Longevidad saludable

La soledad y su relación con la edad: "No es solo un problema de los mayores"

Patricia Matey

Sábado 3 de mayo de 2025

10 minutos

Lo muestra un ensayo con 64.000 personas de 29 países, incluido el nuestro. Hablamos con su autor

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Patricia Matey

Sábado 3 de mayo de 2025

10 minutos

La soledad, compuesta por sentimientos desagradables de aislamiento, desconexión o no pertenencia ha ganado un amplio reconocimiento como un problema de salud pública, como se reconoce estudios, como el publicado en 'JAMA Pschyatric’' e informes de la Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU y de la OMS llaman a tomar medidas para reducir la soledad. Países como Japón y el Reino Unido han creado recientemente puestos de "ministros de la soledad" para encabezar estos esfuerzos.

Estas acciones reflejan evidencia que indica una fuerte asociación entre la soledad y la mala salud, 'detectada' ampliamente en una mortalidad por todas las causas prevista sustancialmente mayor entre quienes experimentan soledad, como detallan algunas investigaciones, así como una amplia gama de resultados de salud fisiológicos, cognitivos, mentales y conductuales que aumentan la morbilidad y disminuyen la calidad de vida, como la baja actividad física, la enfermedad coronaria, la demencia y depresión.

Factores 

La soledad es general entre los adultos mayores lo que les convierte en un objetivo frecuente de intervenciones contra ella. Los correlatos establecidos de la soledad en adultos mayores incluyen diversos factores sociodemográficos y de salud, como el género, el nivel educativo, la estructura familiar, la situación laboral, la autoevaluación de la salud, las enfermedades crónicas, el fortalecimiento del agarre manual y el estado de ánimo depresivo como detalla un ensayo de 'Social Science & Medicine'. 

La soledad varía según la edad y el país de residencia. Así, los estadounidenses de mediana edad demostraron algunos de los niveles más altos de soledad en un nuevo estudio que evaluó a decenas de miles de personas de entre 50 y 90 años en 29 países.

La investigación, publicada en Aging and Mental Health, muestra que la soledad generalmente aumenta con la edad: solo EE.UU. y los Países Bajos representan lugares donde las personas de mediana edad se sienten más solas que las generaciones mayores.

"Existe la percepción general de que las personas se sienten más solas con la edad, pero en realidad ocurre lo contrario en EEUU, donde las personas de mediana edad se sienten más solas que las generaciones anteriores", afirma la coautora principal, la Dra. Robin Richardson, epidemióloga social y psiquiátrica y profesora adjunta de la Escuela de Salud Pública Rollins de la Universidad de Emory,.

E insiste: "Las iniciativas de defensa y las intervenciones para abordar la epidemia de soledad se han centrado históricamente en los adultos mayores y los adolescentes. Los adultos de mediana edad representan una población crítica que se está descuidando".

En declaraciones a este diario, Esteban Calvo, Decano de Ciencias Sociales y Artes, Universidad Mayor, Chile y coautor del estudio recuerda: "La investigación responde a la creciente preocupación mundial por la soledad como amenaza a la salud pública y bienestar social. Quisimos entender cómo varía la soledad con la edad en distintos países y qué factores contribuyen a estas diferencias".

Y adelanta cuáles son las implicaciones más importantes: "Demostramos que la soledad no es inevitable con la edad y depende en gran medida del contexto social y político de cada país. Esto implica la necesidad de políticas adaptadas localmente y dirigidas específicamente a los grupos más vulnerables".

 

Esteban Calvo. Foto cedida por la Universidad Mayor de Chile.

El investigador Esteban Calvo

Es el caso de nuestro país, "es donde la soledad tiende a concentrarse más entre los adultos mayores, siendo uno de los países donde esta concentración es particularmente elevada, reflejando posibles brechas en el apoyo social hacia este grupo etario".

El estudio

Los investigadores utilizaron datos transversales de encuestas longitudinales diseñadas para ser representativas a nivel nacional de los adultos mayores que viven en 29 países de Europa, Oriente Medio y América del Norte. Los datos provienen de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE), que recogió información de Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Israel, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, República Checa, Rumanía, Suecia y Suiza; la Encuesta de Salud y Jubilación (HRS), que recopiló información de EE.UU y el Estudio Mexicano de Salud y Envejecimiento (MHAS), que recopiló información de México.

