Sociedad

A qué edad dejar de conducir

José María Cernuda

Miércoles 10 de abril de 2019

6 minutos

En España no existe una limitación de edad máxima a la que se permite la conducción

A qué edad dejar de conducir
José María Cernuda

Miércoles 10 de abril de 2019

6 minutos

Hace unas semanas leíamos en los medios de comunicación que la reina de Inglaterra, Isabel II, había tomado la decisión de dejar de conducir. A sus 92 años, Su Majestad Británica conducía habitualmente por las carreteras públicas de la isla; a partir de ahora tan solo conducirá por los caminos privados de sus posesiones en Escocia. Por cierto que la Reina tiene el privilegio de no necesitar permiso de conducción. Hace unos meses, su esposo, el Duque de Edimburgo, de 97 años, fue causante de un accidente de tráfico en el que resultó herida una persona. A raíz de este accidente el duque decidió dejar la conducción, conducta que ahora imita su esposa.

Esta noticia ha puesto de actualidad el tema de la edad adecuada para dejar de conducir. Y la correspondiente polémica.

Comencemos por aclarar que en España no existe una limitación de edad máxima a la que se permite la conducción de un vehículo terrestre. Sí existe para aviones comerciales (65 años), aunque tampoco hay límite para aeronaves privadas, como tampoco para navegar.

Los requisitos de edad para obtener el permiso de conducir, el carné en términos coloquiales,  se recogen en el Real Decreto 1055/2015, de 20 de noviembre, por el que se modifica el Reglamento General de Conductores, aprobado por Real Decreto 818/2009, de 8 de mayo. En su artículo cuatro   apartado 1 se dice: “ El permiso de conducción de las clases C1, C1 + E, C, C + E, D1, D1 + E, D y D + E tendrá un período de vigencia de cinco años mientras su titular no cumpla los sesenta y cinco años y de tres años a partir de esa edad.»

Este mismo Reglamento de Conductores  recoge que el período de vigencia de las diversas clases de permiso y licencia de conducción puede reducirse si, “al tiempo de su concesión o de la prórroga de su vigencia, se comprueba que su titular padece enfermedad o deficiencia que, si bien de momento no impide aquélla, es susceptible de agravarse”. Una importante precisión que deja la puerta abierta a limitaciones en la autorización administrativa; porque  no olvidemos que el Estado “autoriza” a los conductores a ejercer esta función.

La vigencia de esta autorización se renueva mediante un acto administrativo que obliga únicamente a un reconocimiento psicotécnico y al pago de unas tasas. Todo ciudadano en posesión de su permiso puede renovarlo.

En teoría, toda persona que supera este examen psicotécnico está en condiciones de conducir.  Cualquiera que sea su edad. Pero en la práctica esto no es así. No todos los que superan el examen  deberían de ponerse al volante. Este examen psicotécnico determina exclusivamente unas condiciones mínimas visuales, auditivas y sensoriales, pero no mucho más pese a su rimbombante nombre. En muchos los casos, el propio  examen ni siquiera lo lleva a cabo un profesional médico, sino un auxiliar. Lejos de nuestra intención desprestigiar a los profesionales que llevan a cabo esta labor de reconocimientos, pero nadie puede afirmar que este teórico filtro sirva para detectar conductas irresponsables, facultades reducidas o incluso limitaciones psicológicas causantes de accidentes. Hace no mucho tiempo me comentaba el director de una de estas agencias que no se pueden detectar trastornos tan frecuentes como el alzheimer, por lo que deduce que por nuestras carreteras hay centenares o miles de conductores en estados iniciales de esta degeneración cognitiva; conductores que pueden haber olvidado el significado de las señales o incluso, momentáneamente, su ubicación espacio-temporal.

Es evidente que tampoco puede convertirse la renovación del permiso en un chequeo médico en toda regla. Ni tampoco establecer límites de edad para una función tan usual como la conducción. Entre otras cosas porque tampoco existe para actividades cotidianas con  igual responsabilidad.

Admitamos pues la dificultad de establecer una norma para limitar la conducción. Y llegaremos a la conclusión de que debe de ser el propio conductor (como hizo la reina Isabel) quien limite o reduzca  su disponibilidad para conducir. Y me permito dar algunos apuntes (que no consejos) para reflexionar sobre nuestra capacidad al volante:

  • La experiencia no es un grado. Nunca debe servirnos de argumento el disfrutar de decenas de años de conducción sin contratiempos. Hay que valorarla en su justo término.
  • Los coches y las vías modernas son muy distintos a los de los años en que obtuvimos nuestro primer permiso. Es muy fácil perder las referencias de velocidad y por otro lado, es poco recomendable estar en permanente vigilancia del velocímetro. La velocidad de confort y de legalidad hay que “sentirla” sin necesidad de instrumentos. Si no es así, comencemos a pensar que estamos sobrepasados.
  • Mal asunto  si empezamos a notar que todos los que nos rodean son malos conductores. Suele ser síntoma de que estamos equivocados en términos absolutos.
  • Si en condiciones adversas se nos incrementa la tensión de manera significativa, es señal de que ¡nos estamos volviendo  mayores! La lluvia, la niebla, conducir de noche o con mucho tráfico siempre nos debe de incrementar la atención; pero si nos causa una tensión sobreañadida, mala señal.
  • Prueba a conducir otro coche. El de un amigo o un familiar. Si te cuesta adaptarte a su conducción, es que estás perdiendo facultades. En la conducción, como en tantas otras cosas de la vida, hay que abandonar las zonas de confort para establecer nuevas referencias y analizarnos a nosotros mismos. Exactamente lo mismo ocurre al volante.
  • Ten siempre presente que una cosa es manejar un automóvil y otra cosa es conducir. Y todo conductor sabe perfectamente a qué me refiero. Lo primero únicamente exige una habilidad (que es precisamente lo que analiza el examen psicotécnico), mientras que en la conducción intervienen aspectos como la responsabilidad, el respeto a los demás, el sentido común y un amplio cocktail  de circunstancias.
  • Y finalmente, disfruta. Disfruta de la capacidad de desplazarte; de la movilidad que te otorga un medio de transporte que ha revolucionado al hombre erecto. Si no disfrutas conduciendo deja el volante a otras personas, pero no renuncies a esa movilidad.

ESTA SEMANA SE HABLÓ DE…

-Vokswagen ha lanzado una interesante manera de disponer de un coche. Se trata del renting compartido. De momento se ofrece exclusivamente para su modelo Polo y se puede compartir por dos o más personas con un coste de 5 euros al día. Por este dinero se puede ser titular  de este vehículo durante un máximo de tres años. La propuesta se denomina “Our Renting”.

-El Parlamento Europeo ha aprobado una nueva normativa anticontaminación que entrará en vigor en 2030. Esta norma obligará a los fabricantes de automóviles a reducir sus emisiones contaminantes en 37,5 por ciento respecto a las que entran en vigor en 2021. El Comisario Europeo de Acción para el Clima es el español Miguel Arias Cañete, impulsor de esta nueva norma que mejorará sustancialmente la calidad del aire de las ciudades europeas.

-Dos de cara tres radares han sido destruidos en Francia por piquetes de los llamados “chalecos amarillos”. Estas acciones vandálicas han supuesto un incremento de la siniestralidad estimada en un 17 por ciento y una disminución en la recaudación por multas de más de 650 millones de euros. El presidente Emmanuel Macron, ha manifestado que: “Es un comportamiento inadmisible, cuyos resultados son inmediatamente tangibles cuando vemos las últimas cifras”.

-La campaña de seguridad de la DGT para esta Semana Santa se iniciará el viernes 12 de abril. Contará con 9.200 agentes (400 más que el pasado año), 557 radares móviles, 10 helicópteros y 8 drones preparados para vigilar y regular las carreteras.  El pasado año fallecieron en estos días de vacaciones 31 personas, un tercio de los cuales eran personas mayores de 65 años.

Sobre el autor:

José María Cernuda

José María Cernuda es Licenciado en Periodismo. Inició su andadura profesional en Faro de Vigo. De regreso a Madrid, formó parte del equipo de Triunfo y Hermano Lobo para ingresar posteriormente en ABC (1973) y Gaceta Ilustrada en los años de la Transición. A partir de 1978 se especializa en información del motor, creando la primera sección sobre automóviles en ABC. Tras un periodo en Auto Revista como director de la publicación, se incorpora al grupo de revistas de Motor Press, como director de Automecánica y redactor jefe de Autopista. En 1987 forma parte del equipo fundador de Motor 16 donde permanece durante 15 años como redactor jefe y director adjunto hasta el año 2003, cuando se incorpora al Departamento de Comunicación de Volkswagen-Audi. Después de tres años regresa al periodismo activo para encargarse de la sección del Motor en diversas publicaciones digitales compaginando su colaboración con diversas actividades en el ámbito de la Comunicación y Relaciones Públicas, publicaciones y ediciones sobre temas históricos.

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