Adiós a las regletas: así son los nuevos enchufes
Más compactos, visibles y pensados para integrarse en casa
Durante años, las regletas han cumplido una función tan necesaria como poco agradecida: multiplicar enchufes y desaparecer de la vista. Han estado ahí, escondidas detrás del sofá, bajo la mesa o junto al mueble del televisor. Son prácticas, pero también voluminosas, poco estéticas y difíciles de integrar en hogares cada vez más cuidados en lo visual.
En un momento en el que el diseño doméstico presta atención incluso a los pequeños detalles, el enchufe empieza a dejar de ser un elemento que se oculta para convertirse en un objeto pensado para mostrarse.
¿Por qué las regletas siempre han sido algo a esconder?
El problema de las regletas tradicionales no es solo su forma alargada o su tamaño. También lo es la maraña de cables que suelen generar a su alrededor, especialmente en espacios como el escritorio, la mesilla de noche o el salón, donde se concentran móviles, lámparas, ordenadores, altavoces y cargadores.
Durante mucho tiempo, la solución ha sido esconderlas: detrás de un mueble, dentro de una caja o bajo la mesa. Pero a medida que aumenta el número de dispositivos eléctricos en casa, este sistema empieza a quedarse corto.

En los últimos años han empezado a aparecer enchufes múltiples concebidos desde el diseño, no solo desde la funcionalidad. Frente a la regleta plana y alargada, estas nuevas propuestas apuestan por formatos compactos –cubos, torres o bloques– que concentran varias tomas de corriente y puertos USB en un único punto.
La idea es reducir el desorden visual, acortar los recorridos de cable y permitir que el enchufe pueda colocarse sobre una mesa, una estantería o un escritorio sin romper la estética del espacio. Algunos modelos incorporan incluso sistemas de fijación magnética o soportes discretos que ayudan a mantenerlos en su sitio sin necesidad de ocultarlos.
Uno de los ejemplos más conocidos de esta tendencia es el enchufe de diseño escandinavo Avolt, que combina varias tomas de corriente con puertos USB integrados en un formato cúbico compacto. No es el único en el mercado, pero ilustra bien el cambio de enfoque.
Más pensados para cargar que para enchufarlo todo
Estos nuevos diseños no pretenden sustituir a todas las regletas ni resolver cualquier necesidad eléctrica del hogar. Están pensados, sobre todo, para espacios donde se cargan dispositivos a diario: escritorios, mesillas, zonas de trabajo o rincones tecnológicos del salón.

La presencia de puertos USB integrados reduce la necesidad de adaptadores y cargadores sueltos, mientras que el formato compacto ayuda a concentrar cables y evitar que se extiendan por toda la superficie. En ese sentido, responden más a los hábitos actuales de uso que a una revolución eléctrica.
Este tipo de enchufes encaja especialmente bien en viviendas donde el orden visual es una prioridad y donde la carga de dispositivos pequeños es constante, ofreciendo una alternativa más cuidada para espacios concretos.
En lugar de esconderlos, la propuesta es integrarlos. Y ese cambio, aunque parezca menor, refleja hasta qué punto han evolucionado nuestras casas y la cantidad de cables que hoy conviven en ellas.



