Juan María León
Sociedad
Diseñan una 'proteína' que mejora la memoria
Una investigación utiliza la proteína LIMK1 para activar efectos antienvejecimiento del cerebro
Un estudio ha experimentado con la proteína LIMK1, una proteína que activa el cerebro y tiene mucha influencia en la memoria. La prueba consistió en añadir un “interruptor molecular” que se activa a través de la rapamicina, un fármaco que tiene efectos antienvejecimiento en el cerebro y consiguieron mejorar la memoria. Esta investigación, publicada en la revista Science Advances, ha sido realizado por un grupo de neurocientíficos de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica de Roma y de la Fondazione Policlinico Universitario Agostino Gemelli IRCCS.
El experimento tiene una variedad amplia de aplicaciones potenciales, como mejorar nuestra comprensión de la función de la memoria y facilitar la identificación de soluciones innovadoras para enfermedades neuropsiquiátricas como la demencia. Además, este estudio ha sido apoyado por el Ministerio italiano de Educación, Universidad e Investigación, la Fundación de la Asociación Americana del Alzheimer y el Ministerio italiano de Sanidad.
Esta proteína tiene un papel muy importante en la determinación de cambios estructurales en las neuronas y en la formación de espinas dendríticas, que son las encargadas de mejorar la trasmisión de información en las redes neuronales y son muy importantes en los procesos de memoria y aprendizaje.
El autor principal de este estudio, el profesor Claudio Grassi, un catedrático de Fisiología y director del departamento de Neurociencia, ha explicado que "la memoria es un proceso complejo que implica modificaciones en las sinapsis, que son las conexiones entre neuronas, en áreas cerebrales específicas como el hipocampo, que es una estructura neuronal que desempeña un papel fundamental en la formación de la memoria".
"Este fenómeno, conocido como plasticidad sináptica, implica cambios en la estructura y función de las sinapsis que se producen cuando un circuito neuronal se activa, por ejemplo, por experiencias sensoriales. Estas experiencias promueven la activación de complejas vías de señalización en las que intervienen numerosas proteínas", añade.
Además, el autor indica que "algunas de estas proteínas son particularmente importantes para la memoria, de hecho, la expresión reducida o las modificaciones de estas proteínas se asocian con alteraciones en las funciones cognitivas. Una de estas proteínas es LIMK1. El objetivo de nuestro estudio era regular la actividad de esta proteína, ya que desempeña un papel clave en la maduración de las espinas dendríticas entre neuronas y controlar LIMK1 con un fármaco significa poder promover la plasticidad sináptica y, por tanto, los procesos fisiológicos que dependen de ella", subraya.
Un profesor asociado de Fisiología de la Universidad Católica, Cristian Ripoli, que también es autor del estudio, informa de que "la clave de esta innovadora estrategia quimiogenética, que combina genética y química, está precisamente ligada al uso de la rapamicina", que es un fármaco inmunosupresor que se caracteriza por aumentar la esperanza de vida y tener efectos beneficiosos en el cerebro, según los modelos preclínicos.
“Así pues, hemos modificado la secuencia de la proteína LIMK1 insertando un interruptor molecular que nos permitía activarla, a la orden, mediante la administración de rapamicina", afirma Ripoli. "En animales con deterioro cognitivo relacionado con la edad, el uso de esta terapia génica para modificar la proteína LIMK1 y activarla con el fármaco produjo una mejora significativa de la memoria".
"Este enfoque nos permite manipular los procesos de plasticidad sináptica y la memoria en condiciones fisiológicas y patológicas. Además, allana el camino para el desarrollo de otras proteínas 'manipuladas' que podrían revolucionar la investigación y la terapia en el campo de la neurología", subraya el experto.
"El siguiente paso será comprobar la eficacia de este tratamiento en modelos experimentales de enfermedades neurodegenerativas que presentan déficits de memoria, como la enfermedad de Alzheimer. También serán necesarios más estudios para validar el uso de esta tecnología en humanos", concluye Grassi.