Cuando en el año 2000 en Austria se formó un Gobierno de coalición que incluía un partido ultraderechista, la UE, integrada por 15 estados en aquel momento, impuso sanciones al país. Ahora, más de dos décadas después, los partidos de extrema derecha han ganado peso en todo el bloque y forman parte incluso del Ejecutivo de uno de los países fundadores: Italia.
El Partido de la Libertad (FPO) de Jörg Haider fue quien abrió el camino. El 26,9% de los votos en las elecciones de 1999 le situó como segunda fuerza y llevó al Partido Popular (OVP) a formar coalición con esta formación, cuyo primer líder fue un antiguo miembro de las SS. La UE reaccionó suspendiendo los contactos bilaterales con el Gobierno austríaco, aunque la represalia solo estuvo unos meses en vigor.
Hace unos años, en 2017, el OVP reeditó la coalición con el FPO, ahora comandado por Heinz-Christian Strache, que abandonó el gobierno y el partido en 2019. Esa vez, ni en Bruselas ni en el resto de capitales comunitarias suscitó tanto revuelo la ultraderecha en el Ejecutivo austríaco.
Francia
Para los partidos de extrema derecha, el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen (Francia) fue un espejo donde mirarse durante mucho tiempo. En 2002, Le Pen consiguió pasar a la segunda vuelta en las presidenciales, pero la unidad tanto de la derecha como de la izquierda en torno al conservador Jacques Chirac impidió su victoria.
Su hija Marine Le Pen cogió su relevo en 2011 y siguió los pasos de su padre e incluso mejoró sus datos con el mismo resultado, ya que en Francia seguía y sigue imperando el cordón sanitario a su partido, rebautizado como Agrupación Nacional en 2018 en un intento por dejar atrás su pasado.
Marine Le Pen
Le Pen logró llegar también a la segunda vuelta en las presidenciales tanto de 2017 como de 2022, perdiendo las dos veces contra Emmanuel Macron y con un resultado de un 33,9% y un 41,46% respectivamente. En las parlamentarias duplicó los votos, alcanzando el 17,3%. Pero su mayor hito ha sido la primera plaza en las europeas de 2014.
Alemania
En otro de los países clave en la Unión Europea también ha imperado hasta día de hoy el cordón sanitario a la ultraderecha. En este país, Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido en los últimos años representación en todos los parlamentos regionales, obteniendo la segunda plaza en algunas regiones -en general en la antigua república democrática (RDA)-, pero no ha entrado en ningún gobierno.
El partido ultraderechista consiguió entrar por primera vez en el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento alemán) tras las elecciones de 2017, con el 12,6% de los votos. Ese año se alzó como la primera fuerza de oposición debido a que los conservadores de la CDU de Ángela Merkel y los socialdemócratas del SPD sellaron una gran coalición.
Alice Weidel, líder de la ultraderecha alemana
La formación no tiene tanta historia como otras. Se fundó en 2012 como un movimiento antieuropeo, pero ha evolucionado en su discurso, adoptando posiciones claramente contrarias a la inmigración que se vieron alentadas con la llegada de más de un millón de refugiados al país en 2015. Una reciente encuesta ha situado a AfD como la segunda fuerza en Alemania, con el 18% y por delante del SPD del canciller Olaz Scholz. Tras ello, el líder de la CDU, Friedrich Merz, aseguró que mientras siga al frente del partido conservador no pactará con AfD, al que tildó de "xenófobo y antisemita".
Italia
Por otra parte, Italia cuenta con su primera jefa de Gobierno de un partido ultraderechista desde el pasado octubre: Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia (FDI). La formación, cofundada por la misma Meloni en 2014, tiene sus orígenes en el Movimiento Social Italiano (MSI), heredero del fascismo al que sucedió luego Alianza Nacional (AN).
En realidad, lo único que ha hecho Meloni ha sido reeditar el bloque que configuró en su día Silvio Berlusconi y que le llevó al Gobierno en 1994. El líder de Forza Italia unió fuerzas con Alianza Nacional y la Liga Norte, un partido ultraderechista y que en su origen defendía los intereses de la parte septentrional del país.
Giorgia Meloni
Sendos partidos repitieron la fórmula en 2001 y 2008, siempre con Berlusconi a la cabeza. Tras su dimisión en 2011, el equilibrio de fuerzas se reconfiguró. La Liga Norte, ya con Matteo Salvini al frente, pasó a llamarse solo Liga, convirtiéndose en la tercera fuerza más votada en las elecciones de 2018 y a adelantar al resto de miembros del bloque. El partido pactó con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), una coalición de gobierno con el jurista Giuseppe Conte al mando.
Tanto la Liga como Forza Italia respaldaron en 2021 el Gobierno del tecnócrata Mario Draghi, mientras que Hermanos de Italia optó por quedarse al margen, una decisión que valió al partido auparse con el primer puesto en las elecciones del pasado septiembre y convirtió a Meloni en la primera mujer en liderar un Gobierno en Italia.
Hungría y Polonia
La ultraderecha ya llevaba tiempo gobernando en estos dos países del este. Además, en ambos casos, las derivas de sus respectivos gobiernos han llevado incluso a Bruselas a adoptar medidas de represalia.
En Hungría, el Fidesz de Viktor Orban gobierna desde 2010, erigiéndose como el gran protector de la cultura europea, el cristianismo y la familia tradicional. Con los años, Orban ha ido modelando el sistema a su antojo, llegando a aprobar una nueva Constitución, lo que el Parlamento Europeo ha visto un ataque a la democracia y ha calificado al país de "autocracia electoral".
Viktor Orban
El partido que gobierna en Polonia, Ley y Justicia (PiS), ha seguido una senda similar a la de Orban, evolucionando desde el centro hasta la extrema derecha. Tras una primera etapa en el poder entre 2005 y 2007 en coalición con dos partidos aún más radicales, el PiS volvió al Gobierno en 2015. Desde entonces, algunas de sus medidas han provocado colisiones frontales con Bruselas, como las relativas a la independencia de los jueces.
Países del norte de Europa
En otros países cercanos, como Letonia, la coalición del primer ministro Krisjanis Karins cuenta entre sus cinco miembros con el partido Alianza Nacional, de corte ultraderechista y que ha estado en todos los gobiernos desde 2011. Aunque el último caso de éxito de un partido de este corte ha sido en Finlandia.
El Partido de los Finlandeses fue la segunda fuerza más votada el pasado 2 de abril y ha entrado a formar parte de la coalición que encabeza la conservadora Coalición Nacional de Petteri Orpo -en la que también están el Partido Cristiano Demócrata de Finlandia (PCDF) y el Partido Popular de Finlandia (PPF).
Coalición Nacional de Petteri Orpo
Por su parte, Demócratas de Suecia, que ha venido experimentando un respaldo en ascenso hasta convertirse en el segundo más votado el pasado septiembre, se ha convertido en clave para la gobernabilidad en el país con su apoyo externo al Gobierno en minoría de derecha que lidera Ulf Kristersson.
Partidos de ultraderecha que no han gobernado
Aunque todavía no han llegado al poder, hay países en los que existen fuerzas ultraderechistas in crescendo. En Portugal, país que se había mantenido ajeno a esta tendencia, surgió Chega en 2019. Este partido se convirtió en tercera fuerza en las elecciones de 2022.
En Grecia, Solución Griega ha conseguido representación parlamentaria en las recientes elecciones, cogiendo el testigo del extinto Amanecer Dorado, que en las europeas de 2014 fue la tercera fuerza.