Estos tres estudios hermanos se diseñaron para proporcionar información comparable. En concreto, todas las encuestas incluyeron a adultos de 50 años o más y a sus cónyuges (independientemente de su edad), recopilaron información comparable sobre salud, bienestar y jubilación, y utilizaron una estructura de entrevista similar (es decir, principalmente entrevistas estructuradas presenciales). Restringimos nuestra muestra a adultos de entre 50 y 90 años debido a que el porcentaje de adultos mayores de estas edades era escaso en muchos países.

Utilizando finalmente datos de 64.324 adultos mayores en países de Europa, América del Norte y Oriente Medio, Richardson colaboró ​​con expertos de la Universidad de Columbia, la Universidad McGill en Canadá y la Universidad Mayor de Santiago de Chile. Investigaron la prevalencia de la soledad, vinculada con factores demográficos y de salud, para investigar los factores que contribuyen a la soledad a lo largo de la vida.

El equipo descubrió que, si bien la soledad generalmente aumentaba con la edad, este aumento era mayor en algunos países que en otros. Los adultos de Bulgaria y Letonia reportaron el aumento más sustancial de soledad con la edad. Descubrieron que los mayores de Chipre y Grecia presentaban la mayor prevalencia de soledad entre los 50 y los 90 años.

EE.UU. tuvo una prevalencia sustancialmente mayor de soledad entre los adultos de mediana edad, un patrón compartido sólo con otro país: los Países Bajos.

Personas de mediana edad 

Estar soltero, no trabajar, la depresión y la mala salud fueron las principales razones por las que la soledad variaba con la edad, pero la importancia de estos contribuyentes y la combinación de factores fueron diferentes en cada país.

Por ejemplo, en EE.UU, no trabajar fue la principal causa de un mayor nivel de soledad entre los adultos de mediana edad, mientras que en otros países resultó en una mayor soledad entre los adultos mayores.

 

La soledad causa problemas físicos y mentales. (BIgstock)

 

Aproximadamente una quinta parte de los factores que contribuyen a la soledad permanecieron sin explicación en todos los países, y este 20% se concentró en adultos de mediana edad. Los autores sugieren que esto podría deberse a las circunstancias sociales únicas que enfrentan los adultos de mediana edad, como la gran limitación del tiempo libre para socializar debido a la competencia laboral, el cuidado de los hijos y las exigencias de cuidado de los padres mayores.

Los adultos de mediana edad tienen experiencias únicas que pueden diferir sustancialmente de las de otros grupos de edad y contribuir a la soledad. EE:UU cuenta con redes de seguridad social menos sólidas que muchos de los demás países del estudio y se distingue por su elevado coste de la atención médica, lo que puede hacer que los adultos de mediana edad sean especialmente vulnerables a la soledad, afirman los autores.

Las desigualdades de edad en la soledad variaron considerablemente entre países, En la mayoría de ellos, ésta la se concentró más entre los adultos mayores, sin embargo, la magnitud de la desigualdad fue más sustancial en ciertos países (por ejemplo, Letonia y España).

"Nuestro trabajo demuestra que la soledad varía notablemente según el país y la edad, y, por lo tanto, no es una consecuencia inmutable de la edad ni del entorno. Este hallazgo sugiere que la soledad puede ser muy sensible a los cambios en las circunstancias de la vida", afirma Richardson.

Por su parte Calvo, defiende que los datos "demuestran que la soledad no es solo un problema de la tercera edad”.

Y recuerda: "De hecho, muchos adultos de mediana edad —que a menudo compaginan el trabajo, el cuidado de personas y el aislamiento— son sorprendentemente vulnerables y necesitan intervenciones específicas tanto como los adultos mayores. A nivel mundial, debemos extender las pruebas de detección de la depresión a los grupos de mediana edad, mejorar el apoyo a quienes no trabajan o están solteros, y adaptar estas iniciativas al contexto de cada país, ya que un enfoque único no resolverá este problema mundial".

Dado que la soledad varía según el lugar y las circunstancias de la vida, las políticas de salud y los programas sociales para reducirla deberían confirmar primero qué grupos de edad tienen mayor riesgo de soledad en un entorno particular, añaden los autores.

Las limitaciones de la investigación incluyen una baja tasa de respuesta entre las personas de algunos países. Además, es posible que la divulgación de afecciones de salud delicadas, como la soledad y la depresión, haya sido subestimada en algunos países.

Sin embargo, para mitigar esto, se armonizaron los datos para permitir el mismo enfoque de medición de la soledad, el mismo análisis y las mismas variables en todos los países.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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