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El XXVIII Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha otorgado el premio a la mejor comunicación de Médicos Internos Residentes a un estudio que alerta del incremento del consumo en exceso de benzodiacepinas en España desde la pandemia. Esto podría haber aumentado secundariamente patologías como ansiedad, depresión e insomnio.
De hecho, los doctores comprobaron en su investigación que la población mayor de 65 años las consume en un porcentaje elevado, siendo más susceptibles de los efectos adversos. En este sentido, los autores de este estudio advierten de que el consumo excesivo en población mayor, unido al uso sin el control por parte del médico, conlleva riesgos derivados de sus efectos secundarios como sedación, mareo, somnolencia o caídas, entre otros, que pueden empeorar la situación basal de los ancianos, perjudicando su calidad de vida y aumentando su morbilidad.
"Además, hay un importante rechazo por parte de los pacientes a suspender estos fármacos, a pesar de explicar que crean mucha tolerancia y mucha dependencia". Para evitar llegar a este tipo de situaciones, se deberían potenciar el uso de medidas no farmacológicas para tratar la sintomatología que refieren los pacientes, como optimizar las medidas higiénico-dietéticas del sueño, ejercicios de relajación para la ansiedad o herramientas para gestión de las emociones", ha dicho la doctora Cayetana De Miguel de Juanes.
Sin embargo, prosigue, el problema de esto, como en muchos otros aspectos, es el tiempo. "Y es que abordar estas recomendaciones conlleva más del tiempo que tenemos por paciente; pero no debemos pensar que es tiempo desaprovechado, sino tiempo invertido en disminuir efectos secundarios y polimedicación", ha apostillado.
Los autores también apuestan por establecer un protocolo de deshabituación a benzodiacepinas de forma conjunta con enfermería y limitar el uso prolongado, evitando la pauta crónica en la receta electrónica y revisando esta medicación de forma mensual.
En relación con el perfil demográfico, los expertos observaron que la prescripción es más frecuente en el sexo femenino, con un 72,1 por ciento. Respecto a la edad en la que se prescribieron no identificaron grandes diferencias, con un 50,5 por ciento en pacientes entre 65-75 años de edad y un 49,5 por ciento en pacientes mayores de 75 años.
En cuanto al motivo de prescripción, detectaron que los dos motivos más frecuentes fueron la ansiedad y el insomnio, con un 51,3 por ciento y un 51,9 por ciento respectivamente, seguidos de la depresión (36,1%) y la agitación (7,2%). Solo un 14,4 por ciento de las prescripciones se deben a otros motivos no registrados.
Respecto al tipo de benzodiacepina prescrita, fueron las de vida media intermedia las más frecuentemente prescritas, hasta en un 50,9 por ciento, las de vida media corta en un 43,7 por ciento y las menos prescritas fueron las de vida media larga, en solo un 15,3 por ciento de los pacientes.
Además, observaron que hasta un 11,5 por ciento de los pacientes tenían al menos dos benzodiacepinas concomitantes prescritas. En cuanto a si estos pacientes presentaban asociaciones con otros psicofármacos, los resultados fueron que un 41,3 por ciento se encontraba en tratamiento con antidepresivos, un 8,2 por ciento con hipnóticos y un 4,3 por ciento con antipsicóticos.