Sociedad

Son ya más de 350 los afectados, de entre 50 y 91 años, por el cierre de la Fundación UPDEA

Antonio Castillejo

Lunes 4 de enero de 2021

13 minutos

Los mayores lamentan la pérdida de 200.000 € y valores como la integración y apoyo a su formación

Son ya más de 350 los afectados, de entre 50 y 91 años, por el cierre de la Fundación UPDEA
Antonio Castillejo

Lunes 4 de enero de 2021

13 minutos

Más de 350 alumnos mayores de 50 años han perdido el dinero pagado por sus matrículas y reserva de viajes, en torno a 200.000 euros, después de que la autodenominada Universidad de Adultos Fundación UPDEA, con sede en la madrileña calle Barceló haya cerrado sus puertas de la noche a la mañana y sin previo aviso.

"Había cursos de todos los precios, desde 120 a 225 y hasta de 300 euros", relata Bárbara, también afectada, antes de explicarnos que además también "cobraban aparte 42 euros a cada alumno. Nos dijeron que era para pagar una cuota asociativa y poder tener descuentos en las actividades que se organizasen".

"Estamos tratando de conocer los estatutos de la Fundación, no aparecen pero si los tuviésemos podríamos ver a qué nos da derecho realmente esa cuota asociativa, porque al ser miembros de la Fundación como asociados suponemos que implicaría algún deber de informarnos de lo sucedido, no solo como alumnos sino también como socios de esa Fundación", apunta Melchor García García, uno de los mayores perjudicados por el cierre que, además, está intentando organizar a todos los afectados aunque "cada uno tiene su historia porque eran cursos para mayores de 50 años y el alumno más veterano tiene 91 años".

Programa de Mayores en la universidad

"Calculamos que el perjuicio económico ascenderá a unos 200.000 euros. En mi caso he perdido unos 800 euros porque estaba matriculado en dos cursos anuales y otro cuatrimestral, dos de historia del arte y uno de fotografía. La media entre los afectados es de entre 450 y 500 euros porque la mayoría de la gente se había matriculado de un curso y un seminario, pero hay más de 30 personas que superan los 1.000 euros y también quien llega hasta los 4.000".

"Estimamos que llegarán a ser unos 400 afectados porque ahora mismo somos más de 350 pero hay mucha gente matriculada que aún no se ha enterado de lo que sucede. Ellos dicen que se lo comunicaron a todos, pero no es cierto porque a nosotros nos está llamando la gente ahora, cuando se está enterando por los medios de comunicación", apunta Melchor.

"Yo era muy feliz allí hasta el mes de octubre. Aprendíamos y teníamos unos profesores, que también se han quedado en la calle, fabulosos. Pero más allá del tema del dinero, que evidentemente es importante, nos duele mucho las formas en la que se han hecho las cosas, con engaño y bastante ocultación y también el que se han cargado de un plumazo y de mala manera unos valores éticos, que decían defender, de integración y apoyo para que los mayores pudiéramos seguir formándonos", se lamenta Melchor García.

Imagen promocional de la Fundación UPDEA

Concurso de acreedores

En octubre pasado la Fundación anunció "el aplazamiento de todas las actividades y su reorganización a partir de enero de 2021", aduciendo los problemas causados por el nuevo estado de alarma. En la web de la Fundación se publicaron entonces las nuevas fechas para la realización de dichos cursos hasta junio de 2021, mientras se siguieron realizando y cobrando matrículas durante los meses de octubre y noviembre para los cursos que debían comenzar en enero.

"El 1 de octubre nos mandaron solo a algunos, porque otros nunca la recibieron, una comunicación en la que aseguraban haber comenzado a tener problemas en marzo por la pandemia, pero sin embargo abrieron el periodo de matriculación en mayo y justo cuando se acaba este periodo lo cierran y se quedan indebidamente con ese dinero", nos explica Melchor García antes de aclarar "será un juez el que deba decidir qué nombre recibe en derecho esa acción. Nosotros no podemos calificarlo de estafa porque eso corresponde al juez, pero el hecho cierto es que se ha cobrado toda una matrícula para los cursos 2020-2021 que deberían haber dado comienzo el 15 de octubre y que una vez cerrado el plazo de matriculación se ha cerrado y desmantelado la Fundación".

