Seguro que nunca te has planteado que aquello que utilizamos para limpiar y desinfectar los principales lugares de nuestra casa, así como nuestro propio cuerpo, sean el principal foco de cultivo de gérmenes y bacterias.
Desinfectar las esponjas de baño o los estropajos de cocina es realmente importante para evitar que los microorganismos que en ellas se acumulan traspasen a nuestro cuerpo o a los utensilios con los que comemos.
Lo ideal es limpiar las esponjas y estropajos al menos una vez cada cuatro días, pero si esta labor te parece tediosa, te recomendamos cambiarlas una vez al mes.
Pero si optas por su desinfección y limpieza, te indicamos algunos consejos para hacerlo de la forma más eficaz y sencilla:
Para evitar que se produzcan bacterias fruto de la humedad es necesario que se sequen correctamente, de ahí que el lugar donde las dejemos sea muy importante, siendo preferible que respire por todos los lados.
Pero recuerda, limpiar o cambiar periódicamente tus esponjas y estropajos para evitar problemas de salud es siempre los más recomendable, ya que estos objetos, especialmente la esponja de la cocina, son capaces de albergar una comunidad bacteriana abundante y, en algunos casos, patógena, como parientes cercanos de las bacterias que causan neumonía y meningitis, según indica un estudio del Instituto de Medicina de Precisión (IPM) de la Universidad de Furtwangen, Villingen-Schwenningen, en Alemania.
Existen en el mercado algunos que se anuncian como “antibacterias” y ayudan a impedir su crecimiento, quizás sea un bien momento para probarlos.