Tanatopraxia y Tanatoestética: ¿cuál es la diferencia?

La tanatopraxia, la tarea de embellecer e higienizar a los difuntos, es una profesión desconocida por muchos. Se trata de un oficio que facilita la ceremonia de despedida de los seres queridos, al entregarlos a sus familiares, amigos y allegados para que puedan verlos por última vez en las mejores condiciones posibles, ya que ayuda a que ese momento se lleve a cabo de la forma menos traumática posible. Existe otra práctica, la tanoestética, que también interviene en esta labor de que el cuerpo que queda expuesto en un velatorio tenga la imagen más fiel posible a la que tenía en vida la persona fallecida y que la apariencia ayude a que permanezca un recuerdo grato de la misma.

Según la empresa de servicios funerarios Interfunerarias (@Interfunerarias), la tanatopraxia se ocupa de “las acciones de higienización, restauración, conversación y retoque estético de un cuerpo”. Se trata de un proceso que, en función de la causa de la muerte, dura “alrededor de una hora y requiere unos u otros procedimientos”. Este oficio engloba también la practica de la tanatoestética, que se centra en el uso de cosméticos y procedimientos estéticos como el peinado del difunto, mientras que la tanopraxia emplea procedimientos “más propios de la sanidad”.

Desde Unión Funeral, único centro dedicado a la formación de profesionales en el sector funerario acreditado por la Comunidad de Madrid y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para expedir el certificado profesional en tanatopraxia, esta disciplina hace referencia a las prácticas que se realizan en un difunto para su higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético. El propio centro constata que “puede ser una profesión que cause muchas dudas ya que el acceso a la misma y las tareas que se realizan no son del todo conocidas”.

Cómo se realiza la tanatopraxia

La formación en esta disciplina que se imparte en los centros acreditados por el SEPE consiste en un programa educativo “multidisciplinar donde se obtienen conocimientos básicos referentes a la anatomía humana junto a técnicas específicas de la profesión de embalsamamiento, restauración y maquillaje”, según Unión Funeral. Aunque la tanatopraxia y al la tanatoestética se suelen llevar a cabo en el mismo tanatorio donde se velará el cadáver, se trata de una profesión demandada no solo en tanatorios, sino también en hospitales, centros de investigación forense, geriátricos o bancos de órganos y tejidos. La misma fuente afirma que un tanatopractor “puede llegar a cobrar hasta los 2000 € mensuales que se pueden ver aumentados si se cuenta con mayor experiencia”.

Según Interfunerarias, empresa fundada en Ávila y con delegaciones en la mayor parte de España, el objetivo de la tanatopraxia es conservar el cadáver de forma temporal o definitiva, “para dejar el cuerpo en un estado lo más natural posible”. Para lograr este objetivo, se lava y desinfecta el cadáver de bacterias que aceleren su descomposición, se taponan boca (que se sutura) y nariz y se procede al maquillaje y peinado. “En concreto, el tanatopractor se ocupa de extraer tejidos, retirar prótesis y dispositivos como el marcapasos y usar biocidas para conservar o embalsamar el cuerpo”. Además, “en algunos caso habrá que recomponer partes que hayan sufrido especialmente los efectos de una enfermedad o de un traumatismo, dar puntos de sutura donde se requiere y ocultar marcas en la piel, algo que suele quedar más en el plano de la tanatoestética”.