De hecho, también a espaldas de los alumnos, se presentó el 26 de noviembre un concurso de acreedores en el Registro de lo Mercantil y es que cuando se da una situación de insolvencia o de quiebra hay un plazo de dos meses para presentar el concurso que comienza a contar desde que la empresa conoce que se ha producido esa situación para que no sea declarada fraudulenta. "Como se nos comunicó el aplazamiento de los cursos el 4 de octubre mediante correo electrónico y eso ya era un documento que no podían obviar, debían presentar el concurso lo antes posible después de aprovechar octubre y noviembre para desmantelar la sede, dejarla limpia, sin las instalaciones, sin un mueble ni un papel y cerrar la página web que también desapareció", explica Melchor García.

Del resultado de este concurso dependerá el camino que sigan los acontecimientos. "Para saber qué acciones pondremos en marcha, primero tendremos que ver si se declara el concurso de acreedores lo que significaría que habría un activo y si no lo hay, el juez no declarará el concurso y procederá a la liquidación y extinción de la Fundación", nos explica Raúl Sotres, otro de los afectados que trabaja junto a Melchor García para buscar alguna solución y que asegura que "al margen de esto, hay quien se plantea la posibilidad de presentar una querella por estafa contra el que es o ha sido director gerente de la Fundación, Constantino Lara. Algunos así lo están valorando siempre a expensas de lo que suceda con el concurso".

Constantino Lora, presidente de la Fundación UPDEA
Constantino Lora, presidente de la Fundación Updea (Foto: Entreletras.eu)

"Pero por lo que tenemos entendido, según la información de 2018 que hemos conseguido, aquella planta completa del edificio de la calle Barceló 13 que ocupaban era todo alquilado y además ahora está totalmente vacío, así que sospechamos que no tienen ninguna masa patrimonial", apostilla Melchor.

¿Una fundación?

Llama la atención que se denominen Fundación y sin embargo se autofinanciaran cobrando a los alumnos, "se llamaba fundación como se podía haber llamado cooperativa, pero lo cierto es que se ha financiado gracias a las matrículas de los cursos a un precio de mercado y también con los viajes nacionales e internacionales que organizaban para los alumnos, dándole siempre un toque cultural, a un precio claramente por encima del mercado con la excusa de que les acompañaba un guía. A mí me asaltan las dudas de si una fundación, que se supone obedece a un fin de interés social, puede cobrar por ello", asegura Sotres.

UPDEA Viaje a Berlín

"No sabemos si al ser una fundación cobraban algún tipo de subvenciones porque no hemos podido ver las cuentas anuales de 2019, el inventario y situación de la compañía que estaban obligados a rendir y son de libre acceso al público. No están registradas en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Justicia", apunta Raúl Sotre.

Por su parte, Melchor García también se lamenta de que "no solo no hemos podido ver las cuentas de 2019, sino que tampoco hemos podido acceder a los estatutos. Hasta ahora, lo único que nos ha podido facilitar el Registro de Fundaciones son unos datos de 2018 y la estructura del patronato".

La historia de Bábara que no piensa "quedarse en casa"

La historia de Bárbara es una como cualquier otra de los cientos de mayores perjudicados por el inesperado cierre y desaparición de UPDEA. Ella fue a matricularse junto con dos amigas porque, a causa de la pandemia, "nos habían cerrado en Centro de Formación Continua de la Universidad Autónoma de Madrid a la que asistíamos y han dejado solo cursos on line, pero nosotras queríamos un sitio para poder seguir asistiendo a clase, para poder conocer personalmente a los profesores, ver a los compañeros… es otra cosa".

"A una de mis amigas le hablaron de clases presenciales para mayores en UPDEA y le dejaron muy claro que eran presenciales, así que el 9 de septiembre fuimos a ver qué cursos ofrecían y cómo era aquello", nos cuenta.

Las tres amigas llegaron a las oficinas de UPDEA y se encontraron con una recepción perfectamente arreglada y unas aulas que, como el resto de instalaciones estaba "todo muy limpio y arreglado" y las dejaron "muy contentas". 

Así que decidieron informarse de los cursos que se ofrecían y formalizar sus matrículas. "A mí me interesaron dos cursos, a una amiga tres y uno a la otra. Nos matriculamos allí mismo, yo pagué 467 euros, otra más de 600 y la tercero 200 y pico. Nos explicaron que las clases empezaban el 20 de octubre y salimos de allí muy satisfechas".

Sin embargo, cinco días después recibieron un correo electrónico en el que se les anunciaba que por razones sanitarias las clases no empezarían hasta enero, "pero nosotras nos habíamos matriculado sólo para el cuarto trimestre de octubre a diciembre".

