Política

Muere Alfredo Pérez Rubalcaba a los 67 años al no superar el ictus que sufrió el miércoles

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Viernes 10 de mayo de 2019

ACTUALIZADO : Viernes 10 de mayo de 2019 a las 15:36 H

7 minutos

El exsecretario general del PSOE ha fallecido en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda

Alfredo Pérez Rubalcaba
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Viernes 10 de mayo de 2019

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El que fuera ministro, vicepresidente del gobierno y secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba ha fallecido como consecuencia del ictus que sufrió el pasado miércoles por el que fue trasladado desde su domicilio, donde le encontró su mujer, Pilar Goya, hasta el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), donde fue intervenido de urgencia. El único parte médico que había ofrecido el centro médico "por expreso deseo de la familia", ya apuntaba que su estado era de “extrema gravedad".

La capilla ardiente de Rubalcaba se instalará en el Congreso de los Diputados a partir de las 20.30 horas, según ha anunciado un portavoz de la familia tras comunicar el fallecimiento.

El fallecimiento de Rubalcaba este mediodía en Madrid supone el adiós a uno de los protagonistas de la vida política española de los últimos 35 años, en los que fue alto cargo gubernamental, diputado durante 21 años, ministro, vicepresidente, líder del PSOE y candidato a la presidencia del Gobierno. Rubalcaba abandonó la primera línea política en 2014 tras el mal resultado que sacó su partido en las elecciones europeas celebradas ese año y ahora se dedicaba a dar clases en la universidad.

Muñidor de acuerdos al tiempo que azote de adversarios políticos y hábil parlamentario, fue una de las figuras centrales de la política española de los gobiernos de Zapatero. Fue negociador del 'Estatut' y ministro del Interior cuando ETA anunció el final de su "actividad armada" en 2011. Su último 'servicio', como líder del PSOE, fue pilotar con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la abdicación del Rey Juan Carlos.

Aunque nacido en Solares (Cantabria) en 1951, Rubalcaba vivió desde su infancia en Madrid. El colegio Nuestra Señora del Pilar -el mismo por el que pasaron Javier Solana o José María Aznar- le dejó amigos como Jaime Lissavetzky, con el que luego compartiría actividad política. Una lesión lo apartó de las pistas de atletismo, en las que presumía de haber bajado de los 11 segundos en los 100 metros.

Como doctor en Química Orgánica, obtuvo plaza de profesor titular en la Universidad Complutense de Madrid, la misma a la que volvió en 2014, cuando se retiró de la política.

Buen negociador

Militante del PSOE desde 1974, su actividad en el Ejecutivo comenzó en 1982, cuando, en el primer Gobierno de Felipe González, fue nombrado director del gabinete técnico de la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación. En los años siguientes fue ascendiendo en el escalafón del ministerio hasta convertirse en 1992 en ministro de Educación y Ciencia. Desde allí impulsó la LOGSE y participó en la redacción de las leyes de la Ciencia y de Reforma Universitaria (LRU). Su fama de buen negociador arrancó con las movilizaciones estudiantiles del curso 1986-1987. Él solía recordar con gran aprecio su etapa en ese Ministerio.

En 1993, en el último Gobierno de Felipe González, fue nombrado ministro de la Presidencia y ejerció de portavoz y defensor del Ejecutivo en los años más duros del felipismo por las revelaciones sobre las actuaciones de los GAL.

A lo largo de su carrera política fue diputado por Toledo, Madrid, Cantabria y Cádiz. Cuando el PSOE volvió al Gobierno en 2004, fue portavoz parlamentario hasta 2006, aunque con una influencia en el entorno de Zapatero que superaba sus competencias en el Congreso.

Aunque Rubalcaba había optado por José Bono en el 35 Congreso del PSOE que encumbró a Zapatero, inmediatamente se sumó al equipo del leonés y tendría un papel clave en la campaña electoral 2004, hasta el día antes de la cita con las urnas. En plenas protestas callejeras contra el PP para reclamar la verdad de la autoría sobre el atentado del 11-M, Rubalcaba lanzó la frase "los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta", que contribuyó a la movilización del electorado de izquierda en aquellas elecciones, dándole la victoria al PSOE.

Como portavoz parlamentario en la primera legislatura de Zapatero, Rubalcaba participó en las negociaciones para rebajar en el Congreso el Estatut que había aprobado el Parlamento catalán. En 2006, año en que fue nombrado ministro de Interior, se implicó personalmente en la negociación con ETA y vivió directamente su fracaso, con el atentado del 30 de diciembre en el aeropuerto madrileño de Barajas.

Siguió ganando peso en el Gobierno de Zapatero en 2010, cuando sumó a la cartera de Interior la Vicepresidencia y Portavocía. Ya entonces justo un año antes de que ETA anunciase el fin de su actividad criminal, buena parte del PSOE le señalaba como sucesor para intentar mantener a flote unas siglas en caída libre por la gestión de la crisis económica.

Pugna agria por el liderazgo

Rubalcaba fue, en efecto, candidato socialista en las generales adelantadas a 2011 y, pese a la derrota -110 escaños, un suelo histórico entonces-, pugnó por liderar el partido. El PSOE se abrió en canal entre Rubalcaba y su contrincante, la también exministra Carme Chacón (fallecida en 2017), y el aspirante obtuvo su victoria por solo 22 votos.

Ejerció así de líder de la oposición a Mariano Rajoy, hasta que anunció su intención de renunciar en mayo de 2014, nada más perder las elecciones europeas. Unos días después, el 2 de junio, el Rey Juan Carlos comunicaba su abdicación. Antes de marcharse definitivamente, Rubalcaba se aseguró de que el PSOE mantenía el respeto constitucional y apoyaba la ley que hizo efectiva la sucesión en el trono.

Ese otoño de 2014, Rubalcaba no regresó al Congreso, sino a la Facultad de Ciencias Químicas, donde volvió a dar clase a los 63 años. También formó parte del Consejo editorial del diario 'El País'.

Relación fría con Sánchez

Más allá de intervenciones ocasionales, en los últimos años se mantuvo apartado de la primera línea, pero hizo saber su distancia respecto a Pedro Sánchez. Él acuñó la expresión "gobierno frankenstein", en 2016, para criticar la posibilidad de un pacto con Podemos y los independentistas.

Una de las últimas desavenencias que tuvo con Sánchez se produjo tras la decisión de éste de no promocionar a Elena Valenciano -número dos de Rubalcaba en su etapa como secretario general del PSOE- para dirigir el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, una decisión que anticipaba la decisión de Sánchez de prescindir de Valenciano en la candidatura a las europeas de este próximo 26 de mayo, como así fue.

En protesta por el veto a Valenciano, Rubalcaba rehusó la invitación a acudir a la Escuela de Buen Gobierno que Sánchez celebró en el distrito madrileño de Villaverde en marzo de 2018 con el objetivo de escenificar la unidad del partido tras meses de turbulencias internas. Esa imagen de unidad interna tuvo que esperar hasta que a finales de mayo de ese año, y de forma sorpresiva, Sánchez sacó adelante una moción de censura por primera vez en la democracia.

Ya como presidente del Gobierno, Sánchez ofreció sin éxito a Rubalcaba ser el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, propuesta que el exministro rechazó. Sus últimas entradas en su página de Facebook fueron, en marzo, para reconocer el trabajo de Elena Valenciano y para reivindicar la "jornada histórica" del 8 de marzo.

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