En muchas ocasiones hemos visto en nuestras playas que varias personas recorren todo el arenal de punta a punta ofreciendo masajes, supuestamente relajantes y terapéuticos, por mucho menos de 10 euros. Algunos bañistas pueden caer en la tentación de recibir sus servicios para aliviar sus molestias, sin embargo, la Guardia Civil (@guardiacivil) advierte cada verano de que desconfiemos de los masajistas de la playa.
"La técnica del masaje no va en los genes o el origen, se aprende estudiando No arriesgues tu salud en la playa", reza el tuit. Aunque te pueda tentar la idea, por ahorrarte algo de dinero y olvidarte del estrés acumulado en tu espalda o cervicales, no lo hagas.
Además de no contribuir a sostener un negocio ilegal, lo mejor es que pongas tus articulaciones y músculos en manos de profesionales y centros de calidad. Busca una clínica con personal cualificado para darte un masaje placentero y que no ponga en riesgo tu salud.
La mayoría de los masajistas ambulantes no están cualificadas para dar masajes y esta falta de conocimiento es el principal problema. Un masaje, por mucho que te lo vendan como un tratamiento de belleza o con fines estéticos o relajantes, conlleva la manipulación de esas articulaciones y músculos; algo que solo puede hacer un especialista titulado en fisioterapia. Un profesional que sabe en todo momento cómo tratar esa patología, la presión que hay que efectuar sobre el cuerpo o los movimientos adecuados para que no sean perjudiciales.
Desde el Colegio de Fisioterapeutas de Madrid (@cfisiomad) aseguran que "un giro de cuello puede provocar un daño en una vértebra o una elongación en un nervio o un vaso sanguíneo. Por ejemplo, en un hombro, los movimientos que hacen por encima de la cabeza pueden romper un músculo, o un ligamento, o provocar una lesión de manguito de rotadores por girar bruscamente el brazo". Riegos que no quedan ahí solo ya que puede que, según el masaje que se haga, se inflame la zona, empeore un dolor o una patología previa o hasta se rompan las fibras musculares.
Además, el hecho de que estos tipos de masajes tengan una duración determinada, puede hacer que se dé con más intensidad, lo cual aumenta el riesgo de lesiones.
Por no hablar de la falta de higiene. Este tipo de masajes no siguen unas recomendaciones previas de higiene ni se hacen en un entorno salubre. La mayoría de estas personas no usan guantes para cada paciente y eso sin pensar en si se lavan las manos correctamente entre una persona u otra. Si no lo hacen, estamos expuestos a que no solo nos contagiemos de coronavirus, sino que también nos pueden transmitir otras infecciones por bacterias de sus manos o sus uñas o patologías dérmicas de la persona anterior a la que le haya dado un masaje.
Cabe recordar que los centros homologados cuentan con todas las garantías en materia de seguridad, calidad, higiene y responsabilidad para las personas que allí desempeñan su trabajo.