Así las cosas, el 13 de octubre deciden volver que eso no eran lo que habían firmado ni lo que querían y "nos dieron unas hojas de reclamación". Nadie contestó aquellas cartas de reclamación y las tres amigas decidieron volver a las oficinas de la Fundación, pero "nadie nos abría la puerta a pesar de que dentro se escuchaban muchas voces. Entonces, una de mis amigas se colgó del timbre con una mano mientras aporreaba la puerta con la otra hasta que salió la secretaria que nos había atendido las otras veces".

Cursos de UPDEA

Nada más entrar a las oficinas, las mujeres comprendieron que algo no iba bien, "vimos ya faltaban muebles y que la chica que nos abrió no paraba de llorar. Cuando le preguntamos por qué nos dijo que la acababan de despedir, que se iba a su casa". Antes de que se fuese la, lógicamente, desconsolada secretaria las tres amigas le pidieron que llamase a alguien del patronato que, les informó la propia despedida, estaban reunidos en una de las aulas del centro.

"Vinieron un hombre y una mujer de unos cuarenta y tantos años a los que preguntamos qué era lo que estaba pasando. Nos aseguraron que era un simple retraso de los cursos por motivos sanitarios pero nosotras pedimos que nos devolvieran el dinero. Ellos contestaron que eran 800 alumnos y estaban devolviendo el dinero primero a los que tenían viajes pero que no nos preocupásemos porque ‘con el tiempo esto se va a devolver’", relata Báfrbara que continúa explicando que "les preguntamos por la falta de muebles y el despido de la chica y nos dijo que era mentira y que nadie la había despedido". En aquel momento la conversación subió de tono: "Les dijimos que nos estaban llamando mentirosas, que denunciaríamos y nos fuimos. Pero volvimos a finales de noviembre y la portera nos dijo que se habían ido y habían dejado todo aquello totalmente vacío".

Las tres amigas ya han prsentadoo una denuncia y les han informado de que "como pagamos con tarjeta de crédito que tiene un seguro y te devolver algo he ido al banco y estoy esperando para ver qué pasa", explica triste Barbara antes de desahogarse: "Me parecen unos sinvergüenzas, han cogido el dinero de 800 alumnos mayores y no sé cuántos viajes y se han ido. Es algo que no me había pasado en la vida, no pensaba que pudiera haber gente así. Fui con toda la confianza del mundo para poder estudiar y de repente, me he quedado sin aprender y sin el dinero. Yo nunca tuve la oportunidad de ir a la universidad, pero ahora estaba encantada con ella y con el ambiente universitario, pero mientras no se pueda volver estoy en las clases de historia del arte e inglés que se dan en el ayuntamiento pero no es lo mismo que la universidad. Sin embargo ahí estoy porque tengo muy claro que yo no me voy a quedar en casa fregando".

Voluntarios engañados y un rayo de esperanza

"No me gusta utilizar el término estafa. Para nosotros lo que sí está claro es que hay una voluntad de engaño o, como mínimo, de mala fe y ocultamiento de la situación a los alumnos y asociados. Supongo que el dinero se lo habrán gastado en atender a los empleados. Creo que tenían unos siete u ocho empleados fijos, al menos media docena, y a parte de eso están todos los profesores", nos cuenta Raúl antes de desvelar que además "también había voluntarios que trabajaban de forma desinteresada, gratuitamente. Eran alumnos que colaboraban en la organización de viajes, facilitar itinerarios, actividades altruistas, pero se han quedado sin el dinero igual que nosotros. No cobraban, pero pagaban como todos. Alguno me ha comentado que llevaba siendo voluntario muchos años y había echado muchas horas para que ahora los traten así. Y es que lo nuestro está mal, pero con ellos se han portado especialmente mal".

Viaje de la Fundación Updea

Pero dentro de este desafortunado panorama parece haber, al menos, un pequeño rayo de esperanza para los mayores afectados en el caso de la Fundación UPDEA. "El día de la lotería, 22 de diciembre, me llamó la directora de la Universidad de Mayores del CEU San Pablo y nos hizo una generosa propuesta para que todos los afectados que presentemos el justificante de habernos matriculado podamos tener un curso gratis en esa universidad, a elegir de entre su programación, a partir de enero" nos adelanta Melchor García consciente de que esto "no es una solución pero sí una muestra de apoyo, solidaridad y generosidad y, sin duda, para muchos seguro que es una ayuda importante".

Con respecto a los miembros de la Fundación UPDEA, Melchor García concluye: "No creo que sean malhechores habituales y recalcitrantes sino que, simplemente no han sabido gestionar esta situación que les ha desbordado y no han tenido la catadura moral suficiente enfrentarse a ello y afrontarlo".

Sobre el autor:

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.

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