Trucos para que las flores del jarrón duren más

Las flores frescas son uno de los regalos más habituales para todas las ocasiones por su gran variedad de formas, tamaños y colores. Con el Día de la Madre a la vuelta de la esquila, las floristerías se preparan para que este clásico llegue a manos de muchas madres de España. Si conoces bien a la persona a la que vas a obsequiar, puedes encontrar el ramo perfecto para ella y que tu gesto sea todo un éxito.

Sin embargo, las flores naturales no duran tanto en los salones como las artificiales. Pueden estropearse en pocos días y que su color se apague, lo que es un desencanto. Para evitar este rápido deterioro, hay algunos trucos que puedes aplicar y conseguir alargar su vida durante varias jornadas más.

Elige bien el jarrón

Para disfrutar el máximo tiempo posible de nuestro ramo, lo primero es retirar las flores del plástico o papel en el que suelen venir envueltas. Hay veces que las metemos en el jarrón directamente, sin quitarlo, y este es el primer error. Después, corta en diagonal uno o dos centímetros de cada tallo para que absorban mejor el agua.

Una vez estén preparadas, llega el momento de elegir el jarrón. Aunque los de cerámica pueden ser muy bonitos, lo cierto es que para flores frescas funcionan mejor los de cristal. Si se trata de un ramo grande, elige un recipiente con un tamaño adecuado para que cada flor pueda tener su espacio y el aire circule entre ellas.

Una vez estén colocadas, comprueba que las hojas no están en contacto con el agua. Si lo están, es preferible cortarlas: podrían proliferar las bacterias y arruinar nuestro ramo. Por último, sitúalas en un lugar fresco donde no reciba la luz solar de forma directa.

No utilices solo agua

Si lo que buscas es que tus flores mantengan su frescor y vigor más días, el agua es otro factor importante a tener en cuenta. No utilices solo agua del grifo: controla su temperatura para que esté ligeramente tibia y enriquécela con aspirina, azúcar o vinagre.

El truco de la aspirina es ya muy antiguo, aunque algunas personas continúan pensando que es un mito. Lo cierto es que no lo es: existe una base científica que respalda este pequeño gesto. Incluye una pastilla en el agua para alargar la vida de tus flores.

El azúcar diluido en el agua es una forma ideal para que se alimenten. Cambia el agua todos los días y añade un par de cucharaditas. Comprobarás que aguantan más tiempo. Finalmente, para combatir las bacterias y patógenos del agua, un chorrito de vinagre solucionará el problema.

Cómo conservarlo después

Una vez la vida de las flores llega a su fin, es una pena tirarlas. No obstante, puedes darle una segunda vida como ramos de flores secas, aunque no todas las flores son aptas para ello. Las rosas, por ejemplo, secan especialmente bien.

Cuando notes que empiezan a estropearse, guárdalas en un rincón donde no reciban nada de luz. El ambiente debe ser seco. Pasadas una o dos semanas, comprueba si se han secado completamente. Según los tipos de flores, la espera puede dilatarse más o menos. A continuación, rocía con un poco de laca y disfruta de tu ramo.

Si tu flor no es una de las que admita ser secada, puedes probar a encapsularla con resina o prensar sus pétalos uno a uno con un libro. Cualquiera de estos métodos te permitirá conservar un recuerdo del regalo de esa persona querida.