Sociedad

Las incineraciones siguen comiendo terreno a los entierros y muy pronto serán superiores

65ymás

Viernes 1 de noviembre de 2019

4 minutos

Es la opción elegida en el 41,2% de los fallecimientos y aumentará hasta un 60% en 2025

Entierro
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Viernes 1 de noviembre de 2019

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La incineración fue la opción elegida en el 41,2% de los fallecimientos en el año 2018, según datos provisionales de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (PANASEF), que estima que este porcentaje aumente hasta un 60% en 2025, superando a las inhumaciones.

Así se desprende del estudio 'Radiografía del Sector Funerario 2019', elaborado por PANASEF, la asociación que representa a las empresas prestadoras del 70% de los servicios funerarios en España.

El informe revela que de los fallecidos en 2018, un total de 250.435 fueron enterrados, el 58,8% del total, frente a 175.618 que fueron incinerados, el 41,2%. Así, aunque la inhumación sigue superando a la incineración, esta última está creciendo en los últimos años.

De esta forma, en 2016, las incineraciones suponían el 36,9% del total de fallecimientos; en 2017, el 38,4% y en 2018, el 41,2%, según el estudio. Además, pone de manifiesto que algunas capitales de provincia han superado el 70% de incineraciones, siendo más en zonas urbanas que en zonas rurales.

En España hay 442 hornos crematorios y se sitúa como el país de Europa con mayor número de instalaciones de cremación, según el estudio. En línea con la nueva legislación propuesta por la Unión Europea y el compromiso del sector con el medio ambiente, las empresas, a pesar de estar cumpliendo ya los límites que establece la ley, continúan realizando fuertes inversiones instalando y mejorando filtros que minimizan más aún las emisiones a la atmósfera, según PANASEF.

La Iglesia prohibe esparcir las cenizas

Consciente de que la cremación de los cadáveres está superando ampliamente al viejo rito de la inhumación y enterramiento, más acorde con la tradición cristiana, la Iglesia católica dictó nuevas reglas para esta práctica en octubre de 2016.

El entonces prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, presentó un nuevo documento titulado 'Para resucitar con Cristo' en el que se estableció que la cremación de los difuntos "no es contraria a la doctrina de la Iglesia", pero se dispusieron rígidas reglas sobre la conservación de las cenizas.

La instrucción, aprobada explícitamente por el Papa y dirigida a los obispos, señaló que, si se lleva a cabo, "no está permitida la conservación de las cenizas en el hogar", excepto en "casos de graves y excepcionales circunstancias", y que en ningún caso "pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares".

El texto dejó clara la preferencia de la Iglesia católica por la sepultura, pero advierte de que no se debe hacer con las cenizas lo mismo que se hizo en el pasado con las reliquias de los santos. La Santa Sede anotó además las ventajas de la inhumación en cementerios, "que favorece la compasión y el respeto a los cuerpos así como el recuerdo y la oración", pero al mismo tiempo reconoció que la cremación se trata de una alternativa religiosamente válida.

A este respecto, señaló como punto esencial que "si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente". De hecho, muchas iglesias o cementerios cuentan con lugares predispuestos para este fin.

Asimismo, el documento recordó que "después de la celebración de las exequias, la Iglesia acompaña la cremación con especiales indicaciones litúrgicas y pastorales, teniendo un cuidado particular para evitar cualquier tipo de escándalo o indiferencia religiosa".

Por ello, la Iglesia católica especificó que "para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos", como se hace ya en algunos ambientes. De hecho, la Iglesia niega las exequias a quien pida que sus cenizas sean esparcidas en la naturaleza tras la cremación.

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