Álvaro Valdés
Sociedad
La resaca horaria: cómo evitar que el cambio de hora afecte a tu vida cotidiana
Algunas personas pueden tardar más de un día en adaptar su cuerpo al nuevo horario
El cambio de hora en 2024 ya está aquí. Esta pasada madrugada del 26 al 27 de octubre, hemos tenido que atrasar el reloj una hora para adoptar el horario de invierno. Para algunas personas, el cambio de hora puede suponer una incomodidad que se traslada al aspecto físico y mental.
"Nuestro cerebro se adapta bastante bien, pero el impacto del cambio de hora puede ser tener más somnolencia, cansancio o que al día siguiente nos cueste más iniciar el sueño y tener un poco más de embotamiento cognitivo: estar más distraídos o con una sensación física de más cansancio, o incluso en el estado de ánimo puede repercutir", explica Diego Redolar, neurocientífico y director de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Por qué se acusa cierto cansancio tras el cambio de hora
Como destaca Redolar, la razón de estas sensaciones es que "puede haber cierta desregulación de los ritmos circadianos", ya que nuestro cerebro está programado para regular cada veinticuatro horas los ritmos biológicos principales, como el ciclo de sueño-vigilia y la liberación de determinadas hormonas, como la melatonina o el cortisol. Por eso, si introducimos algún cambio horario que implica alterar ese periodo de veinticuatro horas, el cerebro necesitará más tiempo para reajustarse. "Normalmente, necesitamos un día, desde un punto de vista fisiológico, para volver a adaptarnos a ese cambio de hora", subraya Redolar. "Pero hay población más vulnerable, como las personas de edad avanzada o los niños, que quizá necesiten un poco más de tiempo para que el cerebro vuelva a regular esos ritmos circadianos de manera correcta", añade.
Por lo general, la sensación de cansancio, somnolencia o embotamiento mental que sufren algunas personas durante la jornada siguiente al cambio de hora, comparable a una "resaca", es un proceso temporal que simplemente evidencia que su cerebro necesita adaptarse a la nueva situación. "El impacto que puede tener el cambio de hora en la salud de las personas es pequeño", tranquiliza el experto, subrayando que se trata de un proceso natural y temporal.
Sin embargo, esta es una cuestión polémica que, en España, llevó al Gobierno a encargar a una comisión el estudio de la reforma de la hora oficial. Elaboraron un informe al respecto cuya respuesta fue que había que evitar un "cambio precipitado en los husos horarios mientras no exista un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta". Según señalaron entonces desde esta comisión, "tras mantener el horario actual durante ochenta años, la población española ha desarrollado una adecuación a ese horario y no hay suficientes razones para modificarlo".
En paralelo, la Unión Europea debate desde hace años sobre la posible supresión del cambio de hora estacional bianual. El Consejo Europeo ya presentó, en 2018, un proyecto para eliminar los cambios de hora, apoyado por el Parlamento un año después. El proceso está a la espera de la decisión del Consejo, donde se requiere una mayoría cualificada de los Estados miembros que, hasta ahora, se ha resistido, por lo que los europeos seguimos cambiando la hora dos veces al año.
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Cómo adaptarse al cambio de hora
Aunque el grueso de la adaptación al cambio de hora depende del propio cuerpo y de ese periodo de tiempo necesario para ajustarse, sí podemos ayudar a que sea un proceso más cómodo y rápido, como explica un artículo publicado en el blog de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC en el que participa como experto el propio Diego Redolar.
Así, entre las principales medidas que podemos adoptar, está el respeto a las rutinas habituales, sobre todo las referentes a la hora habitual de irse a dormir. Otro consejo para adaptarnos al cambio de hora puede ser mantener la mente ocupada, algo que algunos expertos sugieren que hagamos mediante actividades al aire libre. Salir a dar un paseo es un método sencillo para despejar la mente, pero también se puede optar por el ejercicio físico y el deporte, o por actividades relajantes antes de acostarnos. Por último, podemos prestar atención a la alimentación eligiendo para ese día de adaptación una dieta ligera basada en alimentos de temporada.
La realidad es que el cambio de hora puede suponer una incomodidad durante el primer día, pero con un poco de adaptación ayudaremos a nuestro cerebro a gestionarlo mejor para pasar página rápidamente.