Desde hace unos años, la vida de Kaylee Muthart no tenía sentido. A los 17 años dejó la escuela y rápidamente se metió al mundo de las drogas, que fue el causante del peor momento de su vida. En el 2018, la joven se arrancó los ojos y los aplastó con sus propias manos.
Kaylee Muthart fue diagnosticada con bipolaridad, por lo que la depresión la llevó a empezar a beber alcohol en exceso y a consumir estupefacientes, entre los que se encuentran las metanfetaminas. Cuando ingresó a ese mundo, no pudo salir más.
La adolescente era una persona muy religiosa y en uno de sus episodios, tuvo alucinaciones donde pensaba que el fin del mundo estaba llegando y ella se tenía que sacrificar por el bien de la humanidad. En ese momento, decidió pararse frente a una iglesia y arrancarse los ojos con sus propias manos.
Kaylee asegura que los efectos de la metanfetamina hicieron que no sientiese el dolor. En ese momento, una mujer se encontraba cerca y se comunicó rápidamente con los servicios de emergencia, quienes llegaron para auxiliarla de inmediato.
“Me metí el pulgar, el índice y el dedo medio en cada ojo. Agarré cada globo ocular, lo giré y tiré hasta que cada ojo se salió de la cuenca; fue una lucha enorme, lo más difícil que he tenido que hacer, porque ya no podía ver, no sé si había sangre, pero sé que las drogas adormecieron el dolor”, cuenta la joven. Los médicos no pudieron salvar la vista de la menor, pero ella se llevó una importante lección de vida.
Un giro en su vida: ahora da charlas alertando sobre los riesgos de las drogas
En la actualidad, Kaylle Muthart da charlas a personas menores, alertándolos de los riesgos que puede conllevar a una persona consumir ese tipo de sustancias.
La joven vio estos hechos como una nueva oportunidad en la vida, por lo que empezó ir rehabilitación y recibió unas prótesis de ojos. Además, hizo cursos de orientación y movilidad para personas ciegas, donde aprendió a tocar la guitarra, que se convirtió en uno de sus pasatiempos favoritos.