provocan toxicidad renal, deben cambiarse por alternativas terapéuticas menos eficaces, más costosas para la sanidad pública y con mayores complicaciones para el paciente, e incluso en ocasiones obliga a interrumpir el tratamiento con el riesgo que ello supone.

El nuevo fármaco abre la posibilidad de mejorar y ampliar los tratamientos más eficaces, actualmente conocidos, para enfermedades como el cáncer, el VIH e inmunosupresores para el evitar el rechazo en los trasplantes, y el uso de antibióticos para el tratamiento de infecciones que no se podía utilizar por su alta toxicidad renal.

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