Probablemente, más de la mitad de las personas que han superado un cáncer hayan tenido que someterse a radioterapia. Sin embargo, según comenta a 65YMÁS el presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica,Antonio Gómez Caamaño, las instituciones no invierten lo suficiente en investigación –sólo supone el 5% de los nuevos ensayos clínicos– para mejorar este tipo de técnica que, además, sufre el estigma que pesa sobre todo tratamiento que emplea la radiación para curar. Este diario ha conversado con Gómez Caamaño, con motivo del Día de la Oncología Radioterápica –lunes 19 de diciembre–, para desmontar mitos y bulos sobre esta tecnología que salva miles de vidas al año.
PREGUNTA.- ¿Para qué se suele utilizar la radioterapia?
RESPUESTA.- El objetivo puede ser la curación del cáncer –que puede lograr por sí sola o junto a otras técnicas médicas como la cirugía o la quimioterapia– o paliar síntomas.
El 98% de los servicios de radioterapia están centrados en cáncer, aunque hay también enfermedades benignas que pueden tratarse con esta técnica, por ejemplo, ciertos tumores benignos que se sitúan en el cerebro, algunas taquicardias o la fascitis plantar.
Lo bueno que tiene es que es muy eficaz. Se consiguen unas cifras de control local elevadas. Y esto se traduce en un aumento de la supervivencia de los pacientes. Participa en la curación de prácticamente la mitad de los pacientes. También es potente a la hora de controlar el dolor. Y tiene una gran ventaja, permite preservar órganos –para cáncer de mama, vejiga o ano, por ejemplo–.
P.- ¿En qué consiste un proceso de radioterapia?
R.- Se puede administrar de varias formas, externa o internamente. La primera se hace con máquinas, mediante dispositivos que desprenden radiación –electrones, protones o fotones– y que la 'disparan' a un tumor. Este proceso se hace sobre pruebas de imagen y con algoritmos de cálculo complejos. Es como un juego de PlayStation: se ataca de forma virtual a un blanco interno que se mueve y que está rodeado de órganos que deben protegerse. A continuación, tras esta simulación, todo se traslada al paciente.
Por contra, en la radioterapia interna, se colocan las fuentes en el tumor, en su lecho o en alguna cavidad. Es la parte quirúrgica de esta especialidad. Se hace bajo anestesia y es invasiva. Pero no vale para todos los cánceres. No tiene sentido, por ejemplo, en un tumor cerebral porque se puede intervenir quirúrgicamente, pero sí sirve para casos ginecológicos o de próstata –se puede acceder de forma más sencilla–.
P.- ¿Cómo destruye la radiación las células cancerígenas?
R.- No las elimina todas de repente. Durante el tratamiento, que puede durar de uno a 40 días, se mata a una determinada cantidad de células y el resto quedan programadas para fallecer. De manera que, semanas o meses después, cuando quieren dividirse, mueren. Por ejemplo, puede ocurrir que en un paciente con cáncer de próstata se le haga una biopsia a los cuatro meses y sea positiva, pero a los dos años, ya no.
P.- ¿La radioterapia se puede utilizar en cánceres muy extendidos en el cuerpo?
R.- Desde el punto de vista académico es un tratamiento loco-regional.Pero esto ha cambiado totalmente. Actualmente, se usa en pacientes metastásicos, más allá de su función paliativa. Se sabe que si tienes un estado que se llama oligometastásico con baja carga tumoral, se pueden llegar a 'curar' si se actúa agresivamente con esta técnica, como ocurre con pacientes con cáncer de colon con metástasis en el hígado o de pulmón con cerebro. Además, con la introducción de la inmunoterapia, se ha hecho más, porque combinan muy bien, ya que se estimula el sistema inmune y éste luego actúa mejor.
P.- ¿Cree que la radioterapia está estigmatizada?
R.- La radioterapia se usa mucho, pero se conoce poco. Muchísimos la reciben y hay cánceres para los que se utiliza en un 60 o 70% como puede ser el de próstata. Lo que ocurre es que existe un prejuicio en la población general, comprensible, porque se asocia a la radiación y ésta se vincula con bombas atómicas o desastres nucleares.
Ahora bien, no es el único grupo que desconoce este tratamiento. Hay muchos médicos que no saben que es muy efectivo, seguro e innovador. Como tiene muchos años, en relación con otras modalidades como la 'quimio' o la 'inmuno', piensan que es antiguo. Además, se acuerdan de los efectos secundarios de la 'radio' que se hacía hace muchos años, pero ya no tiene nada que ver con la que se hace ahora. Es como las cirugías de hace tiempo, comparadas con las actuales.
P.- ¿Es segura la radioterapia? ¿Son peligrosos sus efectos secundarios?
R.- A día de hoy, como se han desarrollado tratamientos tan precisos, es imposible fallar, La radiación que reciben los órganos sanos está muy controlada. Así que el riesgo de efectos secundarios es mínimo. Depende de la zona y de lo que haya cerca. Por ejemplo, en un tumor de pulmón se puede producir una inflamación de tejidos alrededor. O cuando radias la próstata, que está debajo de la vejiga y delante del recto, este se puede irritar. Con todo, los efectos son mínimos y prácticamente no se ven ya, aunque nadie está libre de tenerlos, como con cualquier tratamiento. Eso sí, no es para nada como lo que se hacía antes. De hecho, existe incluso una tecnología, los protones, que se depositan justo encima del tumor sin tocar nada cerca.
P.- ¿Existen países punteros en radioterapia en los que fijarnos?
R.- Es la tecnología asociada a la medicina más cara. Con lo cual, los países mejor dotados son los más desarrollados. Eso sí, esto no quiere decir que no sea costo-eficiente. Se hace una inversión importante al principio, pero luego se compensa, porque son máquinas que duran muchos años, trabajan mañana, tarde y, en algunos casos, noche y tratan a miles de pacientes. Así que, si haces el cálculo de cuánto cuesta un tratamiento con 'radio' y comparas con una cirugía o una intervención sistémica, es más costo-eficiente.
¿Qué países son punteros? Pues yo puedo hablar de España. Durante muchos años tuvimos un problema de obsolescencia tecnológica, pero gracias a las donaciones de la Fundación Amancio Ortega y al plan de Inversión en Equipos de Alta Tecnología del Sistema Nacional de Salud –fondos europeos– se ha conseguido renovar todo el parque de aceleradores lineales del país. Y encima, se van a implementar 10 centros de protonterapia en la sanidad pública, de manera que vamos a ser el país europeo más dotado. Estamos al nivel de Francia e Italia y mejor que el Reino Unido, probablemente.
P.- Teniendo en cuenta que cada vez los cánceres se detectan antes, la radioterapia parece una herramienta con mucho futuro.
R.- El futuro es muy prometedor, porque cuanto antes se detecte un cáncer y más localizado esté, resulta mejor un tratamiento local como el nuestro, que es muy efectivo cuando un tumor es pequeño. Y si nos vamos al otro extremo, cuantos mejores tratamientos sistémicos –'quimio' e 'inmuno'– existan, más se nos necesitará, como intensificadores, para determinadas zonas.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.