Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorDormir con la ropa interior, no limpiar el móvil, compartir una toalla de baño ... son hábitos de nuestro día a día que transmiten bacterias y gérmenes por lo que deberíamos reconsiderarlos. Te contamos cómo deberías modificar estas labores para que sean seguras.
Utilizar dos o tres veces al día una toallita para limpiar la superficie de su teléfono inteligente puede parecerte una exageración. Pero tómate un momento para pensar en la cantidad de veces que lo tocas y especialmente en los lugares en los que lo haces. La OCU recomienda utilizar una toallita húmeda que contenga un 70% de alcohol isopropílico, o bien otro paño con una solución de agua y alcohol. No hace falta decir que la limpieza también se aplica al teclado del ordenador, al ratón, y al mando a distancia del televisor.
Es preferible no hacer la cama justo al levantarnos, y dejar que se ventile bien. Para ello, dejaremos las ventanas de la habitación abiertas un mínimo de 15 minutos y abriremos bien las sábanas y edredones que tengamos en la cama para exponer el colchón al aire fresco del exterior. Lo ideal sería dejar la cama abierta durante varias horas para que la tempera descienda y baje la humedad. Porque si dejamos la ropa doblada y no pegada a las almohadas permitimos que el colchón y la ropa de cama respiren y evacuen la transpiración nocturna, así como los ácaros y pequeños organismos que viven en este hábitat.
En el caso de las mujeres,dormir con la ropa interior puesta, y más concretamente la sintética, aumenta el calor de la vulva y retiene la humedad. Esto promueve el desarrollo de microorganismos como hongos. En el caso de los hombres, reduce las posibilidades de sufrir tinea cruris, una infección superficial de la piel que afecta a la región púbica y perianal.
Al igual que pasa con el cepillo de dientes y otros utensilios de higiene personal, el principio es el mismo: son para uso personal. Las células muertas y las bacterias, invisibles a simple vista, se asientan sobre las toallas. Además, la toalla queda mojada cuando nos secamos y se mantiene en un lugar húmedo, lo que la convierte en un entorno entorno ideal para el desarrollo de gérmenes. Así es como no solo compartes una toalla, sino también una candidiasis, una verruga o un hongo.
Cuando compras una prenda debes lavarla siempre antes de ponértela. Químicos, bacterias, ácaros y polvo son solo algunos de los responsables que pueden generar problemas en tu piel. Piensa en todas las personas que habrán tocado la prenda que has comprado, en la cantidad de gente que se lo habrá probado o, en las veces que se haya podido caer al suelo.