Vicente Esplugues (Valencia, 49 años) no es un cura cualquiera. Misionero en Camerún o Venezuela y amante de la música heavy metal es conocido por ser la voz de 'La sotana metálica', un espacio que ha liderado durante más de cinco años en RNE con su particular visión del mundo a través del rock y el Evangelio y que dejó de emitir poco antes del inicio de la pandemia.
Ahora, este sacerdote comparte en esta entrevista con 65Ymás, la dura experiencia que vivió el pasado marzo en la morgue del Palacio de Hielo, donde ofició responsos diarios en uno de los momentos más duros de la pandemia. Esplugues (@VicenteEsplugues) cuenta lo impactante que fue ver el recinto lleno de cadáveres de fallecidos que no había podido ser incinerados. "Estamos acostumbrados a dar consuelo, pero no así", reconoce, mientras señala que muchas familias se le han acercado posteriormente para dar las gracias por este acompañamiento.
Por esta razón, este párroco que oficia misa en una parroquia de Madrid y se ha convertido en youtuber con su Escuelilla de la vida, fue seleccionado también para participar en el video-homenaje de Nacho Cano para despedir el 2020 en la Puerta del Sol, mostrando una vez más su pasión por el poder inspirador de la música. Además reflexiona sobre el rol residual que han tenido los mayores durante esta crisis dentro de la sociedad y critica el individualismo de los políticos que quieren ponerse antes la vacuna. "Habría que hacer una redirección de ruta, como en Google", opina.
Esplungues –en el medio– en el videoclip de Nacho Cano para despedir 2020.
PREGUNTA.- Has estado en muchas situaciones fuera de lo común, misionero en Camerún o Venezuela, ¿viste algo comparable con lo que viviste en el Palacio de Hielo?
RESPUESTA.- Cada experiencia es única, pero lo que viví en marzo fue impactante. Fue ver con mis propios ojos lo que normalmente solo ves en los informativos. Generalmente estas noticias te llegan de fuera, de lugares lejanos, pero el coronavirus ha sido como un tsunami que se va acercando poco a poco y que al final te arrasa. Ya no todo es tan lejano sino que te afecta directamente. Ir a la pista del Palacio de Hielo con 700 cadáveres en ataúdes, casi sin identificar, ha sido muy duro.
P.- ¿Qué sentiste cuando entraste por primera vez en en Palacio de Hielo?
R.- Lo primero, yo iba bastante inquieto por lo extraordinario de los protocolos de seguridad. Llevaba un salvoconducto, pero pasar todos esos controles de seguridad, la verdad es que asustaba. Normalmente cuando vas a hacer responsos, todo el mundo te espera, pero aquí era un clima bastante hostil. Aún así, íbamos los cinco sacerdotes con la motivación de poder ser consuelo, no tanto para los difuntos, sino para sus familias intentando dignificar ese momento y dar un trato humanizado dentro de las circunstancias a 4º C bajo cero... Con el tiempo ha habido gente que nos ha contactado y nos ha agradecido el gesto a los curas que participamos en el Palacio. Recuerdo una mujer que me decía "Gracias Vicente, mi padre estaba allí. Gracias por ser consuelo".
"Con el tiempo ha habido gente que nos ha contactado y nos ha agradecido el gesto a los curas que participamos en el Palacio"
P.- Ahora estamos en plena tercera ola y subiendo, ¿crees que podremos volver a ver imágenes similares? ¿Hemos aprendido algo desde marzo?
R.- Pues parece que no. Se está evidenciando el 'sálvese quien pueda', el que cada uno vaya hacia su propio interés. Lo colectivo, lo fraterno, lo solidario se ve más en los barrios que en la clase política... Yo he visto mucha solidaridad, tanto con la pandemia, como con los efectos de la nevada Filomena. La gente de los servicios esenciales, los supermercados, los transportes, han estado ahí, pero están agotados de intentar ayudar. Esto contrasta con las peleas políticas y con algunos que se quieren poner la vacuna antes que nadie.
Esplungues en el programa de radio de RNE
P.- En relación a las franjas de edad de las vacunas y ciertas discriminaciones, ¿cómo crees que se ha tratado a los mayores durante la pandemia?
R.- Yo creo que se ha infantilizado a los mayores. Muchos necesitan ayuda porque son dependientes, pero muchos otros tienen criterio y su opinión podría contar mucho, pero no se les pregunta, no se les escucha. Incluso hemos visto cierto alarmismo, que ha llevado a proteccionismo por parte de los hijos que han limitado las visitas. Desde la parroquia del barrio hemos visitado a muchos mayores y a muchas residencias donde los mayores decían: "no me moriré de Covid, pero se han olvidado de mi, me voy a morir de pena". Nosotros entendemos lo de limitar los aforos, eso ha hecho que muchos feligreses mayores se quedasen en casa, pero nos hemos abierto al mundo telemático, con charlas y misas online. No se pueden quedar aislados.
"Se ha infantilizado a los mayores durante esta pandemia"
P.- Tú no eres un párroco cualquiera, eres amante del rock y creador de la sección radiofónica La sotana metálica, ¿cómo crees que puede ayudar la música en momentos difíciles?
R.- Yo no soy tan diferente, predico el mismo Evangelio que el resto. Somos muy de prejuzgar y meter a la gente en cuadrículas. Yo prefiero no guiarme por esos límites. Pero sí es cierto que tengo una concepción de la música como la banda sonora de nuestras vidas en la que hay de todo, para momentos románticos, para momentos épicos... Y para mí el rock metal, desde pequeño en mi barrio del Cabanyal de Valencia, ha representado el espíritu combativo. Cuando la gente cantaba durante la cuarentena el Resistiré del Dúo Dinámico, yo pensaba en el Resisitiré de Barón Rojo.
"Cuando la gente cantaba durante la cuarentena el 'Resistiré' del Dúo Dinámico, yo pensaba en el 'Resisitiré' de Barón Rojo"
P.- Precisamente en uno de tus últimos vídeos en youtube de la Escuelilla de la Vida, hablas de una canción mítica de Platero, 'El roce de tu cuerpo'. ¿Es posible reinterpretarla en clave religiosa?
R.- Sí, claro. La canción a mi me recuerda ahora a ese "roce prohibido" en tiempo de coronavirus, a no perder la humanización. Ese estribillo "lo que estaba bien ahora está fatal..." es muy aplicable a los tiempos que vivimos. Creo que Jesús llama a todos y yo veo la música integrada en lo espiritual, con los problemas de la vida cotidiana. Yo me comprometo con ella, con la palabra de Dios y su obra. Una es consecuencia de la otra.
P.- ¿Y con qué enseñanza o canción te quedarías para lo que queda por venir en este año tan incierto?
R.- Me viene a la cabeza la canción de Los Suaves: Si pudiera, que dice algo así como "Si pudiera a la tienda de los sueños...". Yo creo que este año hay que aprovechar para recalcular la ruta de nuestra vida. Me molaría mucho, que fuese como lo que pone Google cuando buscas un destino "recalculando ruta", y que fuésemos menos hacia una sociedad individualista y más hacia la solidaridad y la fraternidad, a valorar más a los mayores. Ojalá la sociedad deje de considerarlos como un "descarte". Eso es lo que pido.
"Yo creo que este año hay que aprovechar para recalcular la ruta de nuestra vida"