Sociedad

Carmen Núñez: "La generación de mujeres del baby boom está empezando ahora a conocer sus cuerpos"

Carolina Madroñal Machero

Sábado 21 de junio de 2025

10 minutos

La socióloga explica de dónde vienen los tabús que afectaron a esa generación

Carmen Núñez: "Una vez que cumples cierta edad, parece que ya no tienes derecho a amar"
Carolina Madroñal Machero

Sábado 21 de junio de 2025

10 minutos

"Antes, el deseo femenino era considerado una enfermedad o un peligro, conocido como histeria", explica Carmen Núñez, socióloga especializada en el estudio de la sexualidad femenina, en una entrevista con 65YMÁS.

Aunque la historia de la represión sexual pueda parecer lejana, Núñez subraya que sus efectos persisten más de lo que creemos: "Muchas mujeres, como la generación de las baby boomers españolas, influenciadas por el catolicismo, heredaron silencios y vergüenza aprendida; es ahora cuando están comenzando a conocer sus propios cuerpos". 

En ese sentido, la autora de La auténtica sensualidad comienza a los cincuenta señala que esta generación está rompiendo tabúes y cuestionando por qué el deseo femenino es visto negativamente con la edad.

Teoría del 'útero errante'

Para abordar esta idea, Núñez explica la metáfora del útero errante, un concepto que ha mantenido la naturaleza femenina, y en particular su deseo, silenciada y estigmatizada. "No es una curiosidad histórica, sino un símbolo de que el deseo femenino ha sido silenciado a lo largo de los años". Y es que, históricamente, se creía que el útero era un órgano errante que se movía por el cuerpo hasta el cerebro, causando diversas enfermedades y dolencias.

Esta estigmatización se ve en pensadores como Platón, Hipócrates o Galeno, que "son gente maravillosa que ha creado unas teorías y nos ha hecho comprender muchas cosas de la cultura occidental", pero que estaban "muy influidos por prejuicios, estereotipos, miedos y tabús de su época" en su interpretación de la sexualidad femenina, puesto que no concebían que una mujer pudiera tener deseos más allá del matrimonio o la reproducción.

Y estos rasgos discriminatorios son constantes a lo largo de la historia. En su investigación, Carmen Núñez observó una clara disparidad en el tratamiento de la sexualidad masculina y femenina. Explica que "no está bien visto que la mujer tenga deseos; si los expresa, es una mujer extraña, rara, con vicios solitarios". La socióloga resalta la curiosa evolución desde la patologización del deseo femenino hasta su tratamiento médico, que culminó con la creación del vibrador como terapia para la histeria, un avance significativo para su época.

Del tabú al sexo desenfrenado

Ahora bien, a Núñez le sorprende el cambio radical en la mentalidad sexual en tan solo unas pocas décadas, pasando de una represión extrema a una sociedad donde "parece que si no lo pruebas todo eres una mojigata".

Le preocupa especialmente el caso de Lily Philips, una mujer que supuestamente tuvo relaciones sexuales con 100 hombres en un día, bajo el argumento del libre albedrío, y enfatiza la necesidad de reflexionar sobre "el ciclo de deshumanización" presente, donde "ahora es obligatorio sentir, tienes que ser hot".

Además, advierte sobre los peligros de la pornografía, que es consumida a edades cada vez más tempranas. Un estudio reciente en España revela que los niños comienzan a ver pornografía a una edad muy precoz, un dato alarmante que, se presume, generará problemas en el futuro. Aunque no pretende "hacer ni un blanqueo de la pornografía ni una lección moralista" porque "forma parte de la sexualidad del ser humano", Núñez insiste en que "hay que recordar que es solo una fantasía".

Personas mayores

Si bien la sexualidad atraviesa un momento complejo en general, la situación es aún más difícil para las personas mayores.

En su libro La auténtica sensualidad comienza a los cincuenta, define la sensualidad como una extensión de la sexualidad que permite "disfrutar la vida con los cinco sentidos". Sin embargo, en la actual sociedad, aparentemente hipersexualizada, las personas mayores enfrentan un nuevo desafío: "Hemos pasado de no poder sentir nada a esta confusión entre lo que es el deseo, la performance, la mercancía y la falta de profundidad". En este contexto, "si no tienes una frecuencia bastante alta sexualmente y estás muy disponible, eres sospechosa de no ser muy normal, de no ser muy moderna".

Un elemento olvidado: los hombres

Aunque su discurso se enfoca principalmente en las mujeres, Núñez no ignora el papel de los hombres en esta dinámica. Relata que en una de sus reuniones, un hombre joven se levantó y confesó que, hasta ese momento, creía que debía comportarse sexualmente como veía en la pornografía, lo que le impedía sentir satisfacción en pareja. Este testimonio la sorprendió, dado el gran número de hombres jóvenes presentes.

La autora se enorgullece de que su trabajo influya no solo en personas mayores, sino también en hombres jóvenes. Un hombre de treinta años le demostró que "son cosas que definitivamente tenemos que hablar" y que "la masculinidad es tan importante como la feminidad". Núñez subraya que los hombres también son "víctimas de condicionamientos", aunque de una manera distinta. Para profundizar en este tema, ha decidido escribir un libro sobre masculinidades, donde investigará los condicionamientos, tabúes, mitos y fetiches que han afectado a los hombres, al igual que hizo con la contraparte femenina. Y detalla que los hombres "también han tenido otros condicionantes, como el no poder llorar, tener que ir a la guerra, tener que ser los proveedores". Añade que muchos, al mostrar su parte femenina –dado que, según ella, todos tenemos aspectos femeninos y masculinos, y el género es una construcción cultural–, "han sido silenciados, muchas veces por falta de conocimiento".

La gerascofobia, un miedo muy humano pero inútil

Finalmente, la socióloga vuelve a rescatar el tema de la longevidad y el miedo que se tiene a envejecer dentro de esta sociedad, con su culto a la belleza y a la juventud. “En la época de Pericles, tu esperanza de vida, si no tenías poder económico, podía implicar pérdida de oído, visión, estar desdentado. Es decir, no había unas buenas condiciones físicas, por lo que era normal que la gente tuviera miedo a envejecer, porque eran viejos y decrépitos, y se morían. Pero ahora, con la nueva longevidad, estamos cambiando el paradigma tradicional y, por ende, hay que evolucionar la manera en que entendemos el envejecimiento”, indica.

La autora destaca que el tiempo nos llega a todos y que, no importa cuántos tratamientos o cirugías –ahora muy famosas– nos hagamos, realmente nadie puede engañar al paso de los años. “Cuando tienes miedo a envejecer, te conviertes en una persona que quiere tapar los síntomas del envejecimiento para parecer más joven, utilizar todo tipo de cosmética para aparentar menos edad, pero a largo plazo es imposible. Si ejerces contra ti mismo tu miedo a envejecer, es terrorífico, porque te obliga a estar continuamente aparentando lo que no eres”, cuenta. Por ello, recuerda que envejecer también es bello y que hay que intentar no dejarse influir por la presión social que nos empuja desde pequeños a la gerascofobia.

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Carolina Madroñal Machero

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