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La socióloga y exsecretaria de Estado de Igualdad Soledad Murillo (@soledad_murillo) ha remarcado que la crisis socioeconómica desencadenada por la pandemia ha dejado en evidencia las renuncias que hacen mayoritariamente las mujeres para poder dedicarse a los cuidados de hijos y mayores. "Para cuidar de esa manera hace falta una cooperación necesaria y es que tú te creas que ese papel te corresponde a ti. Desertar del cuidado va a ser la nueva revolución, por lo menos la máxima transgresión", ha dicho.
Murillo se ha pronunciado así durante su intervención como ponente en el XX Aula Ortega y Gasset de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander para estudiantes preuniversitarios excelentes.
Casi el 80% de los estudiantes preuniversitarios que participan este año en el XX Aula Ortega y Gasset, seleccionados por su sobresaliente expediente académico, son mujeres. Además, las seleccionadas en esta edición tienen planes de comenzar carreras de ciencias, a pesar de la "hegemonía masculina" que existe en las juntas directivas de las compañías científico-tecnológicas españolas, lo que Murillo define como "una apropiación de privilegios".
En su opinión, el problema de las empresas es pensar que las mujeres "tienen un conflicto de conciliación entre vida profesional y familiar", siendo éste en la actualidad un país con una baja natalidad.
"Esto es un enorme prejuicio que expulsa a las mujeres de acceder a un sueldo que les dé independencia", ha alertado. Como obstáculo añadido, la ex política ha señalado que, aunque las alumnas de este curso de la UIMP logren tener una independencia económica gracias a sus exitosas carreras científicas, tendrán que luchar también por la independencia emocional. "Esto es clave para que puedan tener su proyecto de vida sin renunciar. La renuncia es una traición a uno mismo".
Soledad Murillo es hoy una figura de referencia en el ámbito de la igualdad. Ocupó el cargo de secretaria general de Políticas de Igualdad en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero durante la legislatura en la que se aprobaron la Ley contra la Violencia de Género (2004) y la Ley de Igualdad efectiva entre Hombres y Mujeres (2007). También formó parte del Comité Comité Antidiscriminación de la Mujer (CEDAW) de Naciones Unidas y volvió una década después a trabajar como secretaria de Estado de Igualdad en el primer mandato de Pedro Sánchez.
Con esa experiencia, Murillo asegura que el feminismo ha tenido "muchas pluralidades y contingencias" en el país, pero que "va a volver a recuperar la unión que lo ha caracterizado".
Ley Trans
En referencia a la recientemente presentada Ley para la Igualdad de las Personas Trans, ha apuntado que "cualquier tipo de proyecto de ley tiene que pensar en cómo va a afectar a otras leyes". "En España somos 1.200.000 mujeres más que hombres, somos la mayoría, y es importante que si hay otras minorías se sumen, pero que no resten ningún tipo de reivindicación que se haya conquistado hasta ahora".
Poniendo las distintas épocas en retrospectiva, la socióloga ha afirmado que cada vez hay más hombres igualitarios, "que necesitan también sentirse entendidos". Si bien, hablando de compromiso, le llama la atención "que haya una asociación de hombres maltratados y no haya una asociación de hombres contra el maltrato".
Asimismo, Murillo considera que la educación se utiliza como "un comodín" cuando se debate sobre la igualdad y que "no se está tratando en las aulas lo que supone el respeto, que es que nadie te reste oportunidades en nombre del amor en ningún caso".
Con todo, reconoce que España está "muy avanzada" en el ámbito de los derechos de las mujeres. "Nosotros hemos cambiado una ley electoral para que las mujeres estén en los cinco primeros puestos. Ni Alemania ni Holanda lo han hecho", ha subrayado.
Al hilo, ha añadido que "trabajar significa poner en una agenda políticas públicas al servicio de la población, no restar oportunidades de tiempo a una mitad de la misma". Por ello, ha defendido que "hay que tomar decisiones pensando en la agenda que te corresponde, en que los cuidados no dependan únicamente de la voluntad de las madres y las abuelas".