De pinchos por San Sebastián, alta cocina en miniatura

San Sebastián lo tiene todo. Un festival de cine internacional, una de las playas más bonitas del norte de España –con su Paseo de la Concha– y una oferta gastronómica que hace las delicias de los paladares más exigentes. Y es que la capital guipuzcoana es todo un espectáculo para la vista con esos miles de pinchos atestando las barras de los bares. Imposible elegir ni visitar todos, por eso os hacemos esta pequeña ruta para disfrutar de lo mejor de la alta cocina en versión mini. ¡Qué aproveche!

Bodega Donostiarra

Desde 1924 lleva en pie este establecimiento –con alguna reforma mediante para dar un look más moderno–, así que es todo un clásico para comer de pinchos en esta ciudad. Su carta sobre la barra es variada: desde una tapa de paleta ibérica, pasando por una deliciosa merluza rebozada o morcilla de cebolla. Sin duda, para sentarse un buen rato en sus acogedoras mesas. 

Bar Txepetxa

En el número 5 de la calle Pescadería se encuentra este bar. Anchoas, anchoas... y más anchoas. Pero qué delicia disfrutar de este trozo de mar. Además, puedes elegir entre su gran variedad de preparaciones. Si nos dejas aconsejarte, te recomendamos que pruebes el pincho de anchoas con crema de centollas, con erizo de mar o las que vienen acompañadas de paté de olivas negras. ¿Lo mejor para degustarlas? Un buen trago de txakoli de la vecina localidad de Guetaria.

Ganbara

Si te acercas a este conocido asador podrás ver a la tercera generación de una familia al frente de este negocio de hostelería en donde prima una "cocina con cariño y productos de calidad". No es casualidad que la seña de identidad de este bar sean las setas. Podrás comprobar la cantidad y variedad que hay en la barra. 

Gandarias

En plena parte vieja donostiarra y muy cerca del Museo de San Telmo en la calle 31 de agosto tenemos este emblemático establecimiento conocido por turistas y residentes por su pincho estrella de foie a la plancha. Si aún te queda un hueco después de esta deliciosa ruta termina esta última parada con un risotto de queso Idiazabal con hongos, la carrillera de buey o la brocheta de riñón. Para chuparse los dedos.