Lleva 15 años encerrado en su casa por culpa de un vecino que no quiere poner un ascensor

¿No hay ascensor en tu casa? Si tienes más de 70 años tienes derecho a pedir que lo instalen

En la localidad italiana de Bolonia, Emo Gruppioni, un hombre de 83 años que vio su movilidad reducida hace 15 después de padecer un ictus lleva desde entonces sin poder salir de su domicilio porque el edificio en el que vive no dispone de ascensor a pesar de que su instalación ha sido aprobada por la comunidad de vecinos porque uno de ellos se niega a que se lleve a cabo lo acordado.

Gruppioni vive en el tercer piso del inmueble y le es imposible bajar las escaleras como también lo es, por motivos económicos, cambiar de vivienda.

Al tomar conocimiento del caso, un famoso rapero del país transalpino, J-Ax, se ofreció a costear la obra de instalación de un elevador para que el octogenario pudiese volver a pisar la calle después de tanto tempo pero el vecino que está en desacuerdo tampoco ha aceptado esta solución.

El diario Corriere della sera se ha hecho eco de la respuesta de la hija de Emo, Elisa, a J-Ax en la que le dice: "Nos gustaría agradecerle personalmente su interés, pero no podemos aceptar su conmovedora oferta".

El mismo diario italiano recoge que para el próximo 8 de octubre está señalada una reunión de mediación entre todas las partes afectadas convocada por el abogado de la comunidad de vecinos para intentar llegar a un acuerdo para que se lleven a cabo las obras necesarias para dotar al edificio de ascensor que ya han sido aprobadas por el propio Ayuntamiento de Bolonia.

La covid se llevó a sus hermanas y no pudo despedirse 

La pandemia ha golpeado duramente a la familia Gruppioni y Emo, debido a la covid ha perdido a sus dos hermanas mayores, Egle y Edda,que también  también superaban los de ochenta años y de las que no pudo despedirse cuando fallecieron por no disponer de ascensor en su casa.

"No nos habíamos visto desde antes de la covid -ha declarado- porque incluso para ellas, que no tenían mis problemas para caminar, era agotador visitarme en casa y acompañarme aquí en el tercer piso". 

“Como no podíamos vernos precisamente por las dificultades para subir tres tramos de escaleras se intercambiaron fotos a través de los teléfonos moviles pero, al no estar familiarizados con la tecnología, nunca logramos conectarnos mediante videollamada” recuerda Emo.