Úrsula Segoviano
Cuídate +
El insomnio y los fármacos para dormir tienen este efecto en los mayores
Un estudio los relaciona con un mayor riesgo de discapacidad

Dormir mal en la mediana edad tiene estas consecuencias a largo plazo
El insomnio es un problema importante para la salud y la calidad de vida de los adultos mayores, ya que hasta la mitad de los de más de 65 años experimentan síntomas de insomnio. En un nuevo estudio, investigadores de la Facultad de Salud y Desarrollo Humano de Penn State y de la Universidad Médica de Taipéi (Taiwan) analizaron cinco años de datos de adultos mayores en EE.UU. Descubrieron que un mayor nivel de síntomas de insomnio y de uso de somníferos se asociaba con un mayor riesgo de discapacidad un año después.
Según los investigadores, cada año que una persona experimentaba un aumento gradual de los síntomas de insomnio, su riesgo de sufrir alguna discapacidad en algún aspecto de su vida diaria aumentaba un 20%. Un nivel de riesgo similar se asoció con un mayor uso de somníferos. Las personas que experimentaban insomnio con regularidad y usaban somníferos presentaban el mayor riesgo de que la discapacidad afectara sus actividades diarias.
Los resultados del estudio, publicado recientemente en la revista 'Sleep', indican la importancia de tratar adecuadamente el insomnio, han afirmado los investigadores.
"Cuando evaluamos la relación entre la discapacidad, el insomnio y el uso de medicamentos para dormir, descubrimos que cuanto más usaban los adultos mayores los medicamentos o experimentaban más síntomas de insomnio, más rápidamente presentaban una mayor discapacidad", ha afirmado en un comunicado Orfeu Buxton, profesor de Salud Bioconductual Elizabeth Fenton Susman en Penn State, profesor cofinanciado por el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales y coautor del estudio.
Más de 6.000 participantes
Los investigadores analizaron datos de 6.722 participantes en el Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento (NHATS), que capturó una muestra nacional de beneficiarios de Medicare mayores de 65 años. El equipo utilizó más de 22.000 observaciones individuales de las primeras cinco oleadas de recopilación de datos, recogidas entre 2011 y 2015.
Los datos de la NHATS incluyeron mediciones anuales de discapacidad mediante un cuestionario validado. Este indagaba sobre actividades de autocuidado, como vestirse, comer, usar el baño y ducharse. También indagaba sobre actividades de movilidad, como levantarse de la cama, moverse en interiores y salir al exterior.

Para cuantificar la relación entre estas variables, se midieron los datos de los participantes según una escala numérica establecida para la discapacidad. Para cada actividad de autocuidado, se clasificó a los participantes como "plenamente capaces" de completarla por sí solos; "vulnerables" a la discapacidad si utilizaban adaptaciones, reducían su participación en la actividad o tenían dificultades con las tareas; o "necesitaban ayuda" si no podían completar una actividad sin ayuda.
La clasificación de "plenamente capaces" se puntuó con un punto; "vulnerables" con dos; y "necesitaban ayuda" con cuatro puntos; las puntuaciones más altas representaban niveles más altos de discapacidad.
'Medir la discapacidad'
Cualquier aumento de dos o más en la puntuación general de una persona representaba un nivel clínicamente significativo de discapacidad relacionada con el autocuidado o la movilidad, según un estudio previo realizado por otros investigadores.
Los datos de la NHATS incluyeron cinco niveles de frecuencia de síntomas de insomnio y uso de somníferos: nunca, una vez a la semana, algunas noches, casi todas las noches y todas las noches. "Nunca" se puntuaba con un punto, y cada nivel valía un punto más, hasta llegar a "todas las noches", con cinco puntos.
Por cada nivel de aumento en la frecuencia de los síntomas de insomnio reportados, la puntuación de discapacidad fue, en promedio, 0,2 veces mayor al año siguiente. Por cada nivel de aumento en la frecuencia del uso de medicamentos para dormir contados, su puntuación de discapacidad fue, en promedio, 0,19 veces mayor al año siguiente.
"Estos resultados indican que tanto el insomnio como el uso de somníferos podrían contribuir a la discapacidad", ha destacado Tuo-Yu "Tim" Chen, profesor adjunto del programa de salud global y seguridad sanitaria de la Universidad Médica de Taipéi (Taiwán) y autor principal del estudio. Y ha reconocido: "A modo de ejemplo, estas cifras sugieren que un adulto mayor que aumentara el uso de somníferos de 'nunca' a 'todas las noches' a lo largo de cinco años probablemente desarrollaría una discapacidad clínicamente significativa. A nivel individual, no podemos predecir el riesgo con tanta precisión, pero si un adulto mayor presenta problemas de sueño prolongados o usa somníferos a lo largo del tiempo, es muy probable que desarrolle una discapacidad".
Según un estudio previo del mismo equipo de investigación, los somníferos aumentan la probabilidad de caídas en adultos mayores. Buxton ha declarado que sospechan que las caídas son una razón importante por la que los somníferos se asocian con mayores niveles de discapacidad.
Numerosos estudios han demostrado el daño físico, mental y emocional que puede causar el insomnio, han establecido os investigadores. La conexión que encontraron entre los síntomas del insomnio y la discapacidad confirmó su hipótesis.
Debido a que tanto el insomnio como los medicamentos para dormir pueden contribuir a la discapacidad, las personas mayores necesitan controlar su insomnio de manera segura y eficaz, según Soomi Lee, profesora asociada de desarrollo humano y estudios familiares en Penn State y coautora del estudio.
"El insomnio puede afectar la calidad de vida de una persona tanto directa como indirectamente. Cualquier adulto mayor que experimente insomnio o use somníferos debe consultar con su médico sobre el sueño. Cuando los médicos conocen los problemas del sueño, pueden revisar la medicación de los pacientes para asegurarse de que las interacciones farmacológicas no sean un desencadenante del insomnio. Los médicos también pueden conectar a los adultos mayores con tratamientos que controlan el insomnio de forma más segura que los medicamentos", han aconsejado los investigadores.
Terapia cognitivo conductual
La terapia cognitiva conductual, que ayuda a las personas a identificar y modificar patrones de pensamiento o comportamiento, es un tratamiento seguro y efectivo para el insomnio, dijeron los investigadores.
Muchos adultos mayores creen que las interrupciones del sueño son parte natural del envejecimiento, pero son un problema real que debe abordarse –ha aclarado Lee–. Y es poco probable que este problema mejore a menos que las personas consulten con sus médicos. No hay suficientes clínicas del sueño, especialmente en zonas rurales, por lo que las personas mayores podrían tener que abogar por sí mismas para recibir el tratamiento adecuado